A mediados de junio, cuando el alumnado ya ha volado, el calor empieza a asfixiar y los profes cuentan días con ojos vidriosos, llegó la frase más temida por el claustro:
-“Recordad que hay que ir elaborando la memoria final.”
Y el silencio fue absoluto.
No el de concentración.
El de resignación burocrática.
TORREZNO 3PO, que aún no sabía qué era, preguntó inocentemente:
-¿Se trata de un documento para reflexionar sobre lo que ha funcionado?
-No, Torrezno. Es un PDF de 46 páginas que hacemos copiando el del año pasado.
-¿Y por qué?
-Porque así se ha hecho siempre. Y porque nadie lo va a leer.
La plantilla estaba ya disponible.
Se titulaba:
“MEMORIA FINAL DE CURSO DEL DEPARTAMENTO DE (rellenar)”
Puntos clave:
- Valoración general de los objetivos.
- Evaluación de las actividades programadas.
- Propuesta de mejora.
- Detección de necesidades formativas.
- Lenguaje vago pero técnico.
Una profesora del departamento de Lengua se acercó al ordenador.
Abrió la carpeta “Memorias antiguas”.
Eligió la de 2017.
Copió, pegó, cambió el curso en la cabecera y sustituyó “lectura compartida de El Quijote” por “lectura cooperativa de Wonder”.
Trabajo terminado.
En 9 minutos.
Otra docente, aún con ilusión residual, intentó redactar algo desde cero.
Llevaba una hora frente a la pantalla.
Solo había escrito:
“Durante el curso se han desarrollado diversas actividades con resultados diversos.”
Se levantó y dijo:
-Lo dejo. Voy a copiar a Ciencias.
TORREZNO se ofreció a ayudar.
Propuso añadir datos reales, citas de alumnado, alguna estadística.
-No, no, no -le dijo un profesor con años de experiencia.
Cuanto más veraz, más se nota.
En el apartado “Propuesta de mejora”, aparecía desde hacía cuatro cursos la frase:
“Reforzar la coordinación entre etapas.”
Nadie sabía qué significaba.
Pero siempre quedaba bien.
En “Dificultades encontradas”, se añadió:
“Algunos imprevistos propios del contexto.”
TORREZNO preguntó:
-¿Qué contexto?
-El que tú quieras. Eso es lo mágico.
En “Formación recomendada”, todos copiaron lo mismo:
“Gestión emocional y evaluación por competencias.”
Aunque nadie quisiera hacerlo.
Pero si se pone “Nada”, luego queda feo en Inspección.
Una docente más honesta quiso escribir:
“Este curso ha sido un caos, hemos sobrevivido como hemos podido, la mitad de los planes no se hicieron y los que sí, salieron regular.”
Todos le aplaudieron.
Luego borró el texto y escribió:
“Se han alcanzado los objetivos con un grado de satisfacción generalizado.”
A las 14:17, se mandaron todas las memorias por correo al equipo directivo.
Con el asunto: “Enviado. Buen verano.”
TORREZNO anotó: “En el ecosistema educativo humano, existen documentos que no informan, pero tranquilizan. Se construyen como ritual. Como placebo administrativo. Y quizá, en su absurda repetición, cumplan una función secreta: hacer que todo parezca bajo control.”
Y cerró con una frase leída en una esquina de una memoria de 2013 que nunca se entregó: “Si alguien lee esto, por favor, mándame café. Y una plaza definitiva.”
Podéis encontrar todos los capítulos de TORREZNO 3PO en la siguiente página. Espero que lo estéis disfrutando. Gracias por acompañarme en sus aventuras.
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1 comment
Genial.
Has dado en el clavo con este estilo. La ironía es mil veces más potente que la crítica sin más.
Gracias por tu valentía y amor por la verdad. Ojalá hubiera uno como tú en cada centro educativo.
Enhorabuena.