Llevo todo el curso haciendo desdobles y estamos empezando el primer proyecto práctico con el alumnado de primero de ESO. Con los de cuarto he empezado Electrónica y, por desgracia, estoy haciendo proyectos que no son nada vendibles. Y ya no digamos con los pobres de primero de Bachillerato en la asignatura de Proyectos de Investigación. Son fantásticos pero, lamentablemente, no puedo tampoco vender en las redes sociales sus productos.

Y después leo esto en Twitter y me deprimo…

Fuente: Twitter

Un director de uno de los centros más complicados de la Comunidad Valenciana que tiene tiempo para todo. Para dirigir el centro y para llevar todos los cursos de la ESO. Y además hacer proyectos tan top como los que comenta. Todos con prueba documental y colgados en las redes. Después a otro profesor de Historia que ha hecho de todo en su aula. ¿Sabéis lo jodido del asunto? Que cobran igual que el menda que está escribiendo aquí.

Soy un docente incapaz. No tengo la capacidad de hacer tantas cosas con mi alumnado. Lo reconozco. Yo no es que sea competente o incompetente, es que soy un auténtico inútil. No he hecho vídeos con mi alumnado. No he hecho proyectos relevantes para ser vendidos en las redes sociales. No tengo ni tan solo una foto de nada de lo que han hecho mis alumnos. Creo que debería venir alguien y retirarme de la docencia. Es que no puedo competir.

Estoy harto de las redes sociales. Estoy harto de que me hagáis sentir como un docente inútil por no decir todo lo que estoy haciendo con mi alumnado. Por no tener cosas tan chulas para publicitar. Por ser incapaz, a jornada completa y sin ninguna reducción por cargo directivo, de hacer lo que hace uno que además dirige su centro educativo, se pasa el día en Twitter y participa en múltiples cursos de formación como ponente. Es que no me da la vida. Lo siento.

Yo tengo este humilde blog al que le dedico un poco de cariño casi cada día. Y entro en mi aula, intentando hacer algo. Me pasa la hora muy rápido y, cuando analizo qué producto fantástico puedo publicitar en las redes, me encuentro con que es imposible publicitar nada porque todo ha sido muy «normalito». Lo reconozco: tengo un problema. Tendré que pedir consejos a los que saben y tienen tanto tiempo para hacer tantas cosas maravillosas. Mi jornada laboral, mi familia y mis hobbies no me lo permiten.

Se necesita un filtro que impida que docentes como yo entren en el aula a dar clase porque, al final, se está pagando con dinero público a algunos que no pueden vender nada. Algunos como yo, con suerte, consiguen que algunos de sus alumnos aprendan. Y eso con suerte. Por eso no se merecen estar en el aula.

Hoy, dentro de un rato iré a mi centro educativo, daré clase y, al acabar mi jornada laboral lloraré en el camino de casa. Es lo que tiene no poder publicar nada en las redes sociales porque, como llevo diciendo a lo largo de todo el post, soy un mal docente.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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