En educación nadie regala nada. Especialmente todos aquellos negocios que viven de suministrar determinados productos, herramientas y/o servicios. Es que ni tan solo la educación pública es gratuita. Todo es monetizable. Eso sí, hay cuestiones con una monetización más social y otras menos.

En el día de ayer llegó a mi correo electrónico otra nueva «rebaja» de los servicios que ofrece Google a sus usuarios. En este caso afectará a algunos docentes, porque reduce la posibilidad de reuniones grupales gratuitas a tan solo una hora de duración. Sí, lo sé. A muchos seguro que no os afectará pero, seguramente habrá más de uno (incluyendo a las administraciones educativas que apostaron por Google como su pilar tecnológico, como por ejemplo en Cataluña) a los que sí.

Fuente: Google

Hace tan solo unos días nos enteramos del cierre inesperado de Edmodo (enlace). Ahora de lo de Google. En estos últimos tiempos también nos hemos enterado de determinadas herramientas y servicios que, o bien han desaparecido, o bien han limitado sus funcionalidades gratuitas. Es que lo de apostar por la herramienta es algo que, al final, algunos están pagando muy caro. Especialmente los que juegan a una sola carta.

La mayoría de herramientas gratuitas os van a dejar con el culo al aire cuando vean que su cuenta de resultados no compensa. No me vengáis ahora con lo del software libre que, como ya sabéis, también tienen muchas desapariciones entre sus filas. Es que lo de poder opinar todos acerca de cómo debe hacerse algo, al final acaba llevando el producto a un caos. ¿Os imagináis que hubiera un nutrido grupo de programadores tras Facebook o Twitter y que cada uno decidiera qué colores o manera de funcionar va a tener la red social? Pues que pasaría lo que ha pasado con mucho software libre: que se han montado diferentes «forks» que no acaba usando nadie porque, al final no hay ningún tipo de estándar. Y los estándares, nos gusten más o menos, es algo a lo que tenemos que tender en cuanto a la tecnología.

¿Hay herramientas que no te van a dejar con el culo al aire? Pues mira por dónde… un libro de texto en papel no te va a dejar a mitad de curso sin poder acceder a él. A nivel tecnológico hay aplicaciones o formatos digitales que podemos intuir que van a durar (caso de los PowerPoints, los pdf, etc.). También las aplicaciones que nos ofrece la administración. Salvo alguna administración a la que se le fue la pinza cambiando la aplicación de gestión académica a mitad de curso, la mayoría procuran que las aplicaciones educativas que ofrecen tengan una duración de como mínimo el curso escolar.

Una de las razones por las que tenemos que tener especialistas en el aula, que sepan de lo suyo, es que en ocasiones los subterfugios que, a veces encubren las limitaciones de un profesional (el aderezo tecnológico) te dejan con el culo al aire. Y para eso nada mejor que tener docentes que no se casen con ninguna herramienta, que tengan conocimientos suficientes para impartir su asignatura con las manos en los bolsillos y que puedan dar clase sin preocuparse por si el proyector funciona o no. El buen docente es insustituible porque, la otra opción (que pretenden algunos) es dejar al albur de la herramienta y de las decisiones que tomen sus programadores o propietarios, la calidad de la educación que va a ofrecerse.

Yo podría dar clase de mi asignatura con apoyo de un libro de hace veinte años, una tiza y una pizarra. Sé que lo anterior no interesa a nadie de los que gestiona actualmente la educación. Y reconozco que yo he sido mucho de probar e introducir cosas (hubo un curso que volví loco al alumnado al ir cambiando de herramienta más que de calzoncillos), aunque he de reconocer que, al menos este último curso, tiré mucho de materiales en pdf, presentaciones y las herramientas que me suministraba mi Conselleria. Me estoy haciendo mayor y cada vez prescindo más del envoltorio para centrarme en lo importante. Soy así de raro.

No dejéis que os dejen con el culo al aire. Ya cuesta lidiar con algo tan heterogéneo e incontrolable como es el alumnado, para añadir más incógnitas a la práctica educativa. Por muchos embajadores, certifieds o vendedores de ciertos productos. Ser profesional no es estar a la última en cuanto a las TIC. Ser profesional es saber y saber usar la herramienta adecuada a cada momento, intentando ser muy cauteloso y crítico con la obsolescencia programada de la misma.

Estos meses voy a ir haciendo un poco de publicidad, si me permitís (bueno, y si no da igual, porque esto es mi blog), de mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel). Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos este curso que viene sobre educación. 😉


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