Llevo un par de semanas ofreciendo formación gratuita y no reconocida, ni a asistentes ni a mí, en mi centro educativo acerca del uso de Microsoft Teams. De la manera en que se puede usar la herramienta, de uso “legal y reconocido por parte de mi administración educativa”, para gestionar, tanto a nivel pedagógico una clase, poder trabajar en proyectos intercentros o, la realización de comunicaciones entre Departamentos, Equipos Docentes y facilitación de la gestión administrativa de determinadas tareas.

Una de las cosas en las que insisto en la formación, es en la necesidad de desligar herramientas de comunicación de uso familiar o entre amigos, del uso profesional de las mismas. En el caso de la comunicación todos los Departamentos de mi centro tienen un grupo de WhatsApp, al igual que en la mayoría de los centros educativos, para la comunicación. Y eso es algo que debería ir desapareciendo con el uso de Teams. Quién dice Teams, dice cualquier herramienta que tengáis en vuestros centros educativos. Incluso el correo electrónico es menos lesivo para vuestra vida personal que esos grupos en WhatsApp o Telegram que habéis creado, con toda la buena fe, para comunicaros. Sé que hay Comunidades que han firmado convenios con Google. También os sirve el uso de chat de Google como alternativa al uso de WhatsApps.

No somos profesionales 24/7/365. Al menos no deberíamos serlo. Y, para ello, nada mejor que empezar a desligar herramientas profesionales de herramientas personales. Lo del WhatsApp es solo el principio. Después de eso tendría que venir el bloqueo de correos electrónicos a partir de una determinada hora del viernes y la regulación de nuestros tiempos, más allá de nuestra jornada laboral. Recuerdo que la jornada laboral del profesorado es de 37,5 horas. En esas horas hay tiempo para poder gestionar el aula y dar clase. Sé que hay semanas que quizás, por evaluaciones o reuniones varias, puede superarse ese horario, pero la excepción no debería convertirse en la regla.

El problema de usar una herramienta “personal” para uso “profesional” es que no acabamos desconectando nunca de nuestra profesión. Además, tiene un problema añadido: a todos nos cuesta diferenciar ese uso profesional del uso personal. A mí no me importa que me lleguen memes de un determinado grupo de “amigos” (que pueden ser o no compañeros de profesión). El problema es que me lleguen memes en alguno de esos grupos que, con toda la buena intención, han montado mis compañeros para cuestiones profesionales.

No sé si me he explicado. Creo que se lo he explicado mejor a mis compañeros. A ver cómo funciona. Y sí, sé que hay cosas de resolución rápida muy puntuales, pero teniendo Teams (o una herramienta específica profesional) instalado en el móvil, funciona igual que un WhatsApp. Algún día tendremos que hablar del porqué la administración educativa no nos dota de herramientas laborales porque, lo de ir usando tu móvil porque la conexión a internet de tu centro es una mierda o tener que comprarte un ordenador para trabajar en casa, es algo que no se entiende. ¿Os imagináis que un médico tuviera que comprarse su bisturí? Pues eso.

Por fin es viernes. Seguro que habéis currado lo indecible esta semana, en la que muchos centros educativos estáis de evaluaciones iniciales. Descansad el finde. Os lo merecéis.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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