Cada cierto tiempo cae en mis manos un artículo, más o menos interesante, que considero que es clave para plantearnos ciertas cosas. En el caso de hoy, otro día más de insomnio (¡y ya van…!), me gustaría compartir con vosotros el artículo titulado «Why aren’t effective teaching tools widely adopted?» (enlace) en el que su autor reflexiona acerca de por qué no se adoptan masivamente en las aulas las estrategias pedagógicas más eficaces o contrastadas.

No comparto en la totalidad las reflexiones del artículo. No creo que, tal y como dice el autor, debamos abandonar toda esperanza de cambio en la escuela pública. Y además, sigo convencido de que, en algún momento alguien dejará de experimentar en las aulas y procederá, con criterios técnicos, a realizar intervenciones avaladas por lo que dicen las investigaciones. Ojo, estoy diciendo investigaciones. No estoy hablando de lo que hacen algunos, sin ningún tipo de control y sacando los resultados de intuiciones basadas en la ideología o encuestas.

Lo que sí que comparto es el inicio del artículo de opinión que os comparto, en el que habla de una investigación, desconocida por muchos, denominada The Follow Thought, en la que se valida como método educativo más eficaz la instrucción directa. Una instrucción directa que no consiste, como intentan vender algunos para desacreditar el método, en clases unidireccionales de memorización y vómito. Por cierto, si os interesa esa investigación masiva realizada a más de 700.000 alumnos, podéis encontrarla en un artículo que escribí hace un tiempo (aquí).

Sin más voy a traduciros, o más bien dejar que os traduzca DeepL, para mí el mejor traductor que existe en la actualidad, la primera parte del artículo que comparto en este post.

«Existen métodos educativos eficaces. Existen desde hace mucho tiempo. En su mayoría son conductuales, estructurados, de ritmo rápido y requieren una elevada proporción de práctica diaria regular. En vista de ello, es irresponsable invertir más fondos públicos en investigación educativa sin implantar primero los potentes resultados de la investigación que ya se ha comprado y pagado.

El destino de los métodos educativos altamente productivos en la enseñanza pública es una vergüenza nacional. Ningún método o programa educativo altamente eficaz ha sido nunca ampliamente adoptado en Norteamérica. No comprendí y acepté esto hasta 1983, cuando leí los resultados del Proyecto Follow Through y cómo habían sido ignorados y encubiertos. Se han ignorado los resultados de la investigación educativa más extensa y costosa jamás realizada. Ni siquiera se podían sacar los informes de Washington. Eran los resultados de la inversión de fondos públicos, ¡y se habían quedado sin informes! ¡No podían encontrarlos! «¡Vuelva a llamar el próximo lunes!».

Para mí, esto era escandaloso. En aquel momento, estábamos probando la enseñanza de precisión en toda la escuela y en todo el distrito, pero nunca habíamos llegado al punto de las demostraciones masivas de Follow Through de muchos programas en toda la ciudad, ni habíamos comparado los resultados entre nueve modelos de enseñanza diferentes, como hizo Follow Through al final del proyecto. Los dos modelos conductistas (instrucción directa y análisis de la conducta) produjeron las mayores ganancias en habilidades básicas. Los modelos orientados a la gestión del aprendizaje autónomo, por autodescubrimiento con guiado mínimo, empeoraron los logros de los alumnos por debajo de la media de las escuelas de control curricular. Esto me paró en seco. Si la enseñanza de precisión continuara y progresara hasta el punto de que se realizaran comparaciones en escuelas públicas de toda la ciudad, con grupos de control y evaluaciones independientes, y se considerara superior, ¡seguiría siendo ignorada!

La instrucción programada, el sistema personalizado de instrucción (PSI), la instrucción directa y la enseñanza de precisión han sido eliminados allí donde tuvieron éxito. El enfoque PSI murió en North Eastern y en Georgetown, y está restringido a un solo curso en la meca del comportamiento, el Departamento de Desarrollo Humano de la Universidad de Kansas. Es difícil mantener el humor cuando se acepta el hecho de haber invertido 25 años en desarrollar métodos que pueden ayudar a la nación a salir del abismo educativo en el que se precipita. Estos métodos son baratos y, en cambio, se están introduciendo métodos más caros y mucho menos eficaces. Tenemos investigaciones que los avalan. Sin embargo, son ignorados o rechazados por el mito popular y la intolerancia (…)«.

Creo que convendría darle una vuelta a lo anterior. Creo que deberíamos alejarnos de medidas educativas muy mediáticas, quizás más vendibles que útiles en el aula, y buscar qué funciona para la mayoría del alumnado, adaptando estrategias a aquel alumnado con más problemas de aprendizaje. No creo que sea tan difícil.

Pero bueno, como he dicho siempre, hay algunos que solo tienen interés en criticar ciertas medidas eficaces, de diseño sencillo y económicas, para apostar por sus ideas pedagógicas, más basadas en creencias o ideología. Y así nos va. Nos va demasiado mal para la gran cantidad de buenos profesionales que tenemos en las aulas, un alumnado que no es mejor ni peor que el de antes y unas familias que, en su mayoría, muy preocupadas por lo que están viendo, intentan echar una mano en lo que pueden.

Nada. No me hagáis caso. Seguro que eliminar, por ejemplo, los procedimientos de aprendizaje de las operaciones matemáticas básicas, sustituyéndolos por maravillosas apps que complican los procesos rudimentarios hasta el infinito, es una buena opción.

Bibliografía

Lindsley, O. R. (1992). Why aren’t effective teaching tools widely adopted? Journal of Applied Behavior Analysis, 25(1), 21–26. https://doi.org/10.1901/jaba.1992.25-21


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