Nunca me había planteado ponerme, con calma, a analizar en qué proyectos o historias varias estoy metido, más allá de mi faceta profesional. Bueno, más bien más allá de mi trabajo fundamental que, actualmente, consiste en echar una mano en lo que puedo y sé dentro de la DGTIC. En la parte que trata de la informática aplicada a la educación. Al igual que hacía anteriormente en un centro educativo dando clase. Por eso cobro y por eso intento hacerlo lo mejor posible. Trabajo por un salario y tengo la gran suerte (al igual que la he tenido casi siempre) de trabajar con un equipo fantástico de personas, tanto a nivel profesional como humano.
Pero me he dado cuenta que cada vez abro más frentes, relacionados con la educación, fuera de mi horario laboral. Hoy, por eso, escribo este post (más para consumo propio que para lectura ajena) para centrarme un poco en los temas que tengo pendientes. O ver qué historias he empezado porque me apetecían. No, nadie me paga por ninguno de los proyectos que voy a mencionar. Ya dije hace un tiempo que no haría nada por amor al arte pero, como me gusta hacer ciertas cosas, tampoco me duele dedicarle tiempo. Eso sí, intento no poner ni un euro de mi bolsillo.
Va, voy a hacer una lista para aclararme un poco. Y voy a empezar con lo último a lo que me he enganchado. Sí, reconozco que me he enganchado a publicar vídeos en YouTube. Desde una charla con Mikel (grandes personas que conoces a lo largo de los años) -bueno, un directo en abierto- me he enganchado a publicar vídeos. Además tengo incluso personalizado el canal. Por si a alguien le interesa se llama XarxaTIC’s. Sí, como ya dije en una ocasión, nombre cabaretero. Con una cámara de 20 euros y un micro que me regalaron, me lo estoy pasando muy bien. Gracias a un compi del curro por animarme. La verdad es que es muy divertido. Eso sí, ni edito, ni preparo la iluminación ni hago un resumen previo de lo que voy a decir.
También me he puesto a pergeñar propuestas educativas en un espacio del blog (Edupropuestas). Dedicado en un primer momento a aquellos que siempre dicen en las redes que no propongo nada y solo critico pero que, al final, me está quedando un lugar para proponer cómo creo que debería ser la educación. Equivocadamente, claro está porque, como siempre digo, estas son mis opiniones. Y van variando en función de lo que veo, aprendo o errores de bulto que veo que he planteado. Sí, hago igual que con la AstraZeneca. Hoy vale, mañana no, pasado sí y a la semana siguiente ya veremos si acabamos la dosis o pasamos de la segunda dosis y os damos un Actimel.
Hace unos días, añadiendo más fregados, he lanzado públicamente una web que hacía mucho tiempo que tenía ganas de hacer para hacer una especie de vademécum de herramientas TIC (EduTEC) con varias páginas independientes. Una de ellas, que espero entrenar en breve, es la de entrevistas a personas que usan determinadas herramientas en proyectos educativos concretos y reales. Con sus cosas buenas y sus cosas malas. No voy a hacer tutoriales. Voy a hacer de content curator de contenidos que hay en la red. Y si alguien quiere aportar cosas, siempre será bienvenido. Nunca hago proyectos cerrados. Tengo esa mala costumbre de no cerrar nada. Bueno, las puertas del coche a veces. Cuando no se me olvida, claro está. Por suerte se cierran automáticamente al cabo de un tiempo.
Más cosillas… un libro que debería haber estado terminado para marzo que se me ha atragantado. Sí, el titulado Educación 6.9: la fábrica de gurús. Ya está más de la mitad redactado pero estoy perezoso para seguir hilvanando algo con una cierta lógica. Y otro libro que tengo pendiente para este verano con un amiguete de esos con los que vale la pena juntarte para comer, beber y debatir. O simplemente para beber horchata y charlar. Va, incluyo paella en el pack. Sí, debe ser considerada la paella como patrimonio de la humanidad. La horchata también. Es que al final se considera patrimonio de la humanidad cuatro piedras y se dejan lo importante en el tintero.
Finalmente algún listado de cosas rápidas en las que también estoy metido… revisión de materiales de Tecnología para unos conocidos que quieren sacar unos libros digitales (sin cobrar, así tampoco me dan prisa), reuniones para el diseño de un itinerario formativo en una Universidad del otro lado del charquito (me lo han pedido por favor y, al ser una Universidad “popular” con muy poco presupuesto, les echo una mano altruistamente a mi ritmo), charlas con responsables de un determinado sindicato y un par de partidos políticos (bueno, responsables, responsables… buena gente) que me preguntan cosas que, en muchas ocasiones no sé responder, charlas con alguna editorial “maldita” de libros de texto, con los que a nivel personal me llevo muy bien con su/s propietario/s, una charla de dos horas para una Universidad española porque me convencieron (ahí sí cobré y ya está declarado, porque he entregado ya la Declaración de la Renta) y algunos otros detalles que, más o menos puntuales he ido haciendo a lo largo de este curso 2020-2021.
Todo lo anterior sin detraer ni un segundo de mi tiempo a intentar ser buen padre, buen marido, buen hijo y hermano. O sea, sin gastar, salvo por cuestiones de mi trabajo principal (por el que me pagan), tiempo prioritario de mi vida. Incluyo al que dedico a gente que, sin ser de la familia, también aprecio mucho. Y añorando, como digo siempre, el momento en el que, o bien surge un clic prematuro o, simplemente llega la jubilación y me olvido totalmente de esta profesión. Salvo, claro está, que me llamen en ese momento para ser Ministro. Algo que me haría mucha ilusión y que aceptaría sin dudarlo.
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Siento totalmente egoista me gustaría seguir con el curso que iniciaste y que por sorteo tuve la fortuna de estar inscrito. Sé que es mucho pedir pero estaba pensado para mi, personas perdidas en este mundo pero que tienen claro que la tecnología tiene una parte de ideología y ética que comparto muchas veces. Me gustaría que prosiguieras con él y te recomiendo que sea de pago, nos lo tomaríamos mas en serio. Y estoy siendo muy sincero.
El problema fue que, haciéndolo con toda la ilusión del mundo, la gente se iba descolgando a las primeras de cambio. Por eso no me planteé continuarlo. Me parecía que, al final, estaba haciendo algo que solo servía a pocos. La pena es que, como comentas, si hubiera sido de pago, quizás la gente se hubiera implicado más. Pero, por ahora (hablo de este momento concreto en que te estoy respondiendo), no me veo dedicando esfuerzo a ello. Un saludo.