Todo parecía transcurrir con normalidad. TORREZNO 3PO se encontraba en un aula de Secundaria, observando en silencio mientras el docente de Tecnología intentaba explicar, por tercera vez ese día, cómo se organizan los circuitos eléctricos. Los alumnos, distraídos entre pestañas de navegador y miradas ausentes, apenas reaccionaban.

Y entonces ocurrió. Un leve zumbido. Un parpadeo de fluorescentes. Silencio.

Se fue la luz.

Primero, incredulidad. Luego, murmullo generalizado. Finalmente, euforia.

-¡Profe, se ha ido la luz! ¡No hay Internet! -gritó uno, como si hubiera anunciado el fin de los tiempos o la victoria de su equipo favorito.

TORREZNO 3PO notó una perturbación en la energía. Su sistema de asistencia automática cayó al 40 %. Sin conexión, sin soporte, sin recarga. Y, sin embargo, aquello no lo preocupaba tanto como lo que empezaba a intuir: sin luz, el sistema educativo terrestre colapsaba.

El profesor, con expresión de derrota contenida, miró el portátil apagado, la pizarra digital inútil, las caras expectantes.

-Bueno… -dijo al fin— vamos a hacer otra cosa.

Pero no tenía plan B. Nadie lo tenía.

La clase se convirtió en un pequeño experimento sociológico. Algunos alumnos intentaron convencer al profesor de que, sin luz, la única opción lógica era salir al patio. Otros improvisaron batallas con botellas vacías y bolígrafos. Una alumna propuso “leer algo en voz alta”, y fue observada como si hubiera sugerido ordeñar cabras en mitad del aula.

Mientras tanto, en el pasillo, el caos ya había alcanzado la fase dos. El microondas de la sala de profesores emitía pitidos de muerte. Alguien intentaba reactivar la fotocopiadora con golpecitos suaves, como si fuera una mascota enferma.

El equipo directivo improvisó una reunión de urgencia.

-¿Suspendemos las clases? ¿Mandamos a los alumnos a casa?
-¿Y si vuelve la luz en media hora?
-¿Y si no vuelve?
-¿Y si esto es permanente?

En medio de esa microcrisis organizativa, TORREZNO 3PO propuso activar un protocolo de contingencia didáctica basado en papel, lápiz y contenidos verbales. Lo miraron como si hubiera propuesto enseñar con carbón y pizarras de piedra.

Finalmente, se decidió mantener la calma y continuar como se pudiera.

Algunos profesores salieron al patio con sus grupos. Otros improvisaron debates, ejercicios de memoria o, simplemente, conversaciones.

Y algo extraño pasó.

TORREZNO 3PO lo detectó enseguida: la gente empezó a hablarse de verdad.

Sin pantallas, sin proyector, sin conexión, comenzaron a aparecer preguntas genuinas, historias personales, relatos sobre cómo eran las cosas “antes del wifi”. Un profesor de Sociales contó que de pequeño usaba enciclopedias. Un alumno compartió que su abuela le enseñó a multiplicar cantando. Hubo risas. Hubo curiosidad. Hasta hubo atención.

Y entonces, justo cuando el silencio empezaba a parecer fértil, volvió la luz.

El zumbido de siempre. Las pantallas encendidas. El murmullo volvió a ser digital.

La magia se evaporó en segundos.

-¡Profe, ¿podemos poner un vídeo?! -dijeron varios al unísono.

Ya en su nave, TORREZNO 3PO escribió su informe con cierta melancolía: “El apagón provocó un fenómeno poco frecuente en el sistema educativo terrestre… el contacto humano sin mediación tecnológica. Paradójicamente, el corte de energía reveló la potencia latente de la palabra, el relato, la improvisación. Recomiendo estudiar si la desconexión forzada puede ser, de hecho, una estrategia de aprendizaje válida.”

Cerró el archivo con una nota final: «Tal vez enseñar no requiera tanta luz… sino más sombra para que se escuchen las voces.»

Y, por primera vez en días, decidió no recargarse. Solo quedarse quieto. Escuchando.

Lista de capítulos de las aventuras de TORREZNO 3PO

Capítulo I. Un alien en la Facultad de Pedagogía 

Capítulo II. Un alien en la Facultad de Pedagogía II: curso para educadores innovadores

Capítulo III. Un alien en la Facultad de Pedagogía III: observación de un centro educativo real

Capítulo IV. Un alien en la Facultad de Pedagogía IV: el claustro

Capítulo V. Un alien en la Facultad de Pedagogía V: la jornada de puertas abiertas

Capítulo VI. Un alien en la Facultad de Pedagogía VI: el simulacro de evacuación

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