Del anonimato al gurusismo educativo

Es verano y, quizás, sea el momento de hacer un refurbishing (primer consejo gratis, anglicismos gilipollas acabados en ing) de un capítulo del libro que publiqué en 2017 (¡cómo pasa el tiempo!). No está la inspiración en sus horas más altas y, al final, al igual que los revival que algunos se marcan de determinadas modas educativas, no voy a ser menos. Además, un verano en el que creo que ya he cumplido el cupo de trabajo intelectual. Además, qué demonios, siempre es bueno tirar de cosas que ya están hechas. Así la gente se pasa por aquí, me da un me gusta (lo siento, ya sé que no estoy en Facebook aunque sí que comparto los posts por ahí) y me retuitea alegremente todos esos artículos que, sin chicha ni limonada, perpetro al margen del sentido común de lo que se dice en los mismos. Ya si eso nos ponemos estupendos y vamos al tema porque, al final, supongo que os importa más eso que no mis vicisitudes antiliterarias y totalmente demagógicas.

Por cierto, yendo al quid de la cuestión, no sé si os quedará claro cómo pasar de personajes anónimos a gurús excelsos del tablao educativo pero que no se diga que es por falta de información. Además, visto lo visto, ¿a quién le amargan la posibilidad de convertirse en el nuevo mesías trincador del asunto?

Seguro que muchos de vosotros habréis oído la expresión “no cabe un tonto más” y, posiblemente, habréis visto que la cantidad de tontos no deja de crecer por mucho que se haya saturado de ellos vuestro contexto más o menos cercano. Estoy convencido de que, si aplicamos lo anterior en el ámbito educativo y más, viendo la cantidad de gente que compra cosas inverosímiles que serían rechazadas de plano si el comprador tuviera un poco de sentido común, os daréis cuenta de la facilidad de extrapolación de esa expresión. Cuando uno piensa que lo ha visto todo, descubre entre horrorizado y perplejo, que aparece una nueva noticia educativa que supera a la anterior. No es sólo que, tal y como sucede habitualmente, se esté haciendo un hype con el tema por necesidades de mercado. Se trata de la búsqueda de algunos de esa educación que se halla más allá del infinito. Es por ello que, si uno tiene un poco de vista, ha visto la trampa en el cartón marcado y sabe jugar bien sus cartas, puede labrarse un buen futuro dentro de esa legión de timadores que pueblan tertulias, medios y redes sociales. Hoy es fácil convertirse en gurú educativo. Muy, pero que muy fácil.

A ver, el tema de convertirse en gurú educativo no es inmediato. Además, a menos que tengas muchos contactos familiares, tengas una parte de tu anatomía nachovidalesca (licencia que me ha permitido Pérez Reverte) o, tengas la virtud de enseñar lo justo sin que se considere desacato, hay algunos pasos que te ves obligado a seguir. No, no es fácil entrar en el Olimpo de los Gurús Educativos. Además, seamos sinceros, es posible que, por mucho que te lo curres, siempre llegues tarde al asunto o, en caso de llegar, te apalanques de tal manera en tu posición que los nuevos gurús, que presionan mucho desde la pirámide trófica del gurusismo, te obliguen a abandonar tu torre de marfil. Y no hay nada peor que ser ex gurú caído en desgracia. Lo mal que debe sentar ver como el personal se cachondea de ti, pierdes el aura de intocabilidad y dejas de percibir esos extras, no sólo a nivel económico, que te proporcionaba dicha situación de poder.

Pero vamos a ser claros. No habéis empezado a leer esto para que os haga disertaciones sobre el tema. Lo que queréis, al igual que lo que deseáis cuando disfrutáis ansiosamente de un libro de esos de autoayuda que a los únicos que ayudan es a los que los venden, es saber cómo podéis convertiros en gurús. Y además lo queréis para ayer. Pues bien, voy a daros algunas claves sobre lo anterior.

En primer lugar conviene analizar el mercado. Saber qué se está vendiendo y quién lo está vendiendo. No tiene ningún sentido empezar queriendo abrir un nicho de mercado porque, viniendo de la nada mediática, lo anterior se hace muy difícil. Es importante crearse cuentas en las redes sociales (imprescindible Twitter e Instagram, con unos toques de TikTok y YouTube) y marcarse un blog. Bueno, lo del blog en el 2021 es prescindible. Y sí, lo anterior debe ir de la mano con intervenciones mesuradas pero que denoten una personalidad muy fuerte, en todos los medios que permitan ser democráticos y tratar de tú a tú a esos gurús educativos que todo el mundo conoce. No conviene ir de perro de Pavlov pero sí de adulador de algunas modas y modelos educativos. No perderse ninguna conferencia de determinados autores es la clave. Más aún cuando hay posibilidad de dejarte ver y que te conozcan. Ya, lo de comprarse libros (o, simplemente, si se va justo de pasta piratearlos) escritos por algunos personajes de papel cuché, emplear frases branding o citas de autores que jamás dijeron en su momento y hablar de lo maravillosos que son ciertos dioses de lo educativo, puede darte alas para subir en el escalafón de los aduladores. No todo el mundo quiere convertirse en gurú y, por eso, se tiene que tener claro quién es la competencia.

También conviene posicionarte. Ya, jode el tener que estar con unos u otros pero, en el contexto actual tienes dos opciones: o te posicionas con los amantes a ultranza de lo tradicional, de tiempos pasados inmejorables o te vas con los “innovadores”. No puedes usar el gris si quieres trepar. Un consejo… a día de hoy tiene más posibilidades de mercado el segundo tipo de gurús aunque también tienes que pensar si, a menos cantidad de postulantes para gurú, puedes tener mayores posibilidades. Es una decisión difícil. Eso sí, si eres suficientemente inteligente deberías poder vadear por las dos orillas sin demasiados problemas. Eso a menos que hayas cometido el error de pisar callos de un sector o de otro. No, se debe ir con mucho tiento antes de afirmar algo, publicar algo, comentar algo o retuitear a alguien.

Es importante también crearte una falsa identidad. Vende que eres experto, que conoces a tal o cual persona, que te han llamado para ofrecerte no sé qué porque se han fijado en las maravillas que has ido publicando en tus redes sociales y que, supuestamente, haces en clase. Eso si eres docente. Si no lo eres, simplemente tira de algún selfi que te puedas hacer con alguien conocido en las redes, adorna tu currículum y monta una estrategia para que nadie se pregunte nunca qué hay de cierto tras lo que dices que has hecho. Si alguna vez te has encontrado mientras paseabas con algún gurú intenta sacarte una foto para decir… “he coincidido con mi amigo Paco, el gurú, en tal sitio, a ver si nos vemos en las próximas jornadas”. Es muy fácil manipular el currículum y la experiencia profesional. Lo importante es saber hacerlo bien. Y ya si en tu blog publicas artículos fusilados de otros sitios, no los atribuyes al autor original, éxito garantizado. Eso sí, para que no te pillen, procura buscar artículos escritos hace un tiempo en otro idioma y tradúcelos al tuyo. Que eso mola y es más difícil que salte la liebre.

Hay mucho más que seguro que se queda en el tintero como usar expresiones en ingléscertificarte por tal o cual empresa privada para convertirte en trainer o distinguished educator, cuestionar el modelo educativo actual (puedes usar, como he dicho antes, la tesis de que es poco innovador y muy tradicional o, el mantra de que la LOGSE y los pedagogos el sistema educativo) y un largo etcétera. No critiques nunca a quién puede darte de comer en un futuro y, finalmente, ten muy claro qué quieres conseguir. Si tienes la meta clara, sabes que tendrás que pisar a muchos y, al final, te tocará defender una realidad paralela, que no existe, con uñas y dientes. Sí, ahora es un buen momento para planificar cómo convertirte en gurú. Y no, no es fácil salvo que hayas tenido algún golpe de suerte como algunos de esos a los que tanto de gustaría parecer.

Un detalle que tiene su importancia es la necesidad de reconvertirse, por necesidades perentorias de la evolución semántica, en otro tipo de estrella. Ahora ya no hablamos de gurús, hablamos de influencers. Tienen la capacidad de influir en las decisiones que toman otros docentes. No sólo eso, son capaces de influir, como no podría ser de otra forma debido a su grado de mediatización, en la expansión de determinadas metodologías o la aparición de nuevos influencers que se alzan a su vera. No es extraño ver como ciertos canales de Youtube empiezan a plagarse de suscriptores por el simple hecho de ser “amigos” o “correligionarios” del youtuber mediático. Ser mencionado por alguno de ellos, es ser tocado por la divinidad. Y algunos lo aprovechan para ser, también, incorporados al mercado influencer. Un modelo piramidal en toda regla que, al igual que todos los modelos basados en lo mismo, siempre tienden, al cabo de un cierto tiempo, a caer por su propio peso hasta que, por desgracia, muchos docentes en el caso que estoy comentando, pueden pasarlo muy mal porque creyeron que el modelo aguantaría siempre. Ese modelo tan conocido y mediatizado como lo que fue Afinsa, afincado en el ámbito educativo.

Finalmente un último consejo si queréis acceder al estatus guruseril. Jamás de los jamases os posicionéis a favor o en contra de una medida educativa o, simplemente, os enzarcéis con nadie discutiendo determinados postulados. Conviene mantener un perfil bajo antes de, en caso de dar nuestra opinión, intentar dar una respuesta para no mojarse. Se debe defender el modus vivendi y mesurar -y mucho- las palabras antes de, si se tercia en alguna ocasión, expresar nuestra opinión de la forma más neutra posible. No conviene perder compradores de su producto. Un producto basado, casi siempre, en una nula crítica a la administración educativa, una eliminación selectiva de comentarios en espacios virtuales y perfiles de las redes sociales y, como no podría ser de otra manera, procurando dejar pasar el chaparrón cuando hay algo importante que sucede en el ámbito educativo. Salvo, claro está, que debáis posicionaros en contra de una administración educativa que sepáis que no os va a dar de comer porque, por mucho que limpiéis lo dicho en las redes, ya habréis metido la pata hasta el fondo criticando a los que, presumiblemente, van a tomar el mando en el futuro. El bipartidismo y tal.

No, no hay receta mágica pero, con trabajo y siguiendo las reglas básicas que he planteado en este post seguro que, más de uno, puede intentar dar ese salto al estrellato educativo. Eso sí, si os estrelláis la culpa no será nunca mía; es que no habéis aplicado bien los consejos que os he dado. Unos consejos que, al final, no dejan de ser unas recomendaciones para que, por fin, algunos consigan el sueño de abandonar el aula, publicar libros tan molones como el que publican algunos que se venden como auténticos bestsellers o, simplemente, jugar a ser estafadores profesionales en un contexto como el educativo cada vez más plagado de tahúres, tarotistas y especuladores.

Y ya si eso, después de haberme autofusilado un capítulo del libro, qué mejor que ir a disfrutar de esas olas de playa, antes de que empiece a llenarse de domingueros, meciéndome los pies. Ah, por cierto… obviad Instagram como herramienta de promoción personal si no tenéis la suerte de tener un físico como el mío 😉

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