En muchas ocasiones he cuestionado a Google y sus servicios. Lo he hecho desde la vertiente técnica y la de las condiciones de uso de sus productos. Sigo, a día de hoy, pensando que es la peor multinacional por la que se puede/debe apostar en el ámbito educativo. Y no voy a extenderme aquí porque, al igual que hay otras herramientas que jamás recomendaría en el aula, en el caso de Google apostaría por el uso de muy pocos servicios de los que ofrece de forma “gratuita”. Pero, como dice el título del post, no es el leitmotiv del mismo.

Hoy ha caído Google a nivel mundial. Detractores, con mucha indigencia técnica, de su uso, han pegado palmadas de alegría. Miles de memes en las redes sociales. E, incluso algunos docentes y personas relacionadas con la educación, que defienden el uso de software libre de forma muy talibanística, aplaudiendo con las orejas. Joder, que se caiga un servicio usado masivamente por millones de usuarios durante una hora, e incluso que lo haga hasta el momento en que se estabilice (en el caso de ser una herramienta nueva) es algo habitual. Más aún si son herramientas que se usan masivamente y que dependen de muchísimos factores. Lo grave sería perder datos por parte de los usuarios, que alguien entrara en sus servidores y se los birlara o, que la incidencia técnica durara un período de días. Pero, ¿realmente a alguien le jode la vida (hablo en el ámbito educativo) que Google haya caído? ¿Realmente es tan crítico no poder trabajar con Google Classroom una hora y media? ¿Realmente un docente no tiene alternativas a poner un vídeo de YouTube en su clase? A ver, que las herramientas 2.0 (y las 1.0) son simples herramientas que pueden apoyarnos en nuestra labor docente. Voy a ir más lejos… incluso que se caiga una plataforma en la que se ponen las notas (mientras que no se borren las de trimestres o cursos anteriores) el día de la evaluación, es una nimiedad. Puede cabrear tener que repetirla o montarla en otro día pero, sinceramente, es una auténtica gilipollez darle más importancia de la que tiene.

Lo de la caída de Google (o cualquier otra plataforma) y las reacciones, por parte de algunos especímenes pertenecientes a la comunidad educativa, como si hubieran perdido una Guerra Mundial o les hubiera causado un déficit pedagógico imposible de subsanar, tiene mucho de preocupante. No, en este caso, que Google haya caído o haya dejado de prestar sus servicios a lo largo de un período de tiempo más o menos largo, es algo muy banal. Y si algunos docentes tienen un problema “irresoluble” y “vital” con esa caída puntual, es que el problema es más profundo que esa caída.

El pataleo siempre es entendible y recomendable (saturar el servicio de atención al usuario por esas casuísticas es poco efectivo) pero, gracias al unicornio morado, las herramientas en educación no son más que herramientas. Y a nadie se le hunde la vida porque puntualmente no pueda comprar en Amazon mientras está corrigiendo una actividad en Google Classroom 😉


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