En el día de ayer publiqué varias investigaciones que refutan los principales mitos sobre aprendizaje (Mitos sobre aprendizaje y educación (volumen I)) que, lamentablemente, se han difundido de forma masiva entre muchos docentes y sociedad en general. Es importante contraponer ciencia frente a ideología o creencias, especialmente en algo tan sensible como es la educación. No solo en educación ya que, por desgracia, las pseudociencias también están campando a sus aires en otros ámbitos de nuestra sociedad como pueden ser el sanitario, económico e, incluso el energético.

Fuente: https://twitter.com/PascualGil1/status/1486074435123793925

Vuelvo a poner la imagen que me llevó a escribir lo de ayer y me gustaría, antes de nada, confesaros que el artículo de ayer y las investigaciones que expuse no las busqué haciendo una búsqueda rápida en Google ya que, por desgracia, soy un diógenes digital y tengo una carpeta en mi ordenador que se llama «trolas EDU» en la que tengo todas las investigaciones y lecturas que voy haciendo. Siempre me he planteado tenerlo ordenado pero, lamentablemente soy del segundo tipo de personas.

Fuente: https://twitter.com/kaydenhines

Por tanto, sin más dilación voy a escribir acerca de los neuromitos, muy relacionados con el boom de charlatanes que han aparecido últimamente para hablarnos de neuroeducación. Un detalle, si veis a alguien que pone en su perfil de Twitter que es neuroeducador y ha estudiado Magisterio, complementado con un cursillo o máster acerca de algo «neuro», poned en barbecho lo que está diciendo. Más vale prevenir la trola que tener que desmentirla. Y hay trolas que son muy agradables de tragarse. Lo digo por experiencia y más sabiendo que ojalá hubiera unas pautas claras que nos permitieran saber por qué algo funciona o no funciona en nuestra aula.

Neuromitos

13) Somos buenos en multitarea

Según diversos estudios científicos, el cerebro humano es incapaz de llevar a cabo varias tareas simultáneamente, ya que esto disminuye su rendimiento. Lo que en realidad sucede cuando intentamos hacer varias cosas a la vez, es que nuestro cerebro cambia rápidamente el foco de atención de una tarea a otra, lo que reduce drásticamente la productividad e incrementa la posibilidad de errores.

Por cierto, el procesamiento de varias tareas en paralelo es un concepto informático que se ha intentado trasladar al ámbito humano, aunque tal y como se explica perfectamente en el siguiente artículo («The Myth of multitasking» por C.Rose), dista mucho de ser algo que tenga ninguna validez científica. Un detalle, os recomiendo buscar las investigaciones que se incluyen en el artículo que os he enlazado y veréis como en la actualidad, un concepto que se dio por válido hace unas décadas, ha sido totalmente refutado.

14) Solo usamos el 10% de nuestro cerebro

Resulta curioso que sobrevivan mitos basados en porcentajes y que haya docentes que se crean a pies juntillas los mismos. Cuando aparece un número para decirnos tal o cual cosa, siempre supuestamente según lo que alguien ha dicho o se cree que ha dicho, deberíamos desconfiar por defecto. En este caso, el mito queda ampliamente descrito y refutado por el neurobiólogo José Ramón Alonso, en su artículo, muy bien referenciado, titulado «El mito del 10%«. Aprovecho para enlazaros aquí otro mito, el del cerebro reptiliano o triuno, que también desmonta excepcionalmente bien el mismo autor en «El mito del cerebro reptiliano«. ¿Por qué os enlazo el mismo autor? Pues porque me gusta poner cosas de gente que tiene tanto el currículum, como la base investigadora solvente y que además saben de ciertas cosas. No me vais a pedir que os ponga lo que dice un Teacher Prize o ganador del premio Abanca al mejor docente como algo serio. Investigar es algo que hacen pocos. Otros leemos investigaciones y las contrastamos. Finalmente, un tercer grupo se traga sin ningún tipo de cuestionamiento lo que le venden.

15) Diferencias entre cerebro derecho e izquierdo

Fuente: ShutterStock

No usamos una parte del cerebro: lo usamos todo. «El cerebro es como un mapa. Podemos localizar ciertas partes en la ciudad que queremos visitar y encontrar el camino para llegar a ellas» (Erika Dawson). Lo anterior es solo un extracto del artículo de la autora de la cita «Forget the right vs left myth: you’re whole brained«, donde explica de forma muy sencilla por qué no hay dos cerebros diferentes. Y una de las cuestiones que lo refutan es que, en caso de tener un accidente que afecte a ese órgano de forma parcial, puede seguir funcionando ya que las conexiones se reconfiguran y dejan fuera la zona dañada.

Así que, por favor, si veis en una formación que os ponen la imagen superior, coged vuestros bártulos y huid pitando, salvo que necesitéis esos puntos para sexenios.

16) La gimnasia mental (brain gym) funciona

«El fundamento de esta patraña es que un niño puede mejorar su riego cerebral, sus actividades cognitivas, su memoria e inteligencia realizando una serie de movimientos de la cabeza, los brazos, las piernas  y otras partes del cuerpo. El mantra de partida es que «el movimiento es la clave para el aprendizaje», cosa que simplemente no es verdad» (José R. Alonso).Se trata de un timo muy claro que sirve para que determinadas empresas, dedicadas a la fabricación de este tipo de «juegos de gimnasia mental», se saquen un pastizal, pero queda demostrado que es un fraude, tanto en el artículo de José R. Alonso, como en la parte dedicada en el Diccionario Escéptico (enlace).

Por cierto, por si queréis echaros unas carcajadas sobre el tema, os recomiendo la lectura del artículo publicado en Xataka sobre el tema, titulado «¿En qué consiste el fraude de la gimnasia cerebral?«. No es para reírse porque es un timo que tiene sus implicaciones, pero es que es tan burdo. Pero tan burdo…

17) Existen diferentes cerebros en función del sexo

A este mito se le denomina también «neurosexismo» y tiene sus defensores porque, como dije en el artículo de ayer, hay personas que creen en diferencias de aprendizaje por sexo. Incluso hay a quienes les interesa defender el sexismo mediante inventarse determinadas investigaciones que, ni parten de hipótesis correctas, ni recogen bien los datos y que, curiosamente, ya tienen escritas las conclusiones antes de realizarse la investigación. Y, por desgracia, hay personas que se prestan a escribir estas cosas. Normalmente con currículums mediocres o realizando la investigación para, como podría ser en este caso, «una organización que posee centros educativos en los que segregan por sexo». Supongo que Nature, salvo algunos patinazos muy conocidos, os parecerá una revista seria. Así pues os enlazo el artículo «Neurosexism: the myth that men and women have different brains«, publicado en 2019. Así que es bastante más actual que algunos panfletos defendiendo ese neurosexismo.

18) Se aprende mientras se duerme

Existe una anécdota en la que se basa la «hipnopedia» o aprendizaje mientras se duerme de un niño polaco en 1931, al que sus padres pusieron por la noche una emisora en inglés y se levantó hablando la lengua de Shakespeare. Como todos suponéis se trata solo de una anécdota. Realmente lo que existe es una consolidación de aprendizajes a lo largo del sueño. Aprendizajes que se han realizado a lo largo del período de estar despiertos. Esto se explica más claramente aquí. Se trata de algo bastante divulgativo pero la idea que subyace es que no se aprende mientras se duerme, solo se consolidan «de forma muy suave» determinados aprendizajes. Por eso es bueno descansar y dormir bien. Para aposentar lo que se ha aprendido.

Hay un estudio de Philippe Peigneux, al que no he podido acceder por ser de pago, que se resume (fuente) en lo siguiente: mientras se está dormido se escuchan voces pero esas voces no se puede distinguir qué están diciendo. Por eso es imposible aprender nuevas cosas mientras se duerme. Sí, por mucho que os lo afirmen algunos métodos para aprender idiomas.

19) La música clásica ayuda a aprender

A lo anterior también se denomina Efecto Mozart y es la base sobre la cual algunos se creen que poniendo música clásica el niño nacerá más inteligente. Pues va a ser que no, tal y como se nos explica claramente en Naukas José R. Alonso, con «El mito del Efecto Mozart«. Hace tiempo leí un estudio que hicieron acerca de la capacidad de concentración usando canciones de ACDC y Metallica en la que se producían mejoras en el desarrollo de estrategias en diferentes videojuegos. Debí de soñarlo porque no lo he encontrado en mi ordenador. Ni con búsqueda sencilla ni buscando bajo nombres inverosímiles. Lo que os decía al principio: soy un diógenes digital que acumulo de todo.

20) Cuando se está bajo presión se aprende más

Existe un concepto muy utilizado hoy en día, el de resiliencia, para intentar que nuestro alumnado lidie bajo la presión y rinda de forma óptima. El problema fundamental es que la presión actúa de forma diferente en las personas y los contextos. No siempre es fácil trabajar bajo presión. Menos todavía cuando el aprendizaje va a depender de esa presión. Regular la presión es clave para un mejor aprendizaje (muy relacionado con no dejarlo todo para última hora porque, al final, se cometen errores o la presión nos supera). Incluso deportistas de élite se han visto en los últimos tiempos obligados a retirarse de competiciones deportivas por no soportar la presión. La presión tiene un límite que puede soportarse y, como más cerca se está de ese límite, menos resultados se obtienen, especialmente en tareas dedicadas al aprendizaje. Otra cuestión es temas deportivos cuando, en ocasiones la presión puede incentivar a «jugar mejor».

Fuente: https://meetville.com

Para aquellos que queráis una investigación más científica os dejo el enlace a «The Procrastination Fallacy of Working Better Under Pressure«, un excelente artículo de Will Knaus, con un montón de referencias.

Espero no estaros aburriendo mucho. Ya solo me quedan los mitos acerca de las TIC y de las políticas educativas…

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