No estoy activo en la red social del pajarito azul. A pesar de ello, es imposible, especialmente en tardes dominicales, después de una magnífica paella, poner un poco la vista en los últimos tuits de la tuitosfera educativa. Bueno, de la tuitosfera en general.
Me he dado cuenta de que hay un montón que anuncian que se van de Twitter a Mastodon. Ya es un déjà vu que viví hace algún tiempo. Un montón de amagos que, al final, como sucede con esos amagos masivos de largarse de WhatsApp a Telegram, se quedan en solo amagos. Bueno, queda muy bien decir que te vas de un sitio como estrategia de boicot. Muy similar a la de aquellos (…), a los que los medios promocionan, que se dedican a pegarse en obras de arte. Con una diferencia. A estos segundos yo los pegaría del ciruelo y de los melones en los cactus que hay en alguno de esos lugares de nuestro territorio.
Por cierto, ¿qué cambios van a darse en Twitter que generen tanta polémica? ¿Pagar ocho dólares mensuales por tener una insignia azul? Joder, que yo no sigo -o más bien y hablando en propiedad, seguía- a la gente por tener o no una insignia azul. ¿Se van a colar timadores con eso y personas que van a suplantar identidades? Pues vale. Igual que ahora. Por cierto, a mí no me interesa la cuenta de Lo País cuando habla de educación. A mí me interesa la cuenta de un docente de aula, de un experto -que no gurú- en algo relacionado con mi ámbito laboral. Es que soy mucho más primario. Por tanto, no le veo el problema.
¿Es un problema que censuren menos? Pues para los que estamos en contra de la censura, mientras se respeten las leyes, a mí no me parece mal que dejen de censurar ciertas cosas. A mí que alguien me pueda hablar de educación, mencionando a determinados personajes, no es de recibo para censurarle ni bloquearle la cuenta. Es que, al final, ¿no estamos buscando un lugar donde todo el mundo pueda expresarse? Pues parece que a algunos solo les gusta que censuren a los que no piensan como ellos. Yo no pienso como un votante de determinados partidos políticos pero, sinceramente, no me parece mal que puedan hablar. En ocasiones pueden decir cosas con sentido. O, si no me interesan, ¿qué problema hay en no seguirlos o bloquearlos a ellos o a sus palmeros? Yo no le veo el problema.
Es que parece que, antes de su adquisición por Elon Musk, Twitter fuera la hostia en vinagre de la democracia. Joder, siempre ha sido una empresa privada. Lo que pasa es que ahora, en lugar de gestionar qué y cómo funciona el algoritmo según una determinada ideología, se va a hacer de otra manera. O quizás se va a hacer de la misma. Quién sabe. Es que todavía no ha pasado nada. Y si pasa, tampoco nos enteraremos del algoritmo que hay detrás de ciertas cosas.
Como he dicho en el título, esto que pasa ahora en Twitter es lo mismo que pasó en su momento con WhatsApp y la petición de algunos de migrar a Telegram. Bueno, también pasó con Twitter ya en alguna otra ocasión y, de los que seguía, no se fue nadie. Bueno, la verdad es que salvo el boom inicial, como el de ahora, todos siguen estando en Twitter bastante activos salvo un servidor (y no por este motivo, ni por cambios en normas y/o propietarios).
Telegram es de un judío ruso y tiene su centro de operaciones en Dubai. WhatsApp es de Zuckenberg. Twitter ahora es de Musk y antes estaba presidido por un ex jefe de Tecnología de Facebook. Incluso Mastodon es de Eugen Rochko que contó, para su conversión en lo que es ahora (contratación de servidores y hacerse con el control del producto) con una sociedad de abogados denominada Dentons que ahora está gestionada en gran parte desde China. Es que solo hace falta investigar un poco para darse cuenta de ciertas cosas.
Un abrazo, de esos castos sin sobeteos excesivos, a todos. Especialmente a aquellos que, frustrados por una verificación que no tiene mucho sentido si os gusta la horizontalidad que defendéis vía Twitter y, por las decisiones de una empresa en la que no pintáis nada, habéis hecho vuestro acto de rebeldía: escribir un tuit para comunicar lo malo que es Twitter. El mundo os lo agradece. Mi abrazo virtual, al igual que vuestro tuit, os lo confirma.
Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉
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