¡Ya está bien! Desde aquí pido la intervención inmediata de inspección educativa ante la proliferación de cuentas, en las redes sociales (especialmente Instagram y TikTok) en la que algunos exponen a su alumnado un día sí y al otro también. Esto de las redes sociales a algunos se les ha ido de las manos. Más interesados en la visibilidad que en proteger la privacidad del alumnado. Más interesados en publicar la actividad “superguay” que están haciendo en el aula que en buscar -o hacer- actividades que, menos vendibles, permiten que su alumnado pueda aprender.

Cuando uno publica tuits en las redes sociales en su horario laboral está cometiendo una falta grave. Cuando uno publica en TikTok vídeos mientras está dando clase, está cometiendo una falta grave. Cuando uno publica exámenes de su alumnado en internet, está cometiendo una falta grave. Hablar de lo que a uno le pasa en su aula, salvo que sean las sensaciones personales que se puedan aislar del alumnado, es cometer una falta grave. Y debe actuar inspección educativa. Creo que ya empieza a ser hora de que a algunos de esos que exponen, un día sí y otro también a su alumnado, les llegue un requerimiento por parte de inspección. Empieza a ser hora de dar ejemplo y echar a docentes que, por desgracia, siguen sin entender cuál es su trabajo. Un trabajo que no consiste en acabar de darle las últimas pinceladas a su último libro, alardeando de ello en las redes sociales, mientras están dando clase. Un trabajo que no consiste en publicar tuits mientras tienen horas de guardia o de equipo directivo. Un trabajo que no consiste en poner un móvil con un trípode en su clase y hablar, alegremente, de los novios o novias de su alumnado.

Esto tiene que parar. No es que quiera poner puertas al campo, pero ya me he cansado del uso que hacen algunos de las redes sociales. Especialmente, y lo más grave, de cómo exponen a su alumnado. Por cierto, no tiene nada que ver esto con publicar materiales usados en el aula o reflexionar, de forma más o menos ácida o crítica, acerca de temas educativos. Estoy hablando de otra cosa. Creo que me estoy explicando bien.

El aula y el centro educativo en el que se halla el alumnado, debería ser un lugar protegido frente a determinados excesos de ego o mediatización de algunos. Especialmente cuando se hallan menores de edad en esas aulas y centros. No hay derecho a exponerles de esta manera. No es que no haya derecho de exponerles de esta manera. Es que es, simple y llanamente, una falta grave en su función laboral que tienen encomendada. Además tipificada como tal.

Esto solo se acabará el día en el que la administración quiera parar con estas cosas. No hace falta echar a nadie de la docencia. Simplemente se le dice a ciertos docentes que, o paran de hacer ciertas cosas o ahí tienen la puerta. Tan simple como eso. Tan complicado como eso. El problema es que, como todos sabemos, la administración prefiere mirar hacia otro lado. Y mientras, el alumnado, tratado como ganado y expuesto frente a un montón de mercaderes de carne. Algo que no debería suceder. Algo para lo que espero se ponga remedio.

Lo que están haciendo ahora algunos docentes con sus cuentas en las redes sociales no tiene nombre. No debería permitirse. Y no, no se trata de ser más o menos moderno. Se trata de primar al alumnado frente a determinadas prácticas. ¡Ya está bien!

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