¿Os imagináis a un médico que fabrique sus herramientas de trabajo? ¿Os imagináis que un médico tuviera que saber el proceso de fabricación de un estetoscopio, el de todos los medicamentos que receta y, además, los pacientes le dijeran cómo tiene que hacer su trabajo? ¿Alguno realmente se plantea que un paciente tenga la potestad de decir qué proporción de anestesia es la mejor para la operación que le van a realizar? ¿Alguien se imagina que en las Facultades de Medicina se enseñara a diagnosticar y operar por parte de quienes, en su vida, han pisado una consulta médica o trabajado en una mesa de operaciones? ¿Alguien se plantea lo anterior?

Pues va a ser que quizás haya profesiones en las que se tenga claro quién decide o qué estrategias va a tomar el profesional para mejorar la calidad de vida de sus pacientes o, incluso, en la mayoría de casos proceder a su curación completa. Quizás, impedir que todo el mundo opine acerca de qué hacer y cómo debería hacerse, hace que nuestro sistema sanitario sea de los mejores del mundo. Quizás, y sólo quizás, sea que tanto la formación inicial del médico como el posterior MIR en hospitales sean un buen sistema para elegir a los mejores profesionales sanitarios. Quizás la autonomía en sus decisiones y el plantear dedicarse a lo que saben con independencia de cambiar a menudo, según las empresas que suministran materiales a destajo que, supuestamente, permitan mejorar su trabajo, esté mucho más en manos del sentido común y de la necesidad de que sirvan para curar. Y en medicina es muy fácil saber si algo funciona o no.

Ser un buen profesional médico es saber tratar a los pacientes y, cómo no, proceder a un buen diagnóstico de la enfermedad que padecen para ofrecer la mejor alternativa posible para su cura. A ningún médico se le ocurre hacer caso del paciente que ha buscado en Google sus síntomas y ha leído acerca de tal o cual solución a los mismos. Google, a diferencia de otras profesiones, no sirve para un médico. Al menos, no para un buen médico.

Un médico tiene al paciente y busca soluciones para mejorar su estado de salud. Un cirujano no fabrica sus bisturís. Un cirujano cuando tiene a un enfermo en la mesa de operaciones, en lo único que piensa es en cómo va a conseguir que esa operación salga bien porque, por suerte o por desgracia, esa es su función y nadie le exime de esa responsabilidad.

Unas reflexiones rápidas, en formato lunes, acerca de los médicos y que no tienen, ni por asomo, nada que ver con las que podría haber realizado para un docente.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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