Desde hace bastante tiempo, aunque no vaya alardeando continuamente de ello por aquí ni me autoimponga la chapa de «experto» que tanto les gusta a unos ponerse, estoy probando multitud de herramientas de inteligencia artificial (IA) para ver cómo pueden mejorar mi trabajo. Reconozco de sus amplias limitaciones pero, sinceramente, debo reconocer que la generación de texto e imagen, para ahorrarte el redactar o la parte más creativa de tener un blog o poder escribir en él, ha mejorado muchísimo. Con Grok, al que recientemente le estoy dando un poco de juego, se pueden obtener imágenes fantásticas y unos textos que podrían colar fácilmente como propios.
Pero, ¿cuál sería el problema que lo hiciera yo para escribir mis artículos? Pues que muchos de los que os pasáis por aquí ya sabéis cómo escribo y mis formas para hacerlo. Posiblemente veríais algo raro aunque, a primera vista, quizás no supierais qué es. Salvo, claro está, que me tengáis mucho cariño y me llevéis siguiendo muchísimo tiempo, conociendo mi relación con el teclado, las sandeces que digo y la ironía que, en muchos casos, desprenden cosas que escribo.
¿A qué viene lo anterior? Pues a que, por lo visto, hay personas que están usando la IA para hacer colar cosas que no han escrito como propias. Vamos con un ejemplo de hace bien poco…
En el día de ayer leí un artículo en el blog de alguien acerca de cómo deberíamos usar las redes sociales. Un artículo escrito por alguien que, como persona deja mucho que desear pero que, a pesar de tener ideas contrarias y ser un faltón profesional, amén de prepotente, en las redes, a veces dice cosas que pueden ser interesantes de confrontar. Es imprescindible confrontar ideas con quienes piensen diferente a ti. Si no se hace así, por desgracia, no se va a poder mejorar, ni profesionalmente ni como persona. Eso sí, a veces, por lo bordes que son algunos, lo que señalan y amenazan a los que no piensan como ellos, se te van en demasiadas ocasiones las ganas.
Después de una primera lectura del texto me quedó un reconcome. Un reconcome que me decía que no tenía nada que ver este texto con los últimos textos que he leído de esta persona. Ni en formato, ni en estilo y ya no digamos en la manera de expresarse.
Volví a leerlo una segunda vez y pasé determinadas partes de ese texto por varios detectores de plagio. Todos arrojaron un porcentaje bastante alto de contenido generado por IA. Algo que no implica certeza, pero sí que junto con las sensaciones y las diferencias de escritura con textos anteriores del autor, ya hace que puedas tener un poco más de argumentos para decir que algo hiede a IA. Y por eso estoy convencido de que ese artículo no lo escribió él. Pondría la mano en el fuego. Eso sí, seguramente la controversia del asunto quedaría entre creer en su palabra o en mis intuiciones, validadas por determinados detectores, además de estar convencido de que no es un texto que haya escrito esa persona porque no se parece en nada a sus textos anteriores.
No es el primer artículo que me chirría. No será, seguramente, el último que lo haga. Lo que sí que me preocupa es que personas que, supuestamente deberían ser garantes de la educación, por su profesión, sean los que hagan trampas al solitario porque, ¿qué sentido tiene que te escriba algo una IA? ¿Qué sentido tiene hacer pasar por propio algo que ha hecho un tercero? ¿Dónde queda la ética de uno? Lo sé. A veces eso de la ética es tan flexible que incluso algunos acuñan el significado a su antojo. Lo mismo que aconsejar que todo el mundo se vaya de X mientras ellos, curiosamente, no solo no se van de X a ninguna de las alternativas que recomiendan: la usan más que nunca e incluso pasan por caja dando dinero a ese Elon Musk al que, según dicen, tanto detestan.
La expansión de la IA generativa nos va a obligar a ir con muchísimo más cuidado cuando nos enfrentemos con ciertas lecturas. Ya no solo eso. Nos va a obligar a cuestionarnos muchas cosas porque, no lo olvidemos, la IA, a pesar de todas sus bondades (que las tiene) es algo que puede llegar a hacer peligrar, especialmente en un contexto donde prima la desinformación y existe la rapidez, sumada a la viralidad de las redes sociales para expandir determinadas cosas, la veracidad de cualquier tipo de información.
Escribo siempre los artículos en este blog en unos pocos minutos. Tardaría más en escribirlos si me los tuviera que hacer Grok, Claude o ChatGPT. Eso sí, si mi objetivo fuera conseguir lectores o, simplemente tuviera vergüenza de lo mal que escribo, seguramente acudiría a alguna de esas herramientas. Herramientas, por cierto, que pueden servir para dar ideas e incluso ayudar a desarrollar determinadas cuestiones. Algo que nada tiene que ver con querer hacer colar algo escrito por ellas como propio.
Finalmente deciros que yo también escribí un artículo con chatGPT en este blog (enlace). Lo que pasa es que fue un experimento del que informe al día siguiente (enlace). Por suerte no todos somos iguales. Hay gente que es, por desgracia, muy mala y a la que le importa más la visibilidad y el hacer daño que otras cosas. La ventaja es que esta gente solo existe tras una pantalla abocando su frustración y actuando igual que, tal y como dice el artículo que, pondría la mano en el fuego, ha escrito la IA, como no se debe actuar jamás en las redes sociales.
Sí, la imagen que ilustra el post ha sido generada con inteligencia artificial. Escribir se me da regulinchi, pero lo de dibujar por ordenador… ¡fatal!
Descubre más desde XarxaTIC
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.