Como muchos sabréis, la Comunidad Valenciana es el lugar de experimentación, desde hace unos cursos, de los ámbitos en los primeros cursos de la ESO. Obligatorios en primero de ESO y opcionales en segundo. Un modelo impositivo (sí, no ha habido ningún tipo de negociación, ni con docentes, ni con sus representantes sindicales) que, a día de hoy, no tiene todavía ni un mísero estudio en realización sobre sus resultados. En educación somos así.
Los ámbitos consisten en que el especialista de, por ejemplo valenciano, imparta Castellano y Geografía e Historia, mientras que el de Matemáticas puede dar su asignatura, Biología y Geología o Tecnología. Y todo bajo el paraguas de reducir el número de docentes que tiene ese alumnado, además de supuestamente hacerles más fácil la transición entre Primaria y Secundaria. Con un par de cuestiones interesantes para el próximo curso: la nota del ámbito deberá ser la misma en todas las asignaturas que lo conforman (es decir, si un alumno va muy bien en Matemáticas y justo en Tecnología, se le debe poner la misma nota dentro del ámbito que engloba a ambas asignaturas) y se aumenta dos horas lectivas en primero de ESO mediante un Proyecto Interdisciplinario que, supuestamente, viene a ser lo mismo que se pretende con los ámbitos. La Comunidad Autónoma con más horas lectivas para el alumnado de primero de ESO, justificando por un lado los ámbitos con que tienen muchos docentes y muchas horas lectivas y, curiosamente, aumentando el horario lectivo de ese alumnado. Indefendible y totalmente surrealista.
Bueno, no es indefendible porque hay defensores de los ámbitos. Hay quienes defienden que, por ejemplo, un docente de valenciano puede dar la parte de Geografía e Historia del ámbito igual de bien (incluso mejor) que un especialista en Geografía e Historia. Sí, defienden que un conocimiento especializado estudiado en su segundo de Bachillerato (en caso de ser generación LOGSE) o COU (en caso de ser generación Villar Palasí) les permite saber cómo impartir clase de Geografía e Historia a ese alumnado. Y ahí entra el dogmatismo. La incapacidad de razonar. ¿No ven que lo mismo podría decir yo, siendo especialista en Tecnología, para poder impartir valenciano? ¿O castellano? ¿O…? Es que el argumento se cae por su propio peso. Ya no entro en que podría impartirlo yo. Entro en que podría impartirlo cualquiera que haya cursado y aprobado esa etapa educativa como estudiante.
Incluso aquellos que defienden los ámbitos desde su especialidad de, por ejemplo Música, Inglés o Educación Física (que no entran en ámbitos), ¿no ven que podríamos usar el mismo discurso para dar sus asignaturas ya que Tecnología, que tampoco era una asignatura existente en mi época, permitiría que yo diera Música? Es que no sé si el personal es ciego o tiene una fe en cosas auténticamente kafkianas. O, como he dicho en más de una ocasión, tampoco me queda claro si se cierran en el dogma porque «lo han impuesto los suyos». Es que no lo entiendo. Ni lo entiende nadie con dos dedos de frente.
Por cierto, el otro día tuve un pequeño «debate» (bueno, parece que algunos debates no puedan abrirse) acerca de este tema que comento en el post. Aportando investigaciones educativas de los países que lo impusieron en determinados centros y evaluaron sus resultados (viéndose que habían sido negativos para el alumnado). Estudios que se realizaron en uno de los pocos países que experimentó con esta aberración pedagógica: Gran Bretaña. Nada, por lo visto no les sirve. Mejor basarse en investigaciones que no existen porque las únicas que hay no dicen lo que ellos quieren oír. La verdad es que me da mucha pena ver como hay quienes están comprando discursos educativos de forma dogmática. Sin posibilidad de fisuras. Y sin, como en este caso, ver lo que cualquier persona de a pie ((no hace falta que sea docente)) ve… que los ámbitos son un auténtico despropósito. Pero bueno, así nos va.
Como siempre hago con este tipo de debates, acudo al mismo argumento: a mí me pagan para dar clase. Voy a procurar que mi alumnado aprenda de mi conocimiento especializado. Es lo más valioso que tengo. Y, al menos en mi caso, tengo un respeto absoluto por los profesores especialistas de otras asignaturas. Es que, como he dicho siempre, que un traumatólogo se ponga a hacer reducciones de estómago no lo veo ni medio claro. Pero bueno, seguro que debo estar equivocado y, como dicen algunos, no debemos usar comparativas con otras profesiones porque esas comparativas solo valen si demuestran mi fe, dogmática e incuestionable.
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Es extender lo que se hace en Primaria. Un desastre. Al menos hace décadas los maestros eran especialistas en ciencias o letras, ahora ni eso. Tenemos impartiendo Matemáticas a profes que las odiaban durante toda su escolaridad y que arrastraron la única asignatura de Matemáticas durante los 3 años de Magisterio. También los maestros deberían ser especialistas, a la vista están los resultados de lo que tenemos ahora y encima lo quieren arrastrar hacia arriba…
Con lo que costó que los maestros fueran especialistas en sexto, séptimo y octavo, para ahora volver a revertir esa situación. Por cierto, esta reversión es volver a la escuela franquista que tanto denostan estos que imponen los ámbitos.
Salvando las distancias, es como el espectáculo del homenaje a la vice de ayer. A ver quién le pone el cascabel al jefe …
No creo que sea tan difícil de entender: lo ha ordenado el jefe y el que se mueva no sale en la foto, así que todos callados. Nada nuevo bajo el sol.
Es que los jefes de uno imponen. Bueno, a mí no. Pero es que yo soy rara avis. 😉