¿Por qué alargar la educación hasta los 18 (en la coyuntura actual) no es una medida para mejorar el aprendizaje del alumnado?

En estos últimos días hemos vuelto a tener el revival de la propuesta del PSOE para alargar la educación obligatoria hasta los 18. Bueno, también incluye esta vez el alargar por abajo. Es decir que, de los 0 a los 18 años debe estar todo quisqui escolarizado (enlace). Ahora solo falta ver cuando retoman de nuevo lo del MIR docente porque, al final, todo lo que se propone es un déjà vu. Y no lo olvidemos. Estos son capaces de proponer hoy esto y mañana otra cosa. Así que, hasta que se vea negro sobre blanco en publicación oficial, esto no deja de ser un globo sonda más. Pero, incluso siendo un globo sonda, a mí sí que me parece necesario reflexionar aquí sobre esa propuesta.

Ya os digo en el título que en la coyuntura actual no es una medida para mejorar el aprendizaje del alumnado. Que no sea una medida para mejorar el aprendizaje no implica que no tenga beneficios directos en determinadas cuestiones. Y dos de ellas son la reducción en varios puntos porcentuales de la tasa de paro juvenil y la posibilidad de financiar con fondos públicos etapas postobligatorias en los centros privados. Los conciertos educativos solo se pueden dar por ley, salvo casos muy singulares, a etapas obligatorias. Si alargamos dos años más esa escolarización y hacemos, tanto los ciclos formativos de grado medio como el bachillerato obligatorios, tenemos ya un aumento de financiación para centros privados con concierto al aumentar las etapas obligatorias que, legislativamente, pueden concertarse. Algo que añadiendo la oferta para escolarizar de los 0 a los 3 años con dinero público hace que muchas empresas se froten las manos porque implica que el trabajador ya no debe preocuparse de sus hijos. Supongo que entendéis el porqué.

Por tanto, ya vemos qué subyace tras esa propuesta. Bueno, sin olvidarnos, claro está, de la mejora de resultados para presentar a Europa y conseguir, de esta manera, cumplir con determinados objetivos que no se cumplen ni maquillándolos. Es que nuestra tasa de alumnado que deja los estudios a los 16 es mayor que en otros países y eso es algo que, al menos para el gobierno, impide poder sacar músculo. Y ojo, recordemos que manipular esos datos que enviamos a Europa, mediante legislación ad hoc para evitar la repetición o la presión al profesorado para aprobar, implica recibir menos fondos europeos. Se saca músculo pero se falsifica una realidad que nos permitiría recibir más ayudas para conseguir alcanzar, de forma realista, los resultados óptimos.

Pero bueno, vayamos al núcleo de la argumentación. ¿Por qué ese alargar la educación obligatoria no mejorará el aprendizaje del alumnado? Pues porque en nuestro país TODO el mundo, salvo contadísimas excepciones, que llega a cuarto de ESO, mediante promociones automáticas o mediante programas de diversificación que permiten que se apruebe sin saber sumar o entender un simple párrafo (no digo que todos los titulados en esos programas no sepan, pero sí que hay demasiados casos de los que comento), salvo el alumnado absentista, continúan sus estudios y, normalmente, en caso de no poder sacarse un ciclo formativo o estrellarse en bachillerato, siguen estudiando con 18 años. Los únicos que dejan los estudios antes de los 18 es ese alumnado que, normalmente para estar en casa jugando a videojuegos, creyendo que va a ganar dinero haciendo TikToks o viviendo en la calle haciendo alguna chapuza con sus padres. Y ese alumnado va a ser absentista y, al no tener los conocimientos previos, va a naufragar en su aprendizaje. Por cierto, para aquellos que defendéis que dos años más les dan para reunir los conocimientos básicos deciros que, si no los tienen a los 16, ¿os pensáis que van a adquirirlos por estar dos cursos más sin poder tener alternativas laborales o libertad de abandonar el aula? No me seáis ilusos. Esto no funciona así.

Antes de proceder a alargar la escolarización obligatoria a los 18, deberíamos intentar arreglar nuestro sistema educativo actual. Tenemos un problema muy importante que, por desgracia, va extendiéndose a pesar de todos aquellos que intentan ridiculizar a la mayoría de docentes que vemos un problema de aprendizaje en nuestro alumnado. Y sí, lo reconozco, también la culpa es en parte nuestra por dejar pasar ciertas cosas pero, ya os digo yo que hay problemas que no solo pueden solucionarse desde el aula y mucho menos por parte de profesionales de la enseñanza. Problemas coyunturales y de contexto que hacen que haya un determinado porcentaje de abandono (mucho antes de los 16 porque, por mucho que algún día vaya servicios sociales a buscarlos y traerlos al centro, no dan abasto y esas familias saben cómo engañar al sistema) y, lo que es más importante para lo que podemos hacer dentro de las aulas, demasiado alumnado que promociona en un sistema perverso donde a los que necesitan ayuda (no estoy hablando de repetir) no se les da porque, al final, se destina un montón de tiempo y esfuerzo al alumnado más conflictivo en lugar de dedicarlo al que realmente necesita ayuda académica.

Nada, seguro que estoy equivocado y escolarizar obligatoriamente hasta los 18 es una brillante idea. Que lo que pasa es que soy un rancio que no veo la potencialidad de ello. Que soy muy crítico con estos que lo proponen y que les gustaría que también fuera crítico con los otros. O que, como he leído en las redes sociales, cuestiono esta propuesta porque lo que quiero es alumnado que trabaje en la mina de sol a sol. No sé en qué mina, pero como son los mismos que dicen que se estudian los Reyes Godos y se maltrata al alumnado por parte de los docentes de forma habitual… El problema para los que crean que estoy equivocado es que, lamentablemente para ellos pienso primero en el alumnado. Y sí, también en ese alumnado que, por contexto sociofamiliar, abandona los estudios, es absentista a edades muy tempranas o no alcanza un mínimo de aprendizajes. Un alumnado al que no vamos a solucionar en nada su vida obligándole a permanecer, obligatoriamente, dos años más en el sistema educativo.

Vosotros, ¿qué pensáis? Yo ya os lo he dicho. Primero arreglemos el sistema educativo y pongamos recursos para mejorar lo que tenemos y, cuando lo hayamos hecho, ya hablaremos de este tema. Hay cosas que van antes que otras. Eso sí, no benefician a determinadas empresas ni ni permiten obtener réditos políticos. Solo benefician al alumnado y, de rebote, a la sociedad en su conjunto. Algo que en las últimas décadas parece que está en contradicción con las políticas educativas.

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4 comentarios

  1. Igual es una chorrada que se me acaba de ocurrir, pero una solución podría ser que cada persona tuviera derecho a un número de años de escolarización, que se podrían usar a cualquier edad y no necesariamente de forma continua. El que decidiera dejar de estudiar antes que otros, podría retomar los estudios después si cambia de opinión, mientras le queden años de escolarización. Es imprescindible ir a clase queriendo ir a clase y ese es un detalle que a los partidarios incondicionales de la extensión de la educación obligatoria se les suele olvidar.

    1. Se le deberían dar muchas vueltas a lo que planteas porque obvias una cuestión importante: la edad en la que uno puede trabajar que, actualmente, son los 16 años. Por tanto quedaría solo dos años de escolarización de margen (siempre y cuando no hubiera repetido) a ese alumnado que lo deja. Y no olvidemos que, normalmente, ya es alumnado absentista que ha repetido en una o varias ocasiones. No lo veo. Un saludo.

      1. Estás dando por supuesto que las únicas alternativas son estudiar o trabajar y eso convierte inevitablemente los centros escolares en el refugio de los que no quieren trabajar (aunque tampoco estudiar). Hay o podría haber otras opciones, como el voluntariado (social, ecológico, etc.), para los que la edad podría no ser un problema.

        1. El alumnado que abandona los estudios no lo hace para “dedicarse al voluntariado”. Precisamente siempre existe relación, curiosa pero real, entre alumnado implicado en hacer acciones sociales con alumnado sin problemas académicos. Por eso te digo que sigo sin verlo.

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