Llega un momento en el que da la sensación que a los que toman algunas decisiones educativas se les haya ido la pinza. A ver, uno entiende que un personaje, muy promocionado mediáticamente, pergeñe un concepto denominado hiperaula que, por lo visto consiste en cambiar el mobiliario del centro (llamémosle mobiliaring, para hacerlo más método/moda educativa), para que el alumnado mejore en su aprendizaje. El problema no es esa persona, cuya máxima pedagógica es llamar a todo el colectivo docente vagos un día y al siguiente proponga esas chuminadas campestres. El problema es que haya docentes que se lo crean o, lo que es peor, que haya administraciones que compren ese despropósito.

En el día de ayer conocimos dos noticias relacionadas con el mobiliaring. La primera procedente del BOE, con un convenio para el «aula del futuro» (enlace), en el que se da una vuelta didáctica (dejadme que me ría y sonría) a los espacios educativos para mejorar el aprendizaje para el alumnado del siglo XXI. Un cambio que consiste en sustituir las sillas verdes por los siguientes modelos: La Pad Chair y la Dida Chair (podéis consultarlas en la web de la empresa que ha ganado el contrato -por cierto, la misma que suministraba las sillas y las mesas verdes-)

 

Fuente: https://federicoginer.com/

También se procederá a renovar el pupitre obsoleto del profesor por una maravillosa mesa modelo Ágil.

Fuente: https://federicoginer.com/

Dos cambios que van a permitir, aparte de que el alumnado pueda moverse gracias a los ruedines por toda la clase con facilidad, incentivando estrategias de gamificación y escapes room, quitar ese color verde que tanto daño hacía a la vista. Y, seguramente, un cambio que va a trasladarse al cambio metodológico tan necesario que reduzca el estrés del alumnado. Ya si pintamos las aulas de colores cálidos, un win win en toda regla. Bueno, como esos que, por lo visto están dando clase en la playa. Eso sí, con sus sillas muy bien ordenaditas y su pizarra bien puestas para la foto. Hay tanto innovador que sale en los medios.

Y ya, para rizar el rizo de ayer, te enteras de que el Consorci de Barcelona (como si fuera una delegación territorial del Departament d’Educació) renovará el mobiliario de las escuelas públicas. Por ahora desde P3 a P5 pero, presumiblemente, hasta llegar a cuarto de ESO en una segunda fase.

Esto del mobiliaring ha venido para quedarse. Además, como todos sabéis, en un modelo de aprendizaje fast food, reducido competencialmente a la mcdonaldización del mismo, era imprescindible hacer entrar a otros actores. Qué sería de la educación del futuro sin Ikea. Qué sería de la educación del futuro y de la mejora educativa sin atajar la causa del fracaso escolar. Una causa que, todos los asesores del Ministerio de Educación y del Departament d’Educació entienden que es la existencia de mesas y sillas verdes en el aula.

Ya, lo sé. Lo de la reducción de ratios, la inversión en infraestructuras, la mejora de la formación inicial y permanente del profesorado, la desburocratización progresiva del sistema educativo, la revisión del currículum, la evaluación de las estrategias metodológicas (qué funciona y qué no) o, simplemente el sentido común, es algo que no está incluido en esta primera fase. Vamos a ser sinceros, si ellos dicen que el problema es el mobiliario, quién va a tener razón. Pues eso.


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