|

¿Por qué aparecen ahora tantas asociaciones educativas?

Tengo un gran respeto por muchas de las asociaciones educativas que se llevan creando en los últimos años. Hay grandísimos profesionales que, por necesidad, o por considerar que es bueno tener un espacio para aglutinar un determinado pensamiento educativo, han creado, con mucho esfuerzo, algunas organizaciones o asociaciones educativas. Estoy hablando de las creadas desde abajo. No de las creadas con apoyo institucional o por determinadas empresas y fundaciones privadas.

Algunas, por desgracia, implosionaron. Otras, lamentablemente, se convirtieron en el chiringuito de cuatro. Y algunas siguen intentando, con mucho esfuerzo, ir avanzando, pensando más en el procomún que en temas individuales, tanto de sus fundadores como de los que se van asociando o colaborando en esa asociación. Son, como he dicho, un modelo de asociaciones abiertas y democráticas. Algo que no son, por ejemplo, dos de las que se han creado últimamente.

Crear una asociación educativa para difamar e insultar a los que no piensan como tú es otro tema. Crear una asociación, como la que ha creado una determinada Fundación privada en Cataluña, contando con evangelizadores que quieren arrasar con todo el modelo educativo, para inculcar unas ideas monolíticas con un brutal apoyo económico, es otro modelo de asociación que tampoco me gusta. Pero respeto, dentro de la libertad de asociación y de expresión que siempre he defendido, que cada uno cree asociaciones para lo que le apetezca. Incluso para tomarse unas cervezas o encontrar pareja.

Se están creando asociaciones porque a algunos se les ha acabado el chiringuito del dominio de “su relato”. Algunos empiezan a incurrir en contradicciones, los datos no les avalan y se empiezan a poner nerviosos. No olvidemos que hay asociaciones muy politizadas. Solo hace falta ver a los que inician las mismas. Algunos siempre con el carnet en la boca o con múltiples intervenciones en las redes sociales en las que, curiosamente, jamás han criticado las decisiones educativas de determinados partidos.

Ahora aparecen asociaciones educativas por un tubo por dos motivos: uno, la necesidad de poner un poco de cordura a todo lo que está pasando en educación y hacer propuestas creíbles y técnicas o, como sucede en las dos últimas que he visto nacer, intentar defender sin argumentos, más allá del insulto y el desprecio desde un púlpito imaginario, determinados planteamientos o chiringuitos educativos.

No vaya este post para decir a nadie qué puede o qué no puede hacer. No se entienda como una crítica a aquellos que buscan amigos porque solos, por desgracia, se sienten inferiores a los demás. No se entienda tampoco que esté en contra de la necesidad de mantener la parte del pastel que se están llevando en los últimos tiempos algunos. Es un post, simplemente, para reflexionar sobre el tema. Sin acritud y sin ninguna mala intención más allá de la opinión personal.

Finalmente deciros que he vuelto a Twitter. No, no soy el culpable de que esté hecho unos zorros, tanto a nivel humano de algunos docentes, como que se hable de su desaparición al ser adquirido por Elon Musk. Alguien con quien, por cierto, a diferencia de algunos que pertenecen a algunas asociaciones, sí que me tomaría un café. Sería interesante. Y a mí me va la gente interesante. Esté zumbada o no. Yo también lo estoy.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉

Publicaciones Similares

Deja un comentario