Hay melones que nunca conviene abrir. Especialmente, si quieres sacarte unos eurillos extra si eres docente en activo o, si no lo eres, sacar un buen salario vendiendo ciertas cosas relacionadas con la educación. Por suerte nunca ha sido mi caso. No es que desprecie el dinero. Me gusta y me permite hacer cosas. Ojalá tuviera más. Pero eso no implica cerrar los ojos ante una determinada realidad o no abrir, como he dicho al principio, los melones que me dé la gana.

El otro día conté en las redes sociales que un miembro de un equipo directivo se vanagloriaba de, en los últimos años, haber preparado a más de dos mil quinientos opositores. Haciendo unos números rápidos, el montante en bruto que se había sacado (siempre y cuando lo declarara a Hacienda), y tirando muy en corto, era de más de medio millón de eurípides. Una cantidad nada despreciable. Como nada despreciable es sacarse, como un divo de la tarima que, curiosamente aprovecha para criticar las tarimas, mil euros, más gastos de traslado y alojamiento, por una charla de una hora de reloj sin preguntas finales.

Lo sé. Hay cosas que chirrían pero, vamos a ser sinceros… ¿creéis que todos los que os están vendiendo o diciendo cosas en las redes sociales lo hacen por la mejora educativa? No cuela. No cuela que uno se pase más días dando cursos de formación que dando clase. No cuela que algunos no quieran volver al aula (o entrar en ella) y se pasen el día criticando a los docentes de a pie. De esos que tenemos alumnado de verdad, con sus problemas y situaciones particulares. No somos mejores que alguien que no da clase pero, como mínimo, sabemos qué hay más allá de la venta de determinados productos unicornianos.

Hay organizaciones que compran y venden centros concertados. Es lo que tiene la existencia de negocios privados subvencionados con dinero público: si hay pérdidas la asume, al igual que las entidades bancarias, el erario público. Si hay beneficios, para la saca. Esto se llama reparto justo y equitativo de riesgos y oportunidades. Bueno, eso es lo que dicen ellos.

Existen también los expertos que, en dos días y medio, se han formado en inteligencia artificial aplicada a la educación. Bueno, lo único que demuestra que ellos ganen dinero con ello es que hay mucho gilipollas sobrado de dinero que compra lo que venden. Y entre eso, el coaching educativo, el asoleamiento anal para la relajación después de las clases o, en formato cuqui, el mindfulness educativo, tenemos un nicho de negocio inabarcable.

No es difícil sacar tajada en el ámbito educativo. Solo tienes que tener algunas cosas a tener en cuenta: no pisar charcos, ser capaz de cambiar de opinión según el viento que lleve a la pasta y, cómo no, montar un proyecto para petarlo y viralizarlo para que, aunque seas un docente de mierda en tu clase, te puedan aplaudir en las redes sociales. Y así, junto con algunas certificaciones molonas de determinadas multinacionales puedes labrarte un futuro montado en el euro.

Yo he escrito tres libros pensando en que me forraría. A mí me ha salido mal el negocio. Eso sí, a otros, con pingües beneficios, les ha salido redondo. Quizás no debería haber puesto un Satisfyer en la portada del último. Debe ser eso. A la próxima acudiré a alguna de esas empresas que asesoran a centros educativos y a docentes. De esas que, curiosamente, nadie sabe qué experiencia laboral (salvo en el trinque) tienen la mayoría de ellas. Nada, casualidades.

Un artículo que, de nuevo, me va a cerrar muchas puertas. Nada, prefiero respirar y ventilar que sumarme a determinados ambientes. Me quiero mucho. Eso sí, si alguien quiere contratarme para que dé charlas de la masturbación de los pingüinos o de la influencia de la LOMLOE en la materia gris, contad conmigo. El coach Jordi os hará un buen precio.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel). Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. Además, adquiriéndolo ayudáis a mantener este blog.


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