Los docentes del chiquipark

Dimito. No se puede luchar contra las adversidades ni contra determinados discursos que, en mi opinión (seguramente equivocada), totalmente erróneos, se están dando en el ámbito educativo. El debate acerca de qué y cómo gestionar la educación se parece mucho a un parque de bolas. Y, vamos a ser sinceros, los docentes vivimos en un chiquipark permanente. Si no fuera así no se entenderían ciertas cosas.

No se pueden entender las inteligencias múltiples sin basarte en creencias mefistofélicas. Tampoco puedes entender determinadas metodologías, que implican más tiempo para los profesionales y dan unos resultados más que dudosos, si no fuera porque la docencia es considerada por muchos como un juego. Además, si se te ocurre compararla con otras profesiones, ya te saltan algunos diciendo que… “es que no tiene nada que ver”. No. Hay profesiones plagadas de profesionales, con una lógica determinada y hay la ilógica de la docencia. Es que, sinceramente, yo no veo a un traumatólogo operando a corazón abierto pero, como he dicho anteriormente, el discurso de comparar profesiones nunca es válido si afecta a esos que, un día sí y al otro también, hacen lo que les da la gana en sus aulas. Para bien o para mal.

El chiquipark es permanente. Hay tantos debates estériles en Twitter sobre educación como acerca de si la que marca tetamen o el que marca paquetón se merecen ganar un premio por estar en una isla en folleteo continuo. La docencia es así de superficial. Ni tan solo se ha leído el currículo de lo suyo el que va de legalista. Sí, también tenemos a los que van de abogados, científicos, epidemiólogos o expertos en diseño de naves espaciales. La docencia tiene muy poco de profesionalidad y mucho de creencia.

Tener una religión es como ser docente. Con la diferencia de que el monoteísmo es algo muy poco implantado. Hoy se cree en la metodología A, mañana en la B y al día siguiente alabamos la vuelta del maestro generalista que usaba la enciclopedia Álvarez y lo vendemos como lo más innovador. ¿Es que nadie ve que el trabajar por proyectos de la manera que se hace es, simplemente, una manera de entretener al personal? A ver, que en docencia hemos ido a caer lo más granado de lo profesional. O, simplemente, como en mi caso, uno que quería tener unas buenas condiciones laborales que, por determinados motivos personales, ha decidido dejar de tenerlas.

No es malo elegir una profesión por el sueldo y por las vacaciones. Sería estúpido que alguien escogiera una profesión para sufrir. Bueno, en docencia hay algunos profesionales que se autoflagelan a diario pensando que si no son vocacionales a 24/365 o no van a trabajar enfermos hacen algo mal. A ver, cada uno alcanza el orgasmo con lo que le da la gana. Y ahí no voy a meterme jamás. A mí me gusta pasarme horas haciendo frikadas relacionadas con mi profesión y no pasa nada. Eso sí, tampoco pasa nada si dejo de hacerlas. Además, como todos los profesionales de cualquier ramo, soy tan prescindible como cualquiera.

No me hagáis mucho caso. Es viernes y llego bastante cansado a estas alturas de la semana. Eso sí, recordad que, aunque algunos creáis que vivís en un estado de juego permanente, en el que no es necesario pensar ni reflexionar, os estáis jugando el futuro de la sociedad. Bueno, va a ser que no, pero así pongo presión al asunto. Los que van a gestionar y dirigir el país van a tener amigos para hacerlo y recursos en casa para hacerlo. En vuestras manos, simplemente, está hacer lo que creéis que es correcto. Es que la docencia, aparte de ser un chiquipark permanente, da la sensación de ser un acto de fe.

Un abrazote a los que os pasáis por aquí. Y no me lo tengáis a mal. Es que, cuando no se puede… no se puede.

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