Ayer escribí un hilo en X acerca de que en breve se cumplirían 17 años de vida de este blog. Hoy, como no podía ser de otra manera, voy a trasladar ese hilo a un artículo. Celebrar el aniversario de algo o alguien se hace en ese algo o en la presencia de ese alguien. Y, por eso, hoy voy a repetirme. Así pues, para aquellos que ya leyerais el hilo de ayer y me seguís en esa red social, a día que pasa más tóxica gracias a algunos especímenes que pululan por ahí y un algoritmo con muy mala leche, podéis prescindir de lo que viene a continuación. O no. Haced, como he dicho siempre, lo que queráis. La libertad, esa palabra que tanto disgusta a algunos cuando va en contra de su ideología, siempre es algo que defenderé.
En unos días, este rincón que lleva tanto tiempo acompañándome —y, de algún modo, también acompañando a muchos de vosotros— cumplirá 17 años. Diecisiete. Lo escribo y me cuesta creerlo. Han pasado tantas cosas desde aquel primer post, muy relacionado con cuestiones de la materia que impartía, que ahora casi parece de otra vida. Y, en cierto modo, lo es.
Cuando abrí el blog, no había una intención demasiado clara. Ni estrategia, ni objetivos, ni mucho menos aspiraciones. Solo la necesidad de pensar en voz alta sobre educación, tecnología y todo lo que iba sucediendo en las aulas. Necesitaba un espacio para ordenar ideas y compartirlas, sin pretensiones. Lo que nunca imaginé es que ese pequeño gesto acabaría convirtiéndose en algo tan constante, tan mío, tan presente.
Diecisiete años después, el blog ha sido testigo de muchas cosas. De reformas educativas que se anunciaban como revoluciones y acababan en nada; de promesas digitales que parecían el futuro y se diluyeron en humo; de debates cíclicos que vuelven una y otra vez con distinto nombre. Y entre todo eso, lo único que ha permanecido ha sido esto: el escribir, el pensar, el compartir.
He de confesar que ha habido momentos en los que he estado a punto de cerrarlo. Por cansancio, por desmotivación, por sentir que todo lo que podía decir ya lo había dicho alguien antes (y seguramente mejor). A veces escribir en la red se parece demasiado a gritar en una habitación vacía. Pero siempre pasa algo. Un correo inesperado, un comentario en una entrada olvidada, una conversación que nace a partir de un texto. Y entonces recuerdo por qué sigo aquí.
Lo mejor que me ha dado este blog no son las cifras ni las menciones. Lo mejor ha sido la gente. Los que disienten con respeto, los que aportan, los que enseñan sin imponer, los que leen desde la curiosidad y no desde la trinchera. En una época en la que las redes se han vuelto un campo de batalla, mantener un espacio donde todavía se puede conversar sin levantar la voz se ha convertido en un pequeño acto de resistencia.
También he cometido errores, muchos. He publicado textos que hoy no firmaría igual, afirmaciones que el tiempo o la experiencia han desmentido. Pero precisamente por eso sigo escribiendo. Porque escribir es una forma de aprender, de rectificar, de evolucionar. Un blog no es una vitrina de certezas, sino un registro imperfecto de lo que uno va descubriendo.
Lo curioso es que, con los años, lo que empezó siendo un sitio para hablar de educación se ha convertido también en una forma de entender la vida. Cada entrada es una pequeña conversación con el tiempo. A veces con nostalgia, otras con ironía, casi siempre con el deseo de comprender un poco mejor lo que pasa a nuestro alrededor.
No sé cuánto durará esto. Quizá llegue un día en que ya no tenga sentido seguir. Las plataformas cambian, los formatos se agotan y las motivaciones también. Pero mientras siga teniendo algo que decir —y alguien dispuesto a leerlo—, este blog seguirá vivo. Porque, en el fondo, escribir sigue siendo una forma de creer que las cosas pueden ser un poco mejores.
A quienes habéis estado desde el principio… gracias por aguantar mis desvaríos. A quienes llegasteis después… gracias por leer sin prejuicios. Y a quienes solo pasáis de vez en cuando, en silencio, gracias también. Al final, este blog es de todos.
Diecisiete años después, sigo pensando lo mismo que el primer día: que la educación, como la escritura, solo tiene sentido cuando se comparte.
Sé que a algunos os da lo mismo que hable de esto, aporte datos o cuestione ciertas cosas en educación. Tardaréis cinco segundos en poneros a leer esto (¡se ha de ser muy masoca y tener mucho tiempo libre para solo buscar lo malo en lo que escribo!) y, cómo no, buscaréis por dónde poderme atacar. Lo siento. No me dais miedo ni, más allá de darme material para algunos artículos en esos días en los que ando justo de inspiración, me importáis una miaja.
Podéis descargaros mi último libro en formato digital, TORREZNO 3PO: un alien en educación, desde aquí.
Me podéis encontrar en X (enlace) o en Facebook (enlace). También me podéis encontrar por Telegram (enlace) o por el canal de WhatsApp (enlace). ¿Por qué os cuento dónde me podéis encontrar? Para hacerme un influencer de esos que invitan a todos los restaurantes, claro está. O, a lo mejor, es simplemente, para que tengáis más a mano por dónde meteros conmigo y no tengáis que buscar mucho.
Descubre más desde XarxaTIC
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
4 comments
¡Felices 17! Que sean mejores los venideros. Gracias por todos tus aportes a mi docencia. Abrazos cariñosos Jordi. Abrazos a Torreszno.
¡Bravo por estos 17 años, Jordi! Y gracias por compartir tus reflexiones, tus alegrías y tus broncas, tan parecidas a las de tantas y tantos docentes que se preocupan por la educación. También gracias especiales por el querido Torrezno, que me parece sensacional. Abrazo grande desde la sufrida Argentina.
Alejandro.
¡Muchas felicidades! Y muchas gracias por tus artículos. En punto de vista independiente y libre es lo mejor. Y escribes bien
Enhorabuena, Jordi, seguidor desde el 2016.