Desde hace tiempo, en toda Europa se ha intentado imponer una educación basada en competencias. En nuestro país, el culmen de dicho desarrollo legislativo se ha dado con la LOMLOE (que no es más que una nueva ley orgánica que, al final, solo añade más concreción y burocratización a la LOE). Pues bien, resulta que en el país pionero de la educación basada en competencias, Escocia, la cosa ha sido tan nefasta que han optado por abandonar ese modelo educativo. Eso sí, aquí, como siempre vamos tarde, primero nos cargaremos del todo lo poco que sigue funcionando antes de optar, como siempre, por el camino de volver a cosas que funcionaban. La educación, al igual que otras cuestiones, es algo cíclico.

Pero bueno, seguro que lo que os interesa es saber qué ha pasado en Escocia. Aprovechando que ayer leí el artículo de Andrés Bello, titulado «El fracaso en Escocia del currículum organizado por competencias (o habilidades) y no por conocimientos«, voy a intentar aportar lo que sé del asunto porque, para aquellos que no lo sepáis, llevo mucho tiempo analizando e intentando desmontar esas falsedades que, en muchos lugares, se repiten acerca de otros sistemas educativos. Uno de los casos más flagrantes de manipulación mediática, amplificado en las redes, fue el tema de que Finlandia abandonaba las asignaturas, algo que era totalmente falso si uno se hubiera dedicado a acudir a las fuentes.

La educación basada en competencias (EBC) es un enfoque que se centra en el desarrollo y la evaluación de destrezas y habilidades relevantes para la vida y el trabajo, más que en la adquisición de conocimientos y contenidos. La EBC ha sido promovida por organizaciones internacionales como la OCDE y la Unión Europea como una supuesta forma de mejorar la calidad y la relevancia de la educación, así como de reducir el abandono escolar prematuro y las desigualdades sociales.

Los orígenes de la EBC en Escocia

La EBC se introdujo en Escocia a finales de los años ochenta y principios de los noventa, como parte de una reforma más amplia del currículo nacional y del sistema de evaluación. El objetivo era proporcionar a los alumnos una experiencia de aprendizaje más flexible y personalizada, así como reconocer y valorar diferentes tipos de resultados del aprendizaje, como las habilidades prácticas, la creatividad y la resolución de problemas.

Una de las principales innovaciones de la EBC en Escocia fue la creación del Marco Escocés de Créditos y Cualificaciones (SCQF), que es un sistema que clasifica y compara diferentes niveles y tipos de cualificaciones, desde la educación escolar hasta la educación superior y la formación profesional. El SCQF se basa en el concepto de «créditos», que miden la cantidad de aprendizaje alcanzado por un estudiante, independientemente de la modalidad o el lugar de aprendizaje. El SCQF también define los resultados del aprendizaje para cada nivel y cualificación, en términos de conocimientos, destrezas y competencias.

Otro elemento clave de la EBC en Escocia fue el desarrollo del Curriculum for Excellence (CfE), que es el marco curricular nacional para niños y jóvenes de 3 a 18 años. El CfE se puso en marcha en 2004, y su objetivo era proporcionar una educación coherente, flexible y holística que preparara a los estudiantes para los retos y oportunidades del siglo XXI. El CfE se organiza en torno a cuatro capacidades que los estudiantes deben desarrollar: aprendices exitosos, individuos seguros de sí mismos, ciudadanos responsables y contribuyentes efectivos. La CfE también identifica ocho competencias clave que los estudiantes deben adquirir a través del plan de estudios: ciudadanía, comunicación, creatividad, pensamiento crítico, aritmética, alfabetización, salud y bienestar, y competencia digital.

Problemas de la EBC en Escocia

A pesar de los ambiciosos e innovadores objetivos de la EBC en Escocia, la aplicación y evaluación de este enfoque se han enfrentado a varios problemas a lo largo de los años. Entre esos problemas, los más importantes son los siguientes:

  • La falta de claridad y coherencia en la definición y evaluación de las competencias. No existe una comprensión consensuada y compartida de lo que son las competencias, cómo pueden medirse y cómo se relacionan con los conocimientos y los contenidos. Esto crea confusión e incertidumbre entre profesores, alumnos, padres y empleadores, y afecta a la validez y fiabilidad del sistema de evaluación.
  • La complejidad y la burocracia del sistema curricular y de evaluación. El CfE y el SCQF se perciben como demasiado complicados y engorrosos, con demasiados niveles, resultados y criterios que cubrir y supervisar. Esto impone una pesada carga de trabajo y administrativa a los profesores, que tienen que planificar, impartir y evaluar una amplia y diversa gama de experiencias y resultados de aprendizaje. Esto también reduce el tiempo y el espacio para la enseñanza y el aprendizaje, y para la innovación y la creatividad.
  • La falta de apoyo y recursos para los profesores y las escuelas. La implantación de la EBC en Escocia exige un cambio significativo en la cultura y la práctica de la enseñanza y el aprendizaje, así como en la organización y la gestión de los centros escolares. Sin embargo, muchos profesores y escuelas consideran que no han recibido suficiente orientación, formación y financiación para hacer frente a este cambio. El resultado es la frustración, el estrés y la resistencia entre los profesores, y la incoherencia y desigualdad entre las escuelas.
  • La falta de pruebas y de impacto de la EBC en el rendimiento y el progreso de los estudiantes. Existe un corpus de investigación limitado y poco concluyente sobre los efectos y resultados de la EBC en Escocia, especialmente sobre los aspectos comparativos y a largo plazo. No hay pruebas claras y sólidas de que la EBC haya mejorado la calidad de la educación, o de que haya reducido el abandono escolar prematuro y las desigualdades sociales. También existe la preocupación de que la EBC haya rebajado el nivel y las expectativas de la educación, y que haya debilitado el rigor académico e intelectual y el desafío del currículo.

La reversión de la educación basada en competencias en Escocia

En respuesta a los problemas anteriores, el gobierno escocés y sus autoridades educativas han iniciado una serie de reformas y revisiones que han revertido algunas de las características clave de la EBC en Escocia.

Algunos de estos cambios son:

  • La introducción de pruebas nacionales estandarizadas en lectoescritura y aritmética para los alumnos de primaria y secundaria. Estas pruebas están diseñadas para proporcionar una medida coherente y fiable del rendimiento y el progreso de los estudiantes, y para informar sobre la mejora de la enseñanza y el aprendizaje. Sin embargo, también representan un cambio de un enfoque de evaluación formativa y holística a otro sumativo y limitado, y de uno basado en las competencias a otro basado en los contenidos.
  • La revisión y simplificación del plan de estudios y del sistema de evaluación. El CfE y el SCQF se están racionalizando y clarificando, con una reducción del número y la complejidad de los niveles, resultados y criterios. El objetivo es ofrecer más claridad y coherencia a profesorado, alumnado y familias, reduciendo la carga de trabajo y la burocracia de profesores y escuelas.
  • El refuerzo y la priorización de los aspectos académicos e intelectuales de la educación. El gobierno escocés y las autoridades educativas han hecho hincapié en la importancia de elevar el nivel y las expectativas de la educación, y de garantizar el rigor y el desafío del plan de estudios. Esto se ha reflejado en la promoción y el reconocimiento de las asignaturas y titulaciones académicas e intelectuales, como los Scottish Highers y los Advanced Highers, que son las principales vías de acceso a la enseñanza superior y al empleo.

Implicaciones y perspectivas del abandono de la EBC en Escocia

El abandono de la EBC en Escocia tiene importantes implicaciones y perspectivas para el futuro de la educación en nuestro país. No solo para Escocia, ya que al ser pionero en su implantación, lo que hemos aprendido de lo que ha pasado ahí debería hacer modificar la hoja de ruta de los países, como el nuestro, que en los últimos tiempos están presionando para su completa implantación.

El reto que deberíamos tener en cuenta es el poder saber qué ha fallado ahí para no cometer los mismos errores, realizar una revisión de las últimas leyes educativas y proceder, tal como están haciendo en Escocia, a realizar un sistema de evaluación sistémica, mediante una determinada batería de pruebas, tanto a actores implicados como a los elementos que conformen la educación. Y, con dichas pruebas, poder atacar los puntos más débiles de nuestra educación, eliminando lo que no funciona o complica el trabajo del profesorado o, lo que es más importante, el aprendizaje del alumnado.

A mí, personalmente, creo que el pasar del todo al nada, como han hecho en Escocia, es algo que me preocupa porque es, simplemente acabar con todo para volver a rehacerlo de nuevo. Creo, al igual que había cosas interesantes en el modelo que planteó la LGE, e incluso articulados legislativos anteriores, también hay cosas que  pueden aprovecharse, que se han legislado desde la LOGSE. No me gusta entrar como elefante en cacharrería, salvo que sea estrictamente necesario pero, o nos ponemos las pilas ahora y revertimos ciertas cosas que ya han fracasado en otros países (no somos más guapos ni más inteligentes y, por ello, seguro que también va a acabar de implosionar del todo el sistema aquí) o, simplemente, dejamos que acabe de hundirse la educación en nuestro país. Y esto depende de los que la gestionan. Así que espero que alguien se atreva a apretar el botón de pausa y se ponga, de una vez, a analizar qué funciona y qué no en nuestro sistema educativo. Un proceso que debería de ser ágil y rápido porque, cada día que pasa implementando ciertas cosas, es más tiempo el que necesitaremos para cambiarlas. Además, y lo que es más importante, estamos haciendo daño a los más vulnerables del sistema: a nuestro alumnado.

Es bueno saber qué pasa en otros países y qué experiencias han salido bien o mal en ellos. Otra cuestión es copiar, en su totalidad, sus experimentos. Algo que no debería hacerse nunca porque, al final, los sistemas educativos dependen, y mucho, del contexto en el que van a aplicarse. Eso sí, si algo fracasa estrepitosamente en otros países, lo lógico es no incorporarlo en el nuestro. Es algo que nos dicta el sentido común.

Espero que os haya sido de utilidad el post. Hacía tiempo que lo tenía en borradores pero, como he dicho al principio, ver que un compañero ha hablado de la educación en Escocia en su blog, hace que le haya dado el último empujón para publicarlo.

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