Voy a contaros una historia. Bueno, unos os dan datos y yo os cuento la historia. Datos, supuestamente reales, salpicados, como siempre sucede, por muchísima demagogia, que debería impedir que alguien hiciera un artículo como el que voy a escribir ahora. El problema es que, al menos a mí este tipo de demagogia que hacen algunos me da acicate para escribir sobre ello.

Partamos de una premisa inicial. El alumnado de ahora no es ni mejor ni pero que el de antaño. Es una premisa aceptada por todos los que damos clase. Seguimos teniendo el mismo porcentaje de alumnado excelente que cuando empezamos a dar clase, el mismo porcentaje de alumnado «normal» (lo entrecomillo para que se entienda) y el mismo que, por diferentes motivos, o no puede aprender o no quiere aprender según el concepto de aprendizaje reconocido y más habitual. No entro en otros detalles porque, sinceramente, de lo que me interesa hablar es de la relación que, por desgracia, determinados personajes establecen, entre aprobar y aprender. Algo que, a poco de aplicar el sentido común y la premisa inicial, es fácilmente desmontable.

En el día de ayer, un director de un centro educativo publicó en su cuenta personal de Twitter los datos de aprobados de su centro y la evolución de los mismos. Me interesan los datos. No voy a entrar en si una cuenta personal en las redes sociales es el mejor lugar para exponerlos. Eso ya…

Fuente: https://twitter.com/tonisolano/status/1603135866809057282

¿Realmente alguien con dos dedos de frente se cree que se puede pasar de titular la ESO del 77,7% al 90,2% en un período de cuatro cursos escolares? ¿Realmente alguien cree que se pueden aplicar medidas educativas y que las mismas, curiosamente, tengan efecto a tan corto plazo? Por cierto, el curso 2020-2021 fue el año de la pandemia y se abrió mucho la mano en muchos centros. Además, en cuanto a los partes de convivencia, con asistencia en días alternos, es lógico que bajara. Pero, por favor, ¿creéis que el alumnado o la metodología hacen que esos datos sean de aprendizaje? O, simplemente, como sucede en los últimos años en todos los centros, se está optando por aprobar a todo el mundo con la simple asistencia, con independencia de que sepan o no sepan.

Fuente: https://twitter.com/tonisolano/status/1603135866809057282

En la Comunidad Valenciana, por cierto, se da la casuística de estar trabajando por ámbitos en primero de ESO en todos los centros educativos. Algo que hace que, curiosamente, en todos se haya reducido el número de suspensos. ¿Implica eso que los ámbitos hagan que el alumnado aprenda más? Ojo, si lo relacionamos con el número de aprobados, seguro que alguno dirá que sí.

Los que sois docentes, salvo los cuatro iluminados que creen en los milagros, sabéis que en el alumnado que tenéis delante no es mejor ni peor que el que había antes. También sabéis que, en muchas ocasiones, en detrimento de vuestra profesionalidad, estáis haciendo la vista gorda con muchas cosas. También sabéis que, en el caso de cuarto de ESO, si se hiciera un examen de las operaciones básicas matemáticas, de lectura de un texto en voz alta, un dictado y una comprensión de un texto serían, con suerte, la mitad de los obtienen el título a final de curso los que conseguirían hacerlo correctamente. Sí, lo sabéis vosotros y lo sé yo. Y eso es un problema.

Pero bueno, esto es lo mismo que cuando uno va al médico, estando ya curado, para pedir que le renueve la baja. ¿Creéis realmente que en ocasiones, por presión, no se le alarga innecesariamente? Pues si sucede en el ámbito sanitario cómo no va a suceder en el ámbito educativo. Sucede. Y el sentido común así lo indica. Los datos tan exagerados de aprobados en todos los grupos, no solo de ESO, así lo indican. No digamos ya los cientos, por no decir miles, de doces y treces para acceder a determinadas carreras universitarias. Es que no hay por dónde justificarlo porque, repito, el alumnado no tiene ahora una configuración mental superior (ni inferior), no tiene ahora más ganas de estudiar que antes, existen los mismos profesores y, en definitiva, lo único que ha cambiado en profundidad es la concepción de la educación por parte de todos. Ergo, blanco y en botella.

Por cierto, la demagogia barata intentando defender lo indefendible, sería bueno que algunos se la dejaran en los bares. O en los cursos de formación que imparten. O también en Twitter porque, quién soy yo para impedir que cada uno manipule las cosas a su antojo e intereses.

Fuente: https://twitter.com/tonisolano/status/1603140396745367554

La demagogia en Twitter vende muy bien. El problema de la misma es que, por desgracia, algunos todavía seguimos teniendo un poco de interés por saber qué subyace tras ciertas cosas. Y sabemos que, tras el incremento descontrolado de las calificaciones del alumnado en todas las etapas educativas, por desgracia, no subyace una mejora del aprendizaje. Eso sí, algunos intentarán seguir usando la ironía para ocultar esa realidad. O dirán, como últimamente están diciendo algunos, que nos negamos a ver la realidad y lo que ha mejorado la educación «el hacer ciertas cosas en el aula».

Como bonus track os voy a poner el vídeo de Olga García, coautora del libro «rojipardo» titulado Escuela o barbarie, en el que desmonta el ABP. O más que desmontarlo, indica que es otra estrategia de la OCDE para mercantilizar la educación. Un modelo que, curiosamente defienden los que van de inclusivos. Nada que ver con que den cursos sobre ABP en los CEFIRE, en el INTEF o en otros lugares y que se saquen una pasta por ello. Serán casualidades.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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