En este post planteo una cuestión crucial para la mejora educativa. La posibilidad de luchar contra ciertos mitos y prácticas pedagógicas que, tal y como indica actualmente la ciencia y con los datos de los que disponemos, son perjudiciales para el aprendizaje del alumnado. O, como mínimo, lo complican en lugar de facilitarlo. Pues, por desgracia, la respuesta es NO.

El terraplanismo educativo ha venido para quedarse. Al igual que hay quienes creen que la Tierra, por muchas pruebas que les aportes, es plana, hay quienes siguen creyendo, como si fuera un mantra, en inteligencias múltiples, estilos de aprendizaje, conos de Dale o cerebros triunos. Es que incluso hay personas que defienden a día de hoy el aprendizaje de la lectura inicial mediante procedimientos de interpretación de frases (método global), en lugar de por el método fonético. Y esto, por desgracia, se defiende también en Facultades de Educación y en el máster del profesorado por parte de profesorado universitario que, supuestamente, debería saber un poco acerca de estas cosas.

Hay escuelas cuya pedagogía se basa en inteligencias múltiples. Hay pedagogías basadas en un aprendizaje libertario que, precisamente, ya demostró su fiasco en el experimento SummerHill. Es que algunos ni leen hemerotecas y mucho menos investigaciones científicas. Y reconozco que, al menos en el tema de investigación educativa, estamos muy atrasados. ¿Motivos? No interesa investigar. Se sigue un modelo de investigación que intenta cuadrar algunas investigaciones con la respuesta que exigen determinadas organizaciones muy poco educativas. O, simplemente, los que investigan no saben hacerlo. Es que solo hace falta leer algunas cosas que se publican. Y ya no entro en aquellos que dicen que «la percepción del alumnado» es algo científico, o montan encuestas que no tienen ningún tipo de validez o verificación.

Hace ya un tiempo escribí cuatro artículos sobre determinados mitos, muy populares, en educación. Os los dejo aquí:

Eso sí, no voy a ser yo quien, si seguís con el mantra de que la Tierra es plana, el cáncer se cura rezando, con cloro o con hierbajos varios o, simplemente, que vuestro vecino del quinto es un extraterrestre (puede serlo, pero en el sentido amplio de la RAE) vaya a llevaros la contraria. Debatir con terraplanistas es una pérdida de tiempo. Os lo digo por experiencia.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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