A veces no hace falta un informe PISA ni una comisión de expertos para entender por qué la educación española lleva años deslizándose por la pendiente. Basta abrir X durante cinco minutos. Tres tuits. Solo tres. Y ya tienes el diagnóstico completo, con causa, síntomas y pronóstico reservado.
El primero… un grupo de futuros pedagogos visitando aulas de Primaria para enseñar actividades sobre Palestina. No sobre matemáticas, lectura o pensamiento crítico. Sobre Palestina. El contexto da igual. Lo relevante es el gesto. La educación convertida en plataforma para difundir ideología, sea la que sea. Lo pedagógico ya no parece importar tanto como el posicionamiento moral. Se confunde enseñar con concienciar, y la escuela con una especie de ONG sentimental. No hay nada más cómodo que vestir de justicia cualquier ocurrencia y llamarla aprendizaje.
Nuestro alumnado de Pedagogía ha pasado toda la mañana con varias clases de primaria llevando a cabo las actividades que han diseñado en nuestra clase sobre Palestina
Una mañana fantástica
— Manuel Fernández Navas (@nolo14) October 21, 2025
El segundo… un profesor universitario jubilado celebrando la creación de una microcredencial sobre pedagogía antifascista. Suena rimbombante, moderno, progresista. Pero también hueco. Como si el antifascismo fuera una competencia curricular que se acreditara en diez créditos y un certificado en PDF. Hay lugares que deberían ser reductos de saber que, por desgracia, se han vuelto fábricas de insignias ideológicas. Microcredenciales, posgrados, másteres de tendencia. La pedagogía ha dejado de mirar las aulas para mirarse al espejo. Se alimenta de palabras que suenan bien pero significan poco. Ya no forma docentes, fabrica militantes de causas parciales. Y el precio lo pagan los alumnos, que necesitan maestros capaces de enseñar a pensar, no a recitar catecismos.
La Universidad de León ofrece una microcredencial universitaria en Pedagogía Antifascista.https://t.co/pli1XKCs4F
Tríptico: https://t.co/pli1XKCs4F
— Jordi Adell (@jordi_a) October 21, 2025
El tercero… el Ministerio de Educación y FP compartiendo una cita falsamente atribuida a Einstein. Algo así como que la verdadera educación consiste en olvidar lo aprendido en la escuela. Un ministerio repitiendo un bulo educativo es la metáfora perfecta del sistema. Quien debería garantizar rigor lo sustituye por frasecitas de calendario motivacional. Si eso no explica el estado de las cosas, nada lo hará. La ignorancia institucional no es casualidad, es síntoma.
Como decía Albert Einstein: “La educación es lo que queda después de olvidar lo aprendido en la escuela.” Desde el Ministerio de Educación apostamos por un aprendizaje que trasciende la memoria: comprender, crear y conectar saberes con la vida. #Educación #AlbertEinstein pic.twitter.com/75XQI8NByg
— Ministerio de Educación, FP y Deportes (@educaciongob) October 22, 2025
Ahí están los tres pilares del desastre. La ideologización, la banalización y la impostura. Quien enseña, predica. Quien forma a los que enseñan, convierte la pedagogía en una fe laica. Y quien dirige el sistema, lo adorna con citas falsas y sonrisas de stock. En el fondo, todos participan del mismo juego: aparentar. Aparentar compromiso, innovación, modernidad. Pero el aula real sigue igual o peor, con chavales que no entienden lo que leen y profes que sobreviven entre burocracias, ocurrencias y normativas imposibles.
La educación se ha transformado en un escaparate donde la profundidad estorba. Donde hablar de atención, esfuerzo o disciplina suena anticuado, mientras que poner nombres exóticos a lo de siempre se considera revolucionario. Se confunde la causa con el método, el lema con la pedagogía, el tuit con la realidad.
El problema es que esa deriva tiene consecuencias. Una generación de futuros docentes que cree que enseñar consiste en agitar conciencias. Universidades que confunden pensamiento crítico con adoctrinamiento selectivo. Y una administración que reduce la complejidad del aprendizaje a memes y frases inspiradoras. Así es imposible que nada mejore.
Mientras tanto, los centros educativos siguen lidiando con lo de siempre: alumnos que llegan sin hábitos, familias desbordadas, currículos imposibles y una sociedad que exige resultados sin entender el proceso. Pero claro, eso no da likes. No luce tanto como una microcredencial o una cita mal atribuida.
La educación en España no necesita más activismo ni más retórica. Necesita rigor, honestidad y un poco menos de postureo. Volver a la base. Enseñar bien, exigir bien, formar bien. No hace falta reinventar el sistema cada lunes. Basta con dejar de usarlo como escenario.
Y al final, los tres tuits son solo un espejo. Reflejan lo que somos. Un país donde enseñar se ha convertido en una excusa para hablar de cualquier cosa menos de educación. Donde la pedagogía se diluye en consignas y el pensamiento crítico se sustituye por el pensamiento correcto.
Tres tuits. Tres síntomas. Un sistema que hace tiempo olvidó que su función no es parecer moderno, sino formar ciudadanos capaces de pensar sin que nadie les diga cómo hacerlo.
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3 comments
Ya hace muchos años que mi pensamiento va en la misma dirección, respecto al futuro de la enseñanza, y por ende, al de la juventud que viene. Y como padre que ha luchado lo que ha podido para inculcar respeto a la cultura, a pesar de que mis hijos hayan acabado sus licenciaturas, me siento fracasado pues se han dejado por el camino, y dudo que puedan recuperarlos, el interés por el conocimiento de lo bello y lo clásico, sea el contexto que sea. El mundo actual empuja a lo fácil, inmediato y simple. El ejemplo de la microcredencial es perfecto, aglutina ideología, facilidad ,simplicidad e inmediatez. Y no importa que micro sea sinónimo de insignificante. Suena guay. Dios los pille confesados! A mi ya ni me busca.
El ataque continuo a la MEMORIA por parte de algunos sectores del Pedagogismo es una muestra del analfabetismo en el que viven. Todo es memoria, la vida es memoria, tu identidad es memoria, tu yo, tu nosotros, tu todo es la memoria. Sin memoria no hay nada. La memoria es lo que te permite saber que vas a hacer dentro de cinco minutos y lo que hiciste hace diez. Todos los aprendizajes se sustentan en la MEMORIA. No hay aprendizaje, no hay desarrollo, no hay vida humana sin memoria. Algunas, como es mi caso, mantenemos un decidido empeño en que mis compañeras Pedagogas dejen de atacar a la memoria, dejen de oponer el aprendizaje «memoristico» (como inferior, malo) al aprendizaje práctico (como superior, bueno), y entiendan de una vez por todas que CUALQUIER proceso de aprendizaje se sustenta en la PERCEPCION (hay que mirar), la ATENCION (hay que ver y enterarse y no estar a por uvas) y la MEMORIA (hay que recordar, conectar con saberes ya adquiridos, reconocer imágenes, etc.). Amén de otros procesos (razonamientos, asociaciones, extrapolaciones, etc.) necesarios segun la actividad o tarea. ¡Señores pedagogos!: hasta para decir «soy pedagogo» hay que tener memoria.
Hola! Soy un lector anónimo de tus comentarios y nunca había participado añadiendo los míos.
La ideologización esta en todas partes. También en la escuela. Los currículos responden a ideologías, que a su vez responden a los intereses del poder de turno. No veo el escándalo por ninguna parte. Tampoco a que una Universidad decida organizar un curso sobre cómo desde la Escuela Podemos, a los que les puedan interesar, enfrentarse a la actual deriva ideologica fascista. Una realidad que desgraciadamente está cada vez más cerca en España. Me parece muy necesario el curso. No existe la neutralidad en educación. Nunca ha existido.
Saludos y mil gracias por sus comentarios, que en general me han parecido acertados, pero no el de hoy.