Sé que cuesta decir que NO a una metodología que, seguramente, venden tus amiguetes de las redes sociales o tu administración educativa. Es complicado nadar contracorriente y oponerte a algo a lo que parece ser imposible resistirse.

Pues yo te pido que digas NO. Que digas NO a las pseudociencias en educación. Que huyas del camino trillado y que, al margen de quedar bien o mal, te cuestiones qué es lo que te están vendiendo bajo esas siglas. El DUA (Diseño Universal de Aprendizaje) no es nada más que una magufada top. Y no lo digo yo, se demuestra en el vídeo de los propios perpetradores del proyecto.

Un proyecto basado en los estilos de aprendizaje que, por lo visto ignora el mito que es su existencia. Para leer algo sencillo con mucha bibliografía añadida, os recomiendo el siguiente post «Dejad de propagar el mito de los estilos de aprendizaje» (Paul A. Kirschner) donde ya desmontan la hipótesis de partida del DUA.

Mi recomendación es que os leáis el post, pero por si queréis un resumen rápido de las conclusiones, aquí las tenéis:

  1. La premisa de que hay estudiantes con diferentes estilos de aprendizaje y que deben recibir instrucción utilizando métodos que coincidan con esos estilos, no es un hecho «probado», sino más bien una creencia respaldada por escasa, si acaso alguna, evidencia científica.
  2. Hay muchos problemas fundamentales en cuanto a la medición de los estilos de aprendizaje.
  3. La base teórica para las interacciones entre los estilos de aprendizaje y los métodos de enseñanza es muy escasa.
  4. La evidencia empírica significativa para la hipótesis de los estilos de aprendizaje es casi inexistente.

Ergo, ya queda demostrado que el DUA se basa en algo que no puede demostrarse. Por tanto lo único que puede validar caer en sus garras es tener fe. Y la fe y la educación deberían ir siempre en líneas paralelas. No lo digo yo. Lo dice el sentido común. Salvo, claro está, para aquellos que prefieran creerse lo que dicen sus amiguetes que lo que dice la ciencia. Pero bueno, viendo lo de las vacunas, entiendo que haya parte de la sociedad (incluyendo a docentes por formar parte de ella) que se crean ciertas cosas o ciertos bulos. Aún me acuerdo del montón de gente que había visto lo del perro y la mermelada en Sorpresa Sorpresa. Ya tengo una edad.

Por si alguno todavía se piensa que el tema del DUA aún puede ser aprovechable, tan solo le recomiendo que siga viendo el vídeo que he enlazado al principio. Un vídeo en el que pasa de los estilos de aprendizaje a la existencia del cerebro triuno. Con esto de la neuroeducación nos están colando muchas mandangas pero, por suerte hay neurocientíficos que, además de forma muy clara, nos indican que hay cosas que no son. En este caso, también poniendo bibliografía, os enlazo el artículo titulado «El mito del cerebro reptiliano» (José R. Alonso).

Entiendo que, seguramente, habrá algunos que seguiréis pensando que lo que os dice vuestro docente de referencia es más válido de lo que os dicen en los dos artículos que os he enlazado. Seguramente algún maestro, pedagogo o profesor de Secundaria (incluyo psicólogos que jamás hayan realizado investigación), tendrá mejor currículum (ironía on) que Paul A. Kirschner (enlace a su página de Google Académico) o José R. Alonso (currículum vitae). Yo, la verdad, al igual que en el tema vacunas, prefiero creer a un experto que a un actor o un cantante, pero cada uno es libre de dotar valor a las declaraciones que le dé la gana.

Yo digo NO al DUA. Mucho me temo que me quedaré solo porque, entre el entramado de los que venden (a sumar sus acólitos y adláteres) y los milagros que muchos necesitan, hay un porcentaje muy alto de docentes que van a seguir validando esta magufada. Una magufada que está suponiendo un coste muy alto de trabajo a los que creen, con toda la buena fe, que están trabajando para mejorar la educación.


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