A ver si os leéis lo que escribo… sí, estoy enfadado… ¡y no voy a respirar! Bueno, sí… me quiero mucho

Me han dicho que en el artículo que escribí ayer cometí un error garrafal. De esos que, a poco que alguien se lo lea, se da inmediatamente cuenta del asunto. Es que, tan solo que no hubiera estado más pendiente de pasar el dedo meñique por mi oreja, retirando parte del plástico que recubría los auriculares, que de revisar el artículo antes de darle a publicar, lo hubiera visto. Pero, sabéis lo que me ha jodido verdaderamente. El ver que habéis sido incapaces de decírmelo las más de cinco mil personas que lo leísteis ayer.

Lo sé. No os leéis nada de lo que publico. Simplemente os quedáis en el título, vais a la negrita (en caso de haberla) o, simplemente, aprovecháis para abrir el artículo antes de que se cargue vuestro último TikTok del Llados ese. Sí, el de los burpees, de la “fuking panza” o del “mileurista”. Por eso me sale que lo habéis leído aunque no hayáis pasado ni del título. Es que, sinceramente, no me cabe en la cabeza que ayer no me dijerais nada. Y que, a diferencia del bombardeo de correos y mensajes que me enviáis para resolver dudas o preguntarme cosas, no me contactéis para decirme que la había cagado a base de bien. Una cagada imperdonable.

Puedo equivocarme en la interpretación de una investigación educativa. Puedo escribir hortografía con hache y uevo sin ella. Puedo comportarme como un forajido o como un ciclista que va sin sillín. Me da igual. Hay cosas que no puedo permitirme. Y que, sinceramente, hacen que todo lo que escribo no pueda ser tomado en serio por nadie. Ni por los que creen, a pies juntillas, en todo lo que digo. Es que, sinceramente, no me cabe en la cabeza.

¿Por qué estás tan enfadado diréis algunos a estas alturas? Bueno, no lo diréis casi nadie porque, visto lo visto, aquí las métricas dicen una cosa y la realidad es otra. ¿Sabéis por qué estoy enfadado? Pues va. Os lo voy a decir. Y entenderéis perfectamente mi enfado, mi ira y mis ganas de empezar a repartir mandobles con una espumadera que acabo de ver abandonada en el lugar donde tengo el portátil…

¿Por qué COHONE no me habéis avisado que Ángela Channing no era la mala malísima de Dallas y lo era de Falcon Crest en el artículo del “Tripadvisor para docentes“? ¿Por qué he tenido que enterarme por terceros? A ver si ya no vais a ser mis lectores favoritos y voy a dejar de enviaros abracitos por aquí.

Ahora ya lo he corregido pero sabed que no es plan. Triste no, lo siguiente.

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2 comentarios

  1. A ver, Jordi… Que sí lo leímos, de verdad. Pero nos pasa que somos incapaces de retener en nuestra memoria tantos datos porque en su momento “memorizamos y vomitamos” los contenidos de ambas series y no tuvimos la suerte de que algún profe “innovador” nos hiciese trabajarlas por proyectos. Es que, Jordi… a mí no me pidieron hacer una representación de mi aprendizaje de esas series usando visual thinking… y así es imposible. Toda la culpa es de los profrsaurios que no me mandaron hacer una presentación con Canva para resumir las series… Así que, sí leímos tu post… pero no nos fijamos en el error porque sin una gamificación para detectar errores… no lo pillamos. Si yo todavía ayer estuve recordando cosas de esa época en una conversación y me di cuenta de que no recordaba nada de JR… ¡el mismísimo JR!.

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