Nuevos planes para digital la escuela sin contar con la escuela. En este caso, 356 millones de euros entre 2023 y 2024 para otro nuevo proyecto de digitalización educativa. Y ya llevamos…

Fuente: https://twitter.com/educaciongob/status/1609952282539352064

Se trata de un plan que, con fondos europeos intenta, según lo que dicen desde el propio Ministerio de Educación y FP (enlace) lo siguiente:

Fuente: https://www.educacionyfp.gob.es/

De los 356 millones de euros que se van a invertir en el proyecto, la friolera de 284,7 millones de euros para formar al profesorado en competencia digital. Es decir que el 80% de la inversión está destinada al pago de cursos de formación y a la contratación de esos “(de)mentores digitales” que, seguramente tanto estáis disfrutando en vuestros centros educativos, cuyo único objetivo es ayudar con la realización de un plan ficticio de digitalización en vuestro centro. Da igual que no tengáis conexión a internet, da igual que no tengáis tiempo, da igual que no tengáis materiales digitales porque nadie, desde la administración, se ha encargado de elaborarlo en décadas: lo importante es que vais a tener mucho dinero para que cuatro empresas y algunos docentes (¡siempre los mismos!) se lleven una tajada de dinero público. No estoy hablando de esos “mentores” porque algunos sí creen en lo que están haciendo. Pero, como siempre he dicho, en educación sobran creencias y faltan evidencias, diseños y evaluación.

Por cierto, ¿a nadie le chirría que en Infantil y Primaria quiera introducirse programación y robótica cuando lo que necesitan son otro tipo de aprendizajes? ¿A nadie le chirría esta apuesta descarada cuando tenemos otras necesidades más perentorias en educación? Joder, que hay alumnado que necesita profesorado de apoyo. Hay centros educativos que se caen a trozos o no pueden pagarse la calefacción. Hay tanto por hacer antes de meterse a gastar dinero público en estas cosas.

El fenómeno de la digitalización educativa tiene una premisa fundamentalmente económica. Son intereses exógenos a los del propio centro educativo. Bueno, son exógenos porque, curiosamente, a casi nadie se le ha ocurrido elaborar un plan de digitalización de los centros educativos en condiciones. Un plan que consistiría en ver qué necesita cada centros educativo y dotar en función de ello. O quizás, como he dicho en más de una ocasión, proceder a realizar las dotaciones a los propios centros educativos y que los mismos justifiquen la compra de ciertas cosas. No puede ser que, salvo en dinero finalista (por ejemplo, esas aulas del futuro que se han dotado con 60.000 euros cada una para comprar cosas absurdas porque el dinero se concedió un martes y tenían que tenerlo todo comprado para el viernes), haya tanto desmadre con el dinero público. Y no, a día de hoy hay otras prioridades para las que necesitamos esos 356 millones de euros.

Va, vamos a ver, por un euro, cosas que podríamos hacer con ese dinero…

Con ese dinero podríamos construir casi 50 centros educativos. O, si no nos apetece construir más centros educativos (y preferimos que estén masificados), lo podríamos destinar a contratar cerca de 10.000 docentes en un curso o, a repartir entre los dos años del proyecto, a 5.000 cada uno de los dos cursos. Podríamos pagar la calefacción de todos los centros educativos de nuestro país a lo largo de cinco años o hacer que más de la mitad de la energía en los mismos fuera renovable (instalación de placas solares). Podríamos crear todos los libros y materiales, mediante la contratación de docentes, para más de una década. Podríamos pagar el comedor escolar a casi 400.000 alumnos. O, simplemente, habiendo unos 35.000 centros educativos en nuestro país que imparten etapas obligatorias, disponer de personal de enfermería a media jornada en cada uno de ellos. O, en caso de mancomunarse los servicios entre varios centros cercanos, podríamos tener un técnico informático y un miembro de personal de enfermería para cada 5.000 alumnos escolarizados a lo largo de cinco años.

Pero ya me voy del argumento principal. Iba a deciros en qué consiste ese Plan Código 4.0. Pues en certificar al profesorado en competencia digital y en comprar, a determinadas empresas, cuatro kits robóticos y darles unas fichas al alumnado para que haga sus pinitos con Scratch. Un Plan que, por cierto, ha estado diseñado tan torticeramente que, a unos meses de su aplicación, todavía nadie (ni los que trabajan en la administración educativa) saben en qué consiste. Eso sí, el dinero se sigue imputando “en diferido” a esa partida presupuestaria.

Bienvenidos a otro despilfarro TIC. Eso sí, como mínimo nos hemos ahorrado, después del fiasco de la Escuela 2.0 y la dotación masiva de portátiles y PDI (que, salvo usos puntuales, nadie ha acabado usando), el dispendio en la Escuela 3.0. Es que, dónde va a parar, lo 4.0 mola más. Y además, que nadie se olvide… lo de poner ciertos nombres no es una cuestión banal. Lo del 4.0 está asociado con una visión empresarial (la de la Industria 4.0), que podéis consultar aquí. Otro paso más para el objetivo final de los cambios en educación que se están dando en los últimos tiempos (no solo en nuestro país): cambio de roles (modelo ABP), flexibilidad laboral, resiliencia y sumisión ante cualquier cambio profesional. Solo hace falta quererlo ver.

Finalmente comentaros que, en este caso, la imagen que ilustra el post representa fidedignamente en qué consiste el Plan Código Escuela 4.0. Bueno, más bien cuáles son sus objetivos. Y a mí, personalmente, me dan mucho miedo.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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