No se puede mejorar la calidad de la educación sin realizar evaluaciones. Sé que la calidad educativa es un concepto amplio y complejo. Además, tengo muy claro que depende de múltiples factores, tanto internos como externos al centro educativo, que interactúan entre sí y que influyen en los procesos de enseñanza y aprendizaje pero, que eso sea así, no implica que no debamos realizar algún tipo de aproximación a lo que está pasando en nuestro centro educativo. Bueno, al nuestro o a todos porque, al final, lo de tomar medidas en función de datos, va a acabar mejorando, sea directamente o por contagio, lo que estamos ofreciendo como servicio.
Pero bueno. Lo de evaluar de boquilla queda muy bonito y, si lo dejara así, haría como hacen muchos. Lanzan propuestas sin concretarlas. La ventaja de tener un blog y poder reflexionar de una forma más estructurada, me permite que pueda ofreceros algunos indicadores que, siempre según mi opinión, deberíamos tener en cuenta para hacer esa evaluación.
El sistema de indicadores es lo que nos permitirá obtener información relevante, fiable y comparativa sobre el funcionamiento y los resultados del centro. Los indicadores son medidas cuantitativas o cualitativas que reflejan algún aspecto de la realidad educativa y que sirven para orientar la toma de decisiones y la planificación de acciones de mejora.
Esos indicadores se pueden clasificar en diferentes categorías, según el ámbito o la dimensión que abarquen. Algunas de estas categorías que deberíamos tener en cuenta son:
Indicadores de contexto
Se refieren a las características del entorno socioeconómico, cultural y político en el que se sitúa el centro, así como a los recursos públicos y/o privados (para centros privados, con concierto o no) destinados a la educación. Estos indicadores pueden afectar a las condiciones y a las expectativas de la educación, así como a la demanda y a la oferta educativa. Algunos ejemplos de indicadores de contexto son: el nivel de formación de la población activa y de la población adulta, los factores socioculturales y religiosos, los criterios locales o provinciales de calidad, la dotación presupuestaria para la educación, etc.
Indicadores de recursos
Se refieren a los recursos materiales, humanos y organizativos con los que cuenta el centro para desarrollar su actividad educativa. Estos indicadores pueden condicionar la calidad de los procesos y de los resultados educativos, así como la equidad y la eficiencia del sistema. Algunos ejemplos de indicadores de insumos son: el número y la cualificación del profesorado, el ratio de alumnos por profesor y por aula, la disponibilidad y el uso de materiales didácticos y de tecnologías de la información y la comunicación, la infraestructura y el equipamiento del centro, el clima escolar, el proyecto educativo y el reglamento de régimen interno, etc.
Indicadores de procesos
Se refieren a las actividades que se realizan en el centro para facilitar el aprendizaje del alumnado y para gestionar el funcionamiento del centro. Estos indicadores pueden determinar la calidad y la pertinencia de la oferta educativa, así como la satisfacción y la participación de los agentes educativos. Algunos ejemplos de indicadores de procesos son: el tiempo de aprendizaje, los métodos pedagógicos, la evaluación, la atención a la diversidad, la orientación, la formación continua del profesorado, la coordinación y el trabajo en equipo, la comunicación y la colaboración con las familias y la comunidad, la innovación y la mejora continua, etc.
Indicadores de resultados o logros
Se refieren a los logros y los efectos que se obtienen como consecuencia de los procesos educativos. Estos indicadores pueden reflejar el grado de cumplimiento de los objetivos educativos, así como el impacto y el valor añadido de la educación. Algunos ejemplos de indicadores de resultados son: el nivel de aprendizajes y de habilidades para la vida del alumnado, el rendimiento académico, la tasa de graduación, la tasa de abandono, la inserción laboral, la satisfacción y el bienestar de los estudiantes, los docentes y las familias, la cohesión social, la ciudadanía activa, etc.
Los indicadores de calidad educativa deben ser seleccionados y utilizados de forma adecuada, teniendo en cuenta el propósito y el contexto de la evaluación, así como la fiabilidad y la validez de las fuentes de información. Los indicadores no deben ser considerados como fines en sí mismos, sino como medios para obtener una visión global de la calidad educativa del centro, que permita identificar fortalezas y debilidades, establecer comparaciones y contrastes, y diseñar e implementar planes de mejora. Los indicadores deben ser también objeto de análisis e interpretación crítica, teniendo en cuenta las limitaciones y los sesgos que pueden presentar, así como las posibles causas y consecuencias de los resultados obtenidos.
Lo sé. Evaluar sistemáticamente requiere tiempo y personas que lo hagan. Además, si queremos hacerlo bien, en esta evaluación debería participar toda la comunidad educativa. Sé que en nuestro país no estamos obligados a rendir cuentas de nada y que cualquier cosa de este tipo se ve como una injerencia en la labor profesional. El problema es que sin evaluar lo que está pasando, no podemos saber qué estamos haciendo bien o mal. Ni tampoco podemos saber cómo mejorar.
Debo aclarar que este modelo de evaluación, mediante indicadores, es algo que está más destinado a la mejora que al control. Y cuesta, como bien sabéis, mucho diferenciar ambas cosas. Especialmente porque, por desgracia, en muchas ocasiones, estas cosas se acaban usando para lo que no tocan. Pero bueno, que haya ese riesgo no implica que no debamos evaluar, centro a centro, qué está pasando en los mismos. Algo que serviría para distribuir mejor los recursos finitos de que disponemos, establecer planes de choque y ayudar a los centros con más problemas.
Faltaría desarrollarlo, pero yo lo veo. No sé qué pensáis vosotros…
Bibliografía
Sauvageot, C. 1997. Indicadores para la planificación de la educación: una guía práctica. Paris: IIEP.
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Yo añadiría como indicador importante alguna prueba externa al alumnado (por desgracia se hacen muy ocasionalmente y rara vez se conocen los resultados)
Las pruebas internas no deberían excluir las realizadas por la propia administración. Y, como bien dices, deberían ser totalmente transparentes al ciudadano.
Que sería un proyecto muy bonito a desarrollar, y muy útil.