Las cloacas educativas

Las cloacas educativas existen. Por suerte, a diferencia de lo que sucede con otro tipo de cloacas, los ventiladores tirando mierda solo se aplican en las redes sociales. Eso sí, los ventiladores van a una marcha que, para cualquiera que tenga un poco de interés en intentar poner calma ante lo que está sucediendo, lo anterior será una misión imposible.

En el día de ayer, sin ir más lejos, se mediatiza (enlace a la noticia) el abandono de un compañero del aula. Achaca dicho abandono a la falta de respeto del alumnado y a la situación que, para él, está siendo insostenible dentro de las aulas. Y aprovecha, de forma lícita, para hacer publicidad de su libro. Craso error para él conceder la entrevista, porque creo que no contaba con la jauría de las redes sociales.

Los ventiladores se ponen en marcha y, dentro de ese grupúsculo, formado por determinados personajes, aparecen las primeras críticas al compañero. Que mejor que haya abandonado el aula. Que gente como él no debería estar dando clase. Que le aproveche su libro. Que… Y sí, también hay críticas en sentido contrario, acerca de que los mejores abandonan el aula. Pues bien, ni tanto ni tan calvo. Ni idea de su profesionalidad por una entrevista en un medio, al igual que tampoco deberíamos apostar por decir que alguien es buen o mal profesional (de lo que sea) por sus interacciones en las redes sociales.

Pero ya está de nuevo el debate creado. Personajes que son los que más deberían callar, usando su amplificación mediática (que, por suerte, no real y de afección nula en la educación), para intentar poner en la picota a ese compañero. Especialmente porque ese compañero representa todo aquello que odian. Da igual si en su centro les tratan a patadas. Da igual si son los más escaqueados, que aprovechan sus horas de clase y permanencia, para tuitear algo que han hecho y que van a vender. Da igual. Lo importante es criticar a alguien que ose cuestionar una determinada ensoñación pedagógica. Y además alientan a todos aquellos que les siguen para que se unan a la cacería. Y esto, al menos para mí, es muy triste.

Hay gentuza a la que le gusta remozarse en mierda. Hay algunos ávidos de criticar a todo y a todos. Eso sí, después cuando les toca a ellos, que si el resto no tienen empatía, que les atacan por tener la verdad absoluta o, simplemente por creer en lo mejor para el alumnado. El problema es que esto ya no cuela. Son personajes cuya máxima pasa por un odio absoluto al que piensa diferente. Algo que deberían replantearse porque, al final, lo de buscar enemigos y mirar pajas en ojos ajenos, siempre tiene sus consecuencias. Al menos a mí me costaría dormir si estuviera tan nervioso y enfadado. Especialmente si cuando, por la mañana me mirara al espejo, y viera mi cara, analizando mi interior. Pero bueno, allá cada cual.

Yo he sido de los más críticos en su momento hacia determinados personajes y situaciones. Otra cuestión es que, por suerte para mí, he conseguido distanciarme de este tipo de situaciones. Algo que me ha costado años pero que, por suerte, creo que lo estoy regulando mejor. Supongo que es por tener a mucha gente a mi lado que me quiere. Un plus respecto a todos esos cuya vida es tan miserable que no tienen más que zaherir y usar su bilis para intentar hacer daño a los demás.

Por cierto, desde aquí todo mi apoyo a ese compañero que ha dejado el aula. Todo mi apoyo al resto de compañeros que lo han hecho, piensan hacerlo en breve o van a continuar. No es por quedar bien o ser corporativista. Es porque, tras la profesión hay personas. Personas que, al igual que en cualquier otra profesión, tienen sus vicisitudes y necesitan apoyo.

Aviso para navegantes: hoy tengo muchos temas en la recámara y, al tener prohibida la paella dominical por un tiempo y verme obligado a sustituirla por un hervido (lo sé, no hay color) en soledad, posiblemente escriba por encima de mis posibilidades. Es un buen momento para silenciarme o eliminarme de las redes sociales donde publico mis posts y, si estáis suscritos por mail, proceder a anular esa suscripción. Recordad que os estoy avisando.

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