Hace un par de meses llegaron a mis manos varios artículos, mediante correos electrónicos de gente que me quiere «mal», acerca de dos cuestiones que, por desgracia, siempre acaban siendo residuales a la hora de hablar de la mejora educativa. Dos cuestiones que afectan, según evidencias e investigaciones, mucho más que otros temas que ponemos siempre sobre el tapete (metodologías, herramientas, abordaje, tecnología, etc.), al aprendizaje del alumnado. Por eso me apetece compartir con vosotros hoy una de esas cuestiones: la que hace referencia al compromiso del alumnado. Un compromiso que, por cierto, afecta a dos de las cuestiones básicas: el aprendizaje del alumnado y el abandono escolar. Casi nada.
En los últimos tiempos, todas las observaciones y de forma general, salvo en determinados países con modelos muy autoritarios a nivel de contexto, indican que hay una disminución general del respeto global por parte del alumnado de la autoridad y de las instituciones. Como la institución educativa es una institución más, no se puede contar de entrada con que el alumnado respete y cumpla automáticamente las expectativas académicas y de comportamiento impuestas, tanto a nivel normativo como por el profesorado. Y ello conlleva un problema de contexto que perjudica, como todos sabemos, especialmente al alumnado más vulnerable, con necesidades educativas especiales y también a aquel alumnado que, por sus características, tiene más posibilidades de ser sometido a acoso por parte de sus compañeros.
Para intentar dotar de soluciones al problema comentado en el párrafo anterior debemos, en primer lugar, establecer tres dimensiones para el propio concepto de compromiso: una conductual, otra emocional y, finalmente, una relacionada con cuestiones cognitivas.
La dimensión conductual es la que hace referencia a tres factores:
- Seguir las reglas y respetar las normas del aula, así como la ausencia de comportamientos disruptivos.
- Implicarse en el aprendizaje y las tareas académicas, incluyendo conceptos como persistencia, concentración, atención y las preguntas en clase.
- Participar en actividades relacionadas con la escuela, en la que se represente a la misma o bien, en caso del gobierno, participar en la toma de determinadas decisiones.
La dimensión emocional hace referencia a las relaciones en el aula, tal y como pueden ser el interés, el aburrimiento, la alegría, la tristeza o la ansiedad.
Y, finalmente, tenemos la dimensión relacionada con cuestiones cognitivas, que incluye la flexibilidad en la resolución de problemas, capacidad de trabajar duro y el enfrentarse positivamente al fracaso, reduciendo el impacto de la frustración.
Pero, vayamos a lo importante. ¿Cómo podemos mejorar el compromiso del alumnado y luchar contra el contexto actual? ¿Cómo podemos hacer que el alumnado se sienta parte del centro, se reduzcan los problemas conductuales, mejore la dimensión emocional y potenciemos determinadas cuestiones cognitivas de forma positiva?
Pues bien, según las investigaciones que se enlazan en el estudio que os estoy desgranando, hay diferentes cosas que podemos hacer para mejorar el compromiso del alumnado. Y entre ellas estarían las siguientes:
- Existencia de unos objetivos claros y coherentes para el alumnado del centro educativo.
- Establecimiento de unas normas de conducta rígidas y de cumplimiento rápido, incorporando en las mismas la posibilidad de existir la posibilidad, especialmente para el alumnado más disruptivo, de «premios» por mejorar su conducta en el centro educativo.
- Implicación del alumnado en la toma de decisiones de algunas cuestiones que se vayan a realizar en el centro educativo para que se sientan parte de él.
- Reducción del tamaño de los centros educativos, ya que según todas las investigaciones, un centro educativo pequeño permite un mayor compromiso del alumnado y unos mejores resultados académicos de los mismos.
- En las etapas iniciales del aprendizaje, establecimiento de una mayor implicación de los docentes y fomento de la participación del alumnado.
- El alumnado tiene un mayor compromiso e implicación cuando se le presentan actividades académicas más complejas.
- Potenciar la aceptación del alumnado por parte de sus compañeros, especialmente en etapas iniciales del aprendizaje, hace que el compromiso de ese alumnado, que podría ser rechazado por varios motivos, aumente. La cohesión grupal es algo que, además de mejorar el compromiso de todo el alumnado, hace mejorar sus resultados de forma global.
- Eliminar o reducir las diferencias culturales, raciales y sexuales del alumnado en las aulas incrementa el compromiso del alumnado y reduce las tasas de abandono escolar y de fracaso académico de alumnado migrante o racializado.
- Explicar de forma clara, evitar los trabajos que permitan la dispersión del alumnado y establecer unas directrices claras acerca de qué se espera de la asignatura de uno, hace que el compromiso del alumnado aumente.
- Dotar de más autonomía al alumnado perjudica el compromiso y el aprendizaje del alumnado más vulnerable.
- No está claro el modelo de tareas como beneficio para el alumnado. No se ha estudiado lo suficiente (recordad que el estudio es del 2004) la afección de esas tareas en el aprendizaje ya que, por desgracia, no se ha podido desligar del contexto del alumnado que las realiza. Eso sí, cuando las tareas se realizan en el aula, el compromiso aumenta.
- Promover la autonomía del alumnado hace que el mismo se halle más comprometido con su trabajo académico.
En el artículo de hoy sí que os voy a pedir, antes de aceptar como bueno mi resumen del mismo, que os leáis la bibliografía. Si buscáis el título del artículo y no tenéis acceso al mismo, lo podéis pedir a sus autores o encontrar por internet. No voy a poneros el enlace porque, al menos a mí no me gustaría que nadie, en caso de no tener mis libros bajo descarga gratuita, nadie los pirateara y pusiera los enlaces en su blog. No sé. Llamadme raro.
Espero que os resulte de interés.
Bibliografía
Fredricks, J. A., Blumenfeld, P. C., & Paris, A. H. (2004). School Engagement: Potential of the Concept, State of the Evidence. Review of Educational Research, 74(1), 59-109. https://doi.org/10.3102/00346543074001059
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