Soy partidario de la introducción de herramientas tecnológicas en el aula. Soy un convencido de la necesidad de disponer de herramientas, tanto para el alumnado como para los docentes, con una formación ad hoc en ellas, que permitan acceder a la información y usar determinados recursos (no solo) multimedia. Y, a su vez, soy un defensor a ultranza de la prohibición del uso de los móviles, por parte del alumnado, en los centros educativos. No solo en el aula, también en las zonas de patio. Por ello, al menos a mí, a falta de concreción de lo aprobado por el Consejo Escolar del Estado, me falta ver negro sobre blanco cómo acaba el tema.
Pero bueno, lo de los móviles es algo que nos trae, de vez en cuando, alguna alegría, en formato poder reírnos de algo que, a priori, es muy serio. Es que hoy me apetece compartir carcajada con vosotros, después de leer el tuit de uno de esos personajes que, curiosamente, siempre son denominados expertos en todo, aparecen por todos los lugares y nadie ha sabido explicarme qué formación y competencia tiene para formar a docentes o hablar sobre temas educativos ¿Estoy señalándole? No, tan solo estoy preguntándome, después de leer sus últimos mensajes en X en los que tilda, en ocasiones, a docentes de desinformados, qué capacitaciones tiene para decir lo anterior de los profesionales que están en el aula que tienen otra visión diferente a la suya y a la de sus «colegas».
Pues bien, la publicación es la siguiente…
Para defender el uso del móvil acude a decir que en Australia se ha publicado el «marco australiano para la inteligencia artificial generativa en las escuelas». El problema es que no le hubiera costado nada ir a la página del Ministerio de Educación australiano y ver que, por ejemplo, en Nueva Gales del Sur, al igual que están haciendo en el resto del país, están prohibiendo TOTALMENTE los móviles en los centros educativos (enlace).
Además, voy a desarrollaros el modelo que han planteado ahí. Un modelo que se basa en cuatro acciones que pueden tomarse con esos dispositivos móviles (a elección de cada centro).
Se puede dejar que los móviles permanezcan en las aulas, sin poder usar esos dispositivos en la jornada escolar. Se puede optar por tener unas taquillas, un elemento que bloquea la posibilidad de usarlo o, simplemente, dejarlos en la entrada del centro y cogerlos cuando acabe la jornada escolar.
Y, tan solo hace falta leer las declaraciones de la responsable educativa, de un gobierno laborista, en las que dice lo siguiente acerca de esa prohibición y lo fundamenta en investigaciones que han realizado desde su equipo.
Pues bien, se prohíben, no para perjudicar la competencia digital del alumnado (más que envidiable en Australia). Se prohíben para que el alumnado se centre en lo importante (el aprendizaje), haga las clases más productivas, se reduzcan las distracciones y el ciberbullying. Así pues, ¿qué hay de malo en ello?
Va, para aquellos que me digáis que esto solo afecta a una parte de Australia para defender al vuestro gurú. La verdad es que Nuevo Gales del Sur es de las últimas partes de Australia en tomar esa decisión de prohibir los móviles en sus centros educativos. Algo que ya habían hecho o han hecho en los últimos tiempos, Australia Meridional, el Territorio del Norte, Victoria y Australia Occidental. Pero bueno, esto solo lo sabemos los que, antes de publicar ciertas cosas, buscamos y recabamos información. Y, a pesar de ello, en ocasiones se nos puede escapar algo.
Por tanto, quiero pedir desde aquí a todos esos defensores del uso de los móviles en el aula, que se sacan de la chistera investigaciones que no dicen lo que ellos dicen o que, son capaces, tal y como ha hecho este personaje hoy, de mentir descaradamente para asentar sus ideas, que empiecen a actuar con un poco de coherencia en sus afirmaciones. El uso de los móviles debe estar prohibido en los centros educativos. Otro tema es que haya dotación tecnológica que permita, tanto a alumnado como a profesorado, realizar sus clases o determinadas actividades (que no deben ser las iniciales de comprensión lectora ni habilidades matemáticas), con herramientas tecnológicas. Por cierto, es igual de malo para el aprendizaje el uso de teléfonos móviles que el uso indiscriminado de portátiles o tablets en un modelo 1 a 1.
Dadle una vuelta. Y como corolario al post, pensad, antes de aplaudir a alguien, difundir sus mensajes en las redes sociales, o considerar su experticia educativa, en qué os está diciendo, cuál es su formación y si la información que os da está contrastada. Yo, todavía hoy, me pregunto cómo algunos personajes son referentes educativos para alguien. La verdad es que no lo entiendo. Bueno, sí. Tienen un apoyo mediático/político detrás y tocan todos los negocios posibles (DUA, inteligencias múltiples, ABP, etc.). Especialmente aquellos que, por moda, aunque estén totalmente refutados por las investigaciones y evidencias, están más mediatizados.
Finalmente deciros que no me parece mal que el personaje que os traigo hoy (que podría ser otro, pero hoy le ha tocado porque la cagada o el intento de manipulación ha sido muy grande y grotesco) se saque pasta vendiendo que es un experto en educación o lo hayan encumbrado a ese lugar. Lo está haciendo muy bien para mantenerse ahí. Eso sí, por favor, y repito lo que siempre digo, si queréis expertos en educación, ya os digo yo que en las redes y en determinados lugares es mejor no buscarlos. Buscadlos donde toca, analizad sus cualificaciones académicas, las profesionales y su experiencia en lo que os están diciendo. Por cierto, como he dicho en más de una ocasión, no me busquéis a mí. Soy un simple docente de aula, con experiencia puntual en zonas grises, muy poco vocacional y que, por desgracia, tengo este blog para daros la tabarra y cuestionar determinadas cosas. Y para pasármelo, como hoy, muy bien.
No he censurado el nombre del autor de la publicación en X porque, al final, uno es responsable de lo que dice o hace. Otro tema muy diferente hubiera sido que yo me hubiera creado una cuenta B en las redes sociales y le hubiera puesto a parir ahí desde el anonimato. O manipulara interesadamente una publicación, recortándola según me interesara. Eso sí que me parece una mala praxis. Una praxis que, en más de una ocasión me ha afectado y uno de los motivos por los que prefiero, como he dicho en más de una ocasión en los últimos meses, centrarme en escribir en este blog.
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