Debo reconocer que los tópicos educativos tienen tanto de falsos como de veces que se repiten. No existe una escuela del siglo XXI, al igual que no existía una escuela del siglo XX ni una del siglo XIX. Existía un contexto social determinado pero, tampoco en el siglo XIX el alumnado (el que podía, que era bien poco y de clases muy pudientes) tenía una manera de interiorizar el aprendizaje diferente a la de ahora. Sustituir, por cierto, el conocimiento por la búsqueda en Google o, en su momento enciclopedias, es algo que chirría ahora y chirriaba antes. Bueno, ni antaño ni ahora saber buscar implica saber más o menos. Sí que antes y ahora saber filtrar, teniendo una base sólida de conocimiento, implica encontrar los resultados adecuados.
El conocimiento se fragua ahora de la misma forma que hace cien años. El alumnado ahora no es mejor ni peor que el de antes. La sociedad sí que ha cambiado pero, aunque algunos lo pretendan, la evolución de la raza humana en cien o quinientos años, es irrelevante a nivel de estructuras cognitivas. Ahora sabemos más del cerebro pero no por ello hay diferentes estrategias, mediadas por ese aprendizaje (que se fabula más que se sabe) neurocientífico, respecto a las que existían antaño. Saber sumar sigue siendo algo que se aprende haciendo sumas. Saber leer se consigue leyendo. Saber comprender, se consigue leyendo mucho e intentando comprender qué se dice en las líneas que estamos leyendo. Los aprendizajes, ahora al igual que antes, se construyen de forma escalonada. Ni antes se podía construir una vivienda por el techo, ni ahora.
Otra cuestión son los avances tecnológicos. Quizás podemos decir que han cambiado los medios. O que, gracias a un clic, ahora tenemos posibilidad de acceder a teras y teras de información. Pero, ¿es relevante lo anterior para conformar el aprendizaje? ¿Se debe cambiar un modelo educativo por el simple hecho de haber incorporado tecnología? ¿O, simplemente y huyendo del tópico, no sería más lógico introducir esos medios como coadyuvantes de un determinado aprendizaje? Es que, el tópico de que las TIC mejoran o empeoran el aprendizaje, al margen de todas las investigaciones, es igual que creerse que a todos los españoles les gustan los toros. Y la cosa no es así.
Ni antes se aprendían los Reyes Godos, ni ahora se pasan en día en el aula haciendo gilipolleces. El alumno excelente sigue siendo excelente. Lo hubiera sido antaño y lo es ahora. El alumnado de clases más bajas, tiene los mismos problemas que tenía antaño para aprender. Y las niñas y los niños, salvo por influencias contextuales (que deben y pueden eliminarse), no tienen diferencias en su aprendizaje. Por cierto, con cuarenta alumnos no se aprendía mejor. Esto de inventarse una escuela que jamás ha existido para manipular los recuerdos es muy poco sano. Eso sí, siempre nos quedamos con lo que nos interesa. E intentamos olvidar lo que no.
No existe el desaprendizaje. No existe una educación basada en exclusividad en emociones y disfrute. No es mejor una escuela cuya máxima sea cambiar de metodología continuamente para fomentar que el alumnado no se aburra. El aburrimiento es, en ocasiones, sano. Y ya no digamos la manipulación de lo bien que se portaba el alumnado antes en el aula y lo mal que se portan ahora. No es cierto. Antes había centros con problemas de disciplina y ahora también los hay. Según los datos no hay más delitos ahora que antaño. Ni tampoco nuestros alumnos ahora beben más que antes. Lo único que podemos comprar es que ahora hay más ludopatía entre ellos por el fácil acceso online a las casas de apuestas. Tampoco, añado, hay más casos de bullying. Lo que pasa es que ahora se publicitan más y no se esconden.
Los libros de texto no son mejores ni peores que los de antes. Y el que los usa, los puede usar igual de bien o de mal que antes. El currículum no es mejor ni peor que el de antes. Los docentes adoctrinan lo mismo que antes. Y los resultados de ese adoctrinamiento son los mismos que antaño: entre cero y ninguno. Ni ahora, después de una escuela franquista adoctrinadora, se ha conseguido que todos votemos a determinados partidos para que se perpetúen en el poder. Ni las mayorías absolutas en el gobierno han generado, después de intentar legislar «por interés partidista», que todos acaben siendo sumisos a sus decisiones. El adoctrinamiento de Telecinco es mayor que el de todos los docentes adoctrinadores de nuestro país. Pero el tópico vende muy bien. Además, vamos a ser sinceros, el alumnado está harto de que el docente les cuente sus batallitas ideológicas.
Hablando de alumnado. El alumnado de ahora, al igual que el de antes, quiere aprobar y no aprender. Es de cajón. Y si puede pasárselo bien, mejor que tener que hincar los codos. Ahora y antes. Que nadie me venda la moto de ese alumno que se pasaba horas enclaustrado intentando descubrir la relación entre las ondas de Planck y la sublimación del siluro, antes que ponerse a hacer otra cosa «menos educativa». Es solo un ejemplo. No me busquéis esa relación que no existe. Bueno, viendo algunas investigaciones en la Universidad, ya no tengo tan claro si alguien lo ha estudiado.
No todos los alumnos querían ser futbolistas ni todas las alumnas tonadilleras. Tampoco ahora quieren todos ser influencers. Hay de todo pero, al final, la generalización basada en tópicos hace que nadie se plantee hablar de la educación alejada de tópicos porque, vamos a ser claros, los tópicos venden. Y alejarse de ellos es mucho más complicado que usarlos. Y así nos va. Generalizamos y usamos unos tópicos que no existen. Mientras, detrás de esas frases grandilocuentes y verdades absolutas, no hay más que mucho humo. Bueno, más bien nada.
Finalmente un detalle, ni los docentes de antaño eran tan buenos ni los de ahora tan malos. Tampoco, por cierto, uno debería tragarse el discurso del profesor joven que sabe tanto de TIC y tiene tantas ganas. Hay tanto desganado con treinta que con sesenta. E, incluso, viendo a algunos docentes jóvenes que entran en las aulas, están más interesados en «hacerse notar» que en «hacer». Por cierto, la mayoría de docentes no son unos vagos y son unos grandes profesionales. Eso sí, siempre vende el discurso y el tópico. Vayamos más allá del tópico. La sociedad lo agradecerá aunque, algunos, lamentablemente, perderán su modus vivendi. 😉
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