¿Me vais a dar alguna alternativa a la Michaela School aparte de eslóganes?

En este blog que estáis leyendo he hecho numerosas propuestas para mejorar la educación. Algunas que, seguramente mantendría a día de hoy y otras que, conforme he ido leyendo investigaciones, experimentando y viendo ciertas cosas o, simplemente, hablando con personas relacionadas con la educación, cambiaría. Son quince años reflexionando en voz alta. Y son quince años, dentro de más de veinticinco de profesión, en los que, en muy contadas ocasiones, que podrían contarse con los dedos de una mano, me he puesto delante de un número determinado de compañeros para explicarles cosas. Algo que sí que he hecho en pequeño comité o respondiendo a cientos de correos electrónicos, mensajes por las redes sociales o, simplemente, contestando a los comentarios que me dejáis por aquí.

Sigo aprendiendo de mucha gente. Sigo leyendo mucho acerca de qué sucede en educación y qué propuestas existen. Me encanta comprender qué está pasando con la mediatización de determinados personajes y la aparición de determinados colectivos. Además, aunque los que os pasáis por aquí ya lo sabéis, me encanta revisar hemerotecas y centrarme en lo que es, frente a la facilidad de algunos de soltar eslóganes sin sentido.

Ayer escribí acerca de la Michaela School (enlace). Una escuela, muy mediatizada por algunos, con sus defensores y detractores. Una escuela que no selecciona ni por nivel académico, ni por situación económica de las familias. Eso sí, con unas normas de funcionamiento draconianas que, para algunos son “lo peor”. Pero, curiosamente, en el artículo de ayer también hacía una pregunta en voz alta. Y la pregunta era… “si no os gusta la Michaela School, ¿qué alternativas me dais para ese alumnado, de origen pobre, para que no se quede en una FP Básica o abandone los estudios?”. Una pregunta clara y directa.

Mira que hay opciones en las respuestas. Mira que se podría haber hablado, como hago yo, de la necesidad de desligar edad fisiológica a curso escolar. Mira que podríamos haber hablado de los procesos de selección del profesorado. Mira que podríamos haber entrado en la existencia de un modelo de evaluación sistémica, hacer una gestión más eficiente de los recursos y disponer de más profesorado especialista con tareas muy bien delimitadas. Podríamos haber planteado la profesionalización de las direcciones de los centros educativos, con una dirección dual (una pedagógica y la otra de gestión). Se podría incluso, haber hablado de la posibilidad de realizar grupos de nivel, muy porosos, en los que cada alumno aprenda a su ritmo y pueda llegar al máximo. Un máximo que debe ser igual con independencia de la situación de partida de ese alumno. También podríamos haber propuesto una revisión curricular a fondo, para que tuviera más lógica y las conexiones entre las diferentes asignaturas no hicieran, en muchos casos, repetir el mismo tema. Incluso se podría haber abierto el melón de la distribución horaria y del enfoque de cada una de las asignaturas que se imparten. Es que, puestos a proponer, también se podría haber propuesto que todas las leyes relacionadas con la educación partieran de lo que dice la investigación y las evidencias, contando con un equipo interdisciplinar de investigadores y docentes de aula, con planes piloto en los que se experimenten ciertas cosas que, previamente, ya han sido validadas en otros lugares. Mirad si hay alternativas o propuestas para poder mejorar la educación que se podían haber abierto.

El problema es que la respuesta, en caso de existir por parte de algunos (para mí, la verdad, el modelo Michaela, por desgracia y con la sociedad que tenemos, no tiene demasiadas fisuras -ojalá tuviera más-), siempre ha sido acudir a los típicos eslóganes. Al de que, en lugar de la Michaela School, queremos una educación pública y de calidad. Además, también sale el comodín de inclusiva, respetuosa con el alumnado y las familias. O, tal y como han dicho otros, una educación adaptada al siglo XXI porque, como bien sabéis (modo irónico), los docentes somos del siglo XX y las estructuras educativas del siglo XIX. Y eso me preocupa. Me preocupa que la única propuesta sea la de eslóganes, ponerse camisetas de diferentes colores o decir que los docentes que no compran ciertas cosas son malos profesionales. O, yendo aún más lejos, echar la culpa de todo lo que no funciona en la escuela pública a la escuela privada concertada.

¡Claro que tengo mi idea personal acerca de los conciertos! ¡Claro que tengo mi visión ideológica global de la sociedad que quiero! ¡Claro que puedo ponerme una camiseta verde, amarilla, roja o azul, incluso puedo ir vestido de Primera Comunión, para ir a trabajar o participar en una manifestación! Pero, ¿qué tiene que ver lo anterior para que el alumnado de un centro público no tenga oportunidades? Yo quiero medidas para ellos. No quiero eslóganes. No estoy de campaña electoral. No me debo a ninguna ideología. Nos debemos al alumnado. Tenemos que hacer lo mejor para ellos. Especialmente para el que más lo necesita. Para el más vulnerable. Y eso se hace con trabajo. No con eslóganes. No con conversaciones en la barra del bar, en formato analógico o digital (léase redes sociales). Es que es algo que no deberíamos olvidarnos jamás.

Se tienen que proponer cosas. ¿Cualquier cosa? Pues mejor algo que un simple eslogan. Eso sí, siempre deben contrastarse todas las propuestas porque, a lo mejor que el alumnado vaya en zapatillas de ir por casa, es una mala idea. A lo mejor dar un portátil a cada alumno es una mala idea. A lo mejor, enseñar a leer por el método global, es una mala idea y además, según investigaciones, un error. ¿Hay alumnos que han aprendido a leer por el método global? Claro que los hay. ¿Son los más vulnerables, los que tienen problemas de dislexia o son aquellos que, ya leyendo en casa, hubieran aprendido a leer de cualquier manera y con cualquier método? Eso también es importante saberlo.

Yo sigo esperando. Más allá de lo que dicen los gurús en las redes, que viven con un eslogan en la boca, lo que quiero son soluciones para ese alumnado más vulnerable. El modelo de la Michaela School, por normativa, no es trasladable a nuestro país. Además, ya os he dicho en más de una ocasión, que a mí me da mucho miedo cuando se habla de trasladar en bloque modelos educativos de otros países. Cada modelo educativo debe adaptarse a su contexto social y, a lo mejor algo que funciona en Finlandia o Estonia, no funciona aquí. Lo que sí que debemos saber es qué se hace ahí. Especialmente para saber dónde han fallado porque, que algo que funciona allí puede ser que aquí no funcione. Lo que pasa es que, con seguridad, si algo falla o ha fallado ahí, también va a hacerlo aquí. No sé si me explico.

Quiero respuestas en lugar de eslóganes baratos. ¿Me dais alguna alternativa o modelo educativo para ese alumnado más vulnerable? Y no me vengáis con pedir más recursos, cerrar la concertada o, simplemente, decir que debemos cambiar la mirada a la par que debemos comprar el DUA a los amiguetes. A mí me interesa saber, con los recursos que tenemos, cómo podemos ser más eficientes y cómo podemos atender mejor a ese alumnado más vulnerable para que permita, eso que a algunos les causa alergia cuando se les menciona, que vuelvan a disfrutar de un ascensor social. Y que ese ascensor social sea mucho mejor del que tuvimos nosotros.

Bueno, ya es lunes. En nada se espera una semana, en mi caso, intuyo que movidita. Pero bueno, quién dijo miedo. El miedo es para vencerlo. Y si no se puede lidiar con él, siempre me quedará la opción petanca.

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4 comentarios

  1. Iba a comentar lo mismo que Miguel, la FP básica tiene como objetivo para la administración maquillar las cifras de fracaso escolar, para el profesorado intentar que estos estudiantes retomen la formación. Pero bien diseñado y aportando medios, ¿por qué no un modelo Michaela School para esa FP y por qué no rebajar la entrada en ese itinerario a los 14 años (aunque las FCTs tengan que esperar un poco más)?. ¿Y esas FP en centros separados funcionando a ritmo de FP?. Conozco mucho alumnado con problemas en las clases “normales” son disrruptivos y en la FP funcionan muy bien aún cuando la carga de trabajo práctico es mayor y no se arrugan ante ella.
    Y en el resto de centros es más complejo, aunque no podemos obviar que mayor respaldo legal y de las autoridades educativas, no vendría mal para poder poner en marcha algunos proyectos de centro que pudieran mejorara el ambiente educativo para poder centrarse en nuestra labor, la enseñanza. Con esto me refiero a que, entiendo, que Michaela School cuenta con un respaldo legal que le permite desarrollar su proyecto, que hay cobertura frente a una denuncia judicial que desbarate todo el modelo y que es una escuela “libre” dentro de un marco legal.
    No me atrevo proponer alternativas con más detalle sino diseñamos antes el marco legal donde las vamos a desarrollar, porque se quedarían en el aire.

    1. Hola Víctor, al igual que he respondido a Miguel, no es que esté en contra de una FP Básica (o mejor, un modelo de FP con recursos y bien diseñado como es el sistema alemán). El problema es que ese alumnado que acaba ahí tenga que acabar ahí por la situación de partida y porque, por desgracia, no ha habido un modelo educativo que haya impedido lo anterior. La disrupción en las aulas debe cortarse de entrada porque, al final, acaba perjudicando a todo el alumnado. Especialmente a aquel más vulnerable.

      No sé si me he explicado. Y repito, estoy totalmente a favor de un modelo de FP mejor dotado y con más oportunidades que el que hay actualmente. Algo que no soluciona (más bien perjudica en ocasiones) la nueva Ley de FP. Un saludo y gracias por pasarte por aquí.

  2. Buenos días Jordi,

    Una pregunta, ¿Qué tendría de malo una FP básica bien diseñada? Puede ser una manera de comenzar un itinerario que, por qué no, puede acabar en la universidad.

    Me acuerdo que cuando yo tenía esa edad por ahí por los 90 había la posibilidad de hacer FP y luego poder ir a la universidad después de titular y hacer un curso puente de un año. Me parece una buena opción, la verdad. El único problema es hacerlo bien.

    Respecto a las propuestas…. Si dicen algo me encantaría saberlas.
    Alguien decía en Twitter que a los expulsados de esa escuela se los come ” la escuela pública, la de verdad ” como si existiera eso en el Reino Unido a día de hoy. Ergo trasladan un mantra de España a Inglaterra y tan a gusto.

    Culpa mía por ir a Twitter.

    Un saludo.

    1. Hola Miguel,

      La FP Básica no tiene nada malo salvo, por desgracia, la tipología de alumnado que acaba ahí. Yo he impartido FP Básica varios años, reconozco que con mucha suerte pero, al final, llegar a una FP Básica obedece a una mala trayectoria académica y situaciones sociofamiliares que la escuela no ha revertido antes. Por eso creo que un modelo en el que un determinado tipo de alumnado no tenga que acabar, con suerte, en la FP Básica y con, todavía más suerte, continuar sus estudios, es muy interesante.

      Siempre he dicho que era mucho mejor un modelo con FP a los 14 que a los 16 (incluso que exista la FP Básica a los 15), reestructurando lo que había cuando estudié (que tenía varios defectos). Pero eso es al margen de un modelo de escuela para todos y que permita a ese alumnado no estar obligado, por circunstancias personales en muchos casos, a decantarse por ciertos estudios.

      En Twitter se debe estar el tiempo justo. A veces, en mi caso, aunque no esté activo, lo alargo demasiado y me encuentro cosas como la que comentas. E incluso peores analogías o afirmaciones.

      Un saludo de vuelta.

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