Voy a intentar escribir el artículo más exquisito, tanto en forma como en contenido, de los que he escrito en los últimos tiempos. Y voy a hacerlo así porque sé que, en cualquier coma que esté fuera de lugar o, simplemente, altisonancia que aparezca, va a ser usado por aquellos que, desde hace tiempo llevan amedrentando, insultando y tergiversando en las redes sociales. Especialmente, como no podría ser de otra forma, en X.

Pues bien, en primer lugar voy a blindar el argumento de algunos diciendo que uso pantallazos de publicaciones para usarlos como ejemplo o, simplemente que lo que pretendo es señalar a determinadas personas. Pues va a ser que en el primer caso, dentro de las posibilidades de publicación de un post, denominado antaño tuit, en una publicación externa como la de este blog puede hacerse, o bien mediante incrustación o bien bajo la leyenda que permita acceder al mismo. Sé que seguramente algunos dirán que esto que digo está cogido por los pelos. Pues quizás pero, por suerte, no impide acceder a la publicación y facilita ese acceso. Además, como el objetivo es más educativo que de señalamiento, alego en mi defensa que lo hago para intentar, tanto educar en el buen uso de las redes como para cuestionar determinados comportamientos.

En X se ha producido, tal y como expliqué, en un artículo mucho más complejo (enlace) y con numerosa bibliografía (porque lo que me interesaba era lo que se decía y demostrar que las mecánicas de repetición, según las investigaciones, son efectivas), un hecho lamentable. Un hecho que convierte, de nuevo, una publicación nauseabunda, en la que un usuario cuestionaba un modelo pedagógico que no le gustaba, acudiendo a decir “que hacíamos daño al alumnado” si obligábamos a nuestro alumnado a hacer actividades repetitivas, en un ataque personal al emisor de una minoría de usuarios. Y, como siempre sucede, el grupo de los “seres de luz” (debiendo ser llamados bullies de manual), sacando esa minoría de respuestas como algo generalizado. Les va muy bien esa generalización porque así todos los que están en contra de sus ideas pedagógicas resulta que son machistas, australopitecos o, simplemente, fachas. Lo del comodín facha ya cansa. Pero bueno, algunos lo asumimos porque han desvirtuado hasta tal punto el concepto que ya no saben ni ellos lo que significa.

Pero bueno, vamos a poner los puntos sobre las íes. A desenmascarar a estos personajes victimistas que, curiosamente, acaban siendo acosadores, perseguidores y otros adjetivos. Personas a las que les gusta mucho poner a la gente que no piensa como ellos en la picota porque todos, según ellos, somos malos ciudadanos. Y ya no digamos, malos docentes.

Entre estos mensajes acusadores están, entre otros, los emitidos por los miembros de un colectivo, formado por personajes muy siniestros con los que me arrepiento, en alguna ocasión, de haber compartido mesa, con publicaciones como las siguientes:

Fuente: https://twitter.com/da_dedo/status/1763453276048023818

Ya lo veis. Manipulando unas respuestas puntuales, porcentualmente ínfimas, para decir que todos los que cuestionaban la concepción pedagógica del usuario que he enlazado en un párrafo anterior, somos bots y perfiles ultras. La verdad es que no puedes menos que reírte. Y ya cuando mezclan que los que estamos en contra de determinadas cosas en educación defendemos prácticas obsoletas o estamos a favor de los insultos a la persona que hizo el tuit que he mencionado antes en este mismo artículo, es ser manipulador nivel pro. En referencia a ser una conducta frecuente, yo solo la he visto frecuente cuando se realiza por parte de aquellos que, desde sus cuentas A o B, curiosamente, se pasan el día señalando y dictando doctrina pedagógica, acudiendo al ataque sistemático contra todos los que osan cuestionarles sus ideas. No tienen debate. No tienen argumentos. Tienen, simplemente, ganas de vender y venderse. O, simplemente, de transferir su ira a un medio que les permite hacerlo. Y, repito, no es una cuestión de señalar a nadie. Es, simplemente, hablar de sus prácticas en X para ponerlas como ejemplo de lo que no debería hacerse, al igual que se usan imágenes o fruta real para enseñar al alumnado a diferenciar manzanas y peras.

Otro ejemplo sería el del señalamiento personal, también incentivado por esos perfiles. Un ejemplo claro sería el siguiente. Ya veis que voy a base de ejemplos, pero es por ponéroslo fácil. Solo consultando lo que dicen algunos, sabréis de qué pie cojean y cómo intentan manipular. Son, repito, unos bullies de manual. Unos bullies que, curiosamente, despotrican contra el mismo sistema educativo que les ha permitido tener, supuestamente, la capacidad para poder despotricar. Un sistema educativo y unas prácticas, que ellos atacan en X, que, curiosamente, es el que defienden para sus hijos o para los hijos de sus amigos.

Fuente: https://twitter.com/victorlopezsbd/status/1763475110466289954

Ahora resulta que tomarse con humor ciertas cosas o, simplemente, tener una posición crítica con ellas, ya hace que algunos puedan señalar y pedir, como hace a continuación en este hilo, que se agreda a quien se ríe de ciertas prácticas diciendo textualmente “ya no tenemos 13 años para seguir aguantando a bullies de instituto que amedrentan al resto de la clase”. Una amenaza en toda regla frente a quien osa discrepar. Por cierto, ¿quién consideráis que es el bullie? Yo lo tengo bastante claro.

Fuente: https://twitter.com/d_estudis/status/1763487545537573093

El problema que tenemos, aparte de que X, tal y como he dicho en el artículo de esta mañana (enlace), manipula los algoritmos para convertirnos en peores personas, es que hay gente interesada en convertir a la verdadera víctima en verdugo.

Reniego de cualquier ataque personal. Reniego de cualquier señalamiento. Creo que no es bueno para nadie el posicionarse encima de una piedra y decir que todos los que no sigan las tablas que trae en la mano sean malas personas. Especialmente si esas tablas están basadas en cuestiones absurdas o inventos que, por desgracia, solo le valen al que vende réplicas de esas tablas, las difunde o, simplemente, las transmite. Y ahí está la clave de todo.

Hay gente que ya han asomado demasiado la pata. Se ha de ser muy mala persona para intentar manipular, en un sentido o en otro, la realidad de lo que está sucediendo. Lo que está sucediendo es algo muy grave porque, al final, fijaos en quiénes estamos abandonando X y quiénes poniéndose candados. No son precisamente los “seres de luz”. Ellos, curiosamente, acaban verificando sus perfiles en esa red social y saltando, junto con toda su jauría, frente a quienes tengan la desgracia de habérseles puesto a tiro. Eso sí, según ellos, los que estamos huyendo de ese ambiente, somos los malos y los que generamos conflicto.

Sé que hoy me va a tocar recibir. Por suerte no estoy en X. Y, sinceramente, que algunos me llamen determinadas cosas en privado, cada vez me importa menos. Tengo una vida que empieza fuera de las redes sociales, una familia maravillosa y una buena red que, en mis momentos malos, siempre está ahí. Espero que ellos también la tengan porque, en caso contrario, su vida debe ser muy triste.

Por cierto, si tanto se preocupan por saber quiénes son los que dan me gusta a las publicaciones de otros, les recuerdo que, por desgracia, lo de que alguien opine igual o diferente que tú (no solo) en educación, no te hace un mejor profesional ni te da una mayor razón. Pensad en el tema tan sórdido de querer que el alumnado aprenda. A ver si va a ser que un tema en el que están de acuerdo la mayoría de docentes y la mayoría de la sociedad va a ser malo porque, dentro de esos, hay algunos que ponen un voto en la urna que no nos gusta. A ver si va a ser que la libertad solo es la que marcan algunos en su Arcadia estratificada, con sus gurús, sus alambradas y sus fusiles de precisión. A ver si será eso.

He intentado, como os he dicho al principio, ser de lo más prudente a la hora de escribir. Intento alejarme de esos perfiles tóxicos, en mi periplo puntual diario, de unos minutos, por X. El problema es que, a veces la pantalla esa de “para ti” me muestra cosas que no debería mostrarme. Y, por desgracia, aunque los tenga silenciados, la curiosidad me puede y tengo la mala costumbre de darle a “ver” sus publicaciones. O, en caso de que me tengan bloqueado, hay algunos que no me quieren que me envían ciertas cosas.

Sé que pueden cambiar. Estoy seguro de ello. Además estoy convencido de que la culpa es nuestra por no saber comprender que, tras sus prácticas de acoso y derribo en X, tienen su corazoncito. Solo es cuestión de que lo saquen a la luz. O que nosotros sepamos entenderles.

Y ya… ¡podéis empezar a apedrearme! Me lo merezco por no querer casarme, a nivel educativo, con nadie. Creo en que la mejora educativa vendrá de la unión y no del enfrentamiento. Especialmente de este enfrentamiento tan zafio al que algunos se han abonado. Llamadme loco.

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