En el día de ayer, todos los usuarios de Edmodo, recibieron un correo en el que se les informaba del cierre, a principios de septiembre, de la plataforma virtual de aprendizaje.
Otra herramienta digital más que, o bien cierra sus puertas, o bien cambia unilateralmente sus condiciones de uso o características que se ofrecían de forma gratuita, como están haciendo, por ejemplo, muchos productos de Google, en los últimos tiempos. Pero, en este caso hay algo que chirría para todos aquellos que una vez usamos el producto pero que, al ver ciertas cosas, dejamos de hacerlo.
Edmodo fue comprada por la friolera de 137,5 millones de dólares en el año 2018 por China’s NetDragon (fuente). Una empresa destinada fundamentalmente a juegos online que, a su vez ha ido comprando determinados productos educativos (web). Además, si uno busca relaciones curiosas, resulta que NetDragon, la empresa que adquirió Edmodo, se convirtió en un partner estratégico de la UNESCO. Todo, seguramente, casualidades.
También será casualidad que una de las inversiones multimillonarias para “llevar la educación al siglo XXI” de la Unión Europea, se base en la adquisición de paneles interactivos (cientos de millones de euros en España destinados a su compra) y que, también curiosamente, sea NetDragon una de las empresas que fabrican los mismos bajo su marca Promethean. Ya, lo sé. Son muchísimas casualidades.
Aquí tenéis los beneficios obtenidos por NetDragon en 2021:
Sí, lo habéis leído bien. Sus ingresos en el sector educativo fueron de 3,2 billones y eso supuso un incremento de un 32,2% respecto al último año. Blanco y en botella.
En educación no hay interés por parte de las empresas de mejorar la educación. Si un producto no obtiene el beneficio esperado, se cierra. Además, ¿alguien cree realmente que se adquirió Edmodo por 137,5 millones de euros para comprar la plataforma educativa y cerrarla en pocos años, después de una pandemia, cuando el auge de su uso fue brutal? Una plataforma que, de cero, costaría hacerla muchísimo menos. A ver, que los que pensamos mal, podemos hacer la suposición que la compraron por los datos del alumnado que había incorporado Edmodo. Millones de alumnos y docentes de todo el mundo con los datos disponibles a un simple clic por parte de la empresa. Incluso que no se vendan a terceros, hay un filón en su análisis y uso.
Lo de Edmodo es solo un ejemplo de lo que nos están vendiendo como innovación educativa. Una innovación educativa basada en herramientas y hardware que, al final, son un modelo de negocio para algunos. Un modelo de negocio regado con dinero público en muchos casos porque, como os he dicho antes, ¿alguien se cree que teniendo “amigos” en la OCDE y en la UNESCO, que al final son quienes dictan las políticas educativas macro de muchos países, no hará lo anterior que sus productos se vendan muy bien? Con lo de los paneles digitales y los fondos europeos Next Generation lo estamos viendo. Tan solo hace falta quererlo ver.
Si realmente a alguien le importara la educación investigaría estas cosas pero, al final los políticos que la gestionan dan la sensación de ser títeres de intereses superiores. De organizaciones y entramados empresariales cuyo objetivo siempre es el mismo: ganar dinero a toda costa. Defendidos, como no podría ser de otra manera, por una campaña mediática brutal e incluso algunos docentes que van de abanderados de esas organizaciones y empresas.
No es malo hacer negocio con la educación. Hay muchísima gente que intenta hacerlo de forma lícita. Lo malo es que sea el negocio o los intereses por hacerlo los que digan cómo y qué debemos de hacer en educación.
Estos meses voy a ir haciendo un poco de publicidad, si me permitís (bueno, y si no da igual, porque esto es mi blog), de mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel). Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos este curso que viene sobre educación. 😉
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Jordi me encuentro con este texto y luego con tu libro. vivo en Argentina y leo el índice y parece muy interesante. Soy docente de filosofía. voy a ver si puedo comprar el libro. Se nos hace difícil comprar en el exterior. Ojalá pueda leer y compartirte ideas. Por los títulos me parece que me va a gustar
Saludos
Si tuvieras algún problema puedes enviarme un correo electrónico e intentaría ver qué se puede hacer. Eso sí, no te hagas muchas ilusiones. He vertido mucha bilis en el libro y lo he redactado sin ningún tipo de ganas de ser políticamente correcto. De esos libros que me apetecía escribir de hace mucho. Un saludo desde el otro lado del charquito.