El problema de las listas (aunque las hagas con toda la buena intención posible)
En el día de ayer publiqué un listado de 25 cuentas en X (enlace) que, en MI OPINIÓN, son interesantes en el ámbito educativo. Sabía que hacer un listado hace que, por desgracia, no todo el mundo esté contento. O que, en el caso de la que hice, te digan que falta fulanito o menganito porque, al final, cualquier lista, salvo la que se base en datos estadísticos (e incluso así, en ocasiones, es complicado hacerla) tiene sus propios sesgos.
Si hubiera escrito una lista de las series que más me han gustado en los últimos tiempos, seguramente también hubiera recibido respuesta, por parte de algunos, de por qué ponía tal o cual serie. Lo mismo que los gustos musicales. E, incluso, cuando en un momento puntual de mi vida me decidí a publicar un listado de las diez mejores horchatas del país, casi todas, por cierto, situadas en la Comunidad Valenciana, hubo quienes me dijeron que estaba equivocado o que MI GUSTO no coincidía con el suyo. Es por eso que siempre soy reacio a hacer listas aunque, en ocasiones, me apetece escribir ordenadamente ciertas cosas. Eso sí, sin que la numeración de la misma indique, en la mayoría de ocasiones, ningún tipo de ranking.
En el ámbito (no solo) educativo hay opiniones. Y una de esas opiniones es la que hace referencia a “lo que más te gusta”, “lo que te gustaría que fuera” o, simplemente, puedes acabar hablando de “qué opinión te merece tal o cual persona”. Son todo opiniones muy sesgadas. Por eso es tan importante, más allá de las listas, hablar de evidencias, datos e investigaciones. El tema del debate está a otro nivel. No hay trampa ni cartón en lo anterior. Hay cuestiones que no son opinables. Incluso hay temas que, por mucho que parezcan ser opiniones, no lo son. Y un ejemplo de ello sería el comparar cómo ha evolucionado el aprendizaje del alumnado en ciertos ámbitos. Otro tema es opinar acerca de si se aprenden otras cosas o no. Yo estoy hablando de realidades contrastables. Las mismas que tienen las familias con varios hijos, los propios hijos o los docentes. Ojo, no estoy incluyendo el posible sesgo personal pero, en caso de no existir evidencias ni indicadores, la experiencia personal, especialmente de los profesionales, es clave para hablar de determinadas cosas.
Pero a lo que íbamos. A las listas. ¿Es necesario que yo ayer publicara una lista acerca de cuentas educativas en X que me parecían interesantes? ¿Le importa a alguien más que a MÍ? Pues, aunque lo haya explicado en numerosas ocasiones, esto no es nada más que mi bitácora personal en la que me apetece compartir cosas con vosotros. Nunca he pretendido deciros que, en caso de mis opiniones (que no son, repito, evidencias), lleve la razón absoluta. Jamás lo he pretendido. Eso sí, lo que tengo claro es que, cuando hablo de educación puedo saber más, por formación y experiencia, que alguien que no sea del mundillo. Aunque, y perdonadme que me haga pesado insistiendo en ello, siguen siendo opiniones en algunos casos.
En este blog publico también reflexiones en clave personal y, en ocasiones, cometo el error de publicar listas. Lo sé. Parezco nuevo pero, conforme pasan los años, estoy recuperando mi juventud. Incluso, hace un par de semanas, cuando fui al concierto de Seguridad Social en mi pueblo, sin saltos porque mi cuerpo no lo permite, bajé la edad de los asistentes. Y eso sigue siendo, al igual que las listas, mi opinión. La misma que, cada día que pasa, me ve mejor delante del espejo. Especialmente a primera hora de la mañana sin gafas.
Sé que me dejé muchos perfiles muy interesantes ayer, pero os prometo que, como en todas las listas, jamás se puede llegar a todo, ni coincidir con todos. Es lo que tiene escribir algo producto de opiniones o sesgos muy personales. Especialmente, insisto, cuando se hace en formato lista.
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