Hoy me he despertado de la siesta con la noticia de la convocatoria de huelga (bueno, de un día de huelga) por parte de los sindicatos educativos madrileños y, después de ver determinados hashtags en Twitter o haber hablado con compañeros de profesión en los últimos días, me he puesto a pensar acerca de los “peligros” de la vuelta al cole. Bueno, más bien me he puesto a revisar por la red, más allá de las noticias mediatizadas que nos llegan y acudiendo a lo que están publicando los medios de otros países e, incluso lo que están diciendo los docentes de otros países de Europa en las redes sociales, acerca de la vuelta al cole.

La principal sorpresa que me he llevado es que la mayoría de docentes europeos no cuestionan la vuelta al cole. Cuestionan, puntualmente, ciertas casuísticas acerca de cómo deben empezar pero, en ningún momento se plantea el cierre masivo de centros o la convocatoria de una huelga, salvo por parte de colectivos o entidades muy minoritarias. Nadie en Alemania, Francia, Finlandia, Holanda, etc. se plantea el no volver al aula y, lo único que sí que se plantean son cierres puntuales (tal y como ha sucedido en algún centro) de grupos en caso de detectarse positivos. Y, sinceramente, no me creo que los docentes europeos quieran menos a sus alumnos que los de aquí. Por cierto, resulta curioso que, al otro lado del charco, también sea en algunos países de habla hispana donde se esté poniendo ciertas pegas por parte de los docentes. Países en los que el sistema educativo, según todos los informes y datos, tiene tantos problemas como el de aquí. Eso es algo que debería llevarnos a reflexionar.

Incluso en Italia, donde la pandemia ha golpeado de forma similar a lo que lo ha hecho en nuestro país, no se plantea no empezar el curso de forma presencial. Tampoco ahí ha habido la oposición frontal y masiva de la mayoría de docentes.

Por cierto, el único estudio revisado entre pares, publicado hace poco por la revista Pediatrics, habla de la prácticamente inexistente posibilidad de transmisión entre niños y adultos del COVID-19 (enlace). Un detalle, nunca va a existir riesgo cero en ninguna actividad que implique trabajo social y en el que intervengan personas porque, al final, todos los que nos dedicamos a la educación hemos conocido o vivido de primera mano algún hecho que ha implicado que, o bien a alguno de nuestros compañeros o alumnado, les sucediera algún tipo de percance a lo largo de su jornada escolar.

Finalmente deciros que este post no es para ahorrar críticas a la falta de medidas tomadas para el nuevo curso (el Ministerio lo ha hecho fatal, al igual que la mayoría de Comunidades), ni por no entender los miedos o las dudas que puede generar la vuelta al aula (yo las tengo y, además en mi caso se añade el ser uno de los grupos de mayor riesgo de, en caso de contagio, acabar en el otro barrio) pero creo que, con todas las matizaciones que se puedan hacer, que deberíamos plantearnos creer en lo que nos dicen los expertos o, simplemente, jugar como estamos haciendo a epidemiólogos aficionados bloqueando cualquier posibilidad de empezar el curso con “normalidad” como van a hacer y están haciendo en toda Europa. Y lo que es más importante, pensar en toda la comunidad educativa porque lo de no empezar el curso también tiene sus consecuencias. Especialmente en el alumnado y las familias más sensibles y excluidas de la sociedad.

Un detalle, si creéis que la toma de medidas que está haciendo el Ministerio de Sanidad es la correcta y lo que opina Fernando Simón es válido, ¿por qué sabiendo que ellos opinan que volver al aula no implica demasiados riesgos no les hacéis caso? Que yo dudara de la vuelta al cole tendría un pase, pero que lo hagáis los que habéis puesto en un altar y os creéis a pies juntillas al epidemiólogo y al filósofo no es de recibo 😉


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