Hoy he osado escribir un post (enlace) en el que he mencionado, desde mi punto de vista, determinadas cuentas educativas en Twitter que a mí, personalmente, me aportan. No he mirado ni sexo, ni orientación sexual, ni raza, ni la necesidad de proporciones áureas en las personas que hay tras esas cuentas, antes de ponerme a escribirlas. Seguramente, ahora en perspectiva, sean muchas las cuentas que me he dejado en el tintero. Por eso siempre dejo abiertos los comentarios en los artículos. Para que los que leéis podáis, aparte de criticarme, aportar.
Nada. Otro artículo más de listas. De esos que publicas por la mañana y te olvidas. Y esperas, al igual que había pasado siempre, que vayan añadiéndose nuevos nombres a la misma y se difundan, tanto estos como los añadidos, a la comunidad. Bueno, más que comunidad, ahora Twitter es una mezcla de sanatorio y tribalización caníbal. Pero bueno, la intención es lo que cuenta.
Pues resulta que me saltan desde una cuenta de Twitter para decirme que había hecho una lista de nabos. Por qué invisibilizaba a las mujeres, siendo más en educación a nivel laboral. Si no me daba cuenta del sesgo machista que cala hasta los huesos a esta sociedad. ¿Por qué solo 3 mujeres y el resto nabos? Y he caído en la trampa. Es que estas trampas están muy bien urdidas. Además dan donde duelen porque no te dejan opción B. Juegan siempre a ganar. Hagas lo que hagas y respondas lo que respondas, especialmente si eres hombre, vas a perder el debate.
Se me ha ocurrido, válgame Tutatis (que, por lo visto, también era hombre), decir que mi única intención era publicar mi lista. Que podían aportar compañeras sin ningún problema a la lista. Incluso he hecho un hilo para explicar que, al menos para mí, lo importante no era el uso de lenguaje inclusivo ni el deber justificarme por haber elegido tuiteros con nabo o tuiteras sin ello. Debates que, para algunas personas no niego sean importantes pero que, al menos para mí, en el momento en el que escribí la lista, no lo eran. Hay debates en otros lugares más importantes sobre el tema que se ha metido con calzador aquí, pero cada uno decide qué es importante en su vida.
Pretender que en cualquier grado de granularidad deba darse el 50% es un error hasta de concepto. Además no estoy haciendo LA lista. Estoy haciendo MI lista. Y que yo sepa no soy un ente público. Soy un homo sapiens que ha hecho, gracias a la existencia de internet y los blogs la suya y que, además gracias a Twitter, la ha difundido.
No sé qué proporción de mujeres, hombres, católicos, protestantes, musulmanes, bajos, altos, gordos, en silla de ruedas, monógamos, polígamos, homosexuales, bisexuales, heterosexuales, carnívoros, vegetarianos o veganos hay en docencia. Seguramente la cuestión sexo es más fácil de discernir pero, ¿realmente alguien cree que el problema es mi artículo? Bueno, para algunas personas parece que lo importante sea eso y no la no renovación de comisiones de servicio a embarazadas, la existencia de más hombres en equipos directivos o cualquier otro caso que, seguramente tendréis en la cabeza.
El problema no es que las mujeres no estudien una carrera STEM porque no quieran. El problema es si no pueden. El problema no es mi lista. El problema es otro. Pero bueno, lo fácil es meterse con el que ha osado hacer, sin haberlo pensado antes, una lista de nabos tuiteros.
Ahora sí que me podéis dar caña. No digáis que no os lo he puesto fácil. 😉
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Ostia, Jordi. Vaya sarao! Qué ha pasado aquí? Todos tenemos sesgos. Quien esté libre de sesgos que tire la primera piedra! Seguro que Paula nos puede ofrecer una lista en compensación. Un abrazo.
El problema es que a Paula no le interesaba ofrecer otra lista. Le interesaba ir a lo personal, buscar quórum para hacer bullying (ya está acostumbrada revisando su timeline, aunque lo disimule bajo una fachada que algunos compran) y, al final para rematarlo todo, cuando yo ya había dicho que abandonaba Twitter una temporada, publica una conversación privada a la que, curiosamente, le faltan partes y permite una fácil manipulación. La verdad es que cada cual decide cómo es y qué pretende con su vida. Así pues, viendo que estos personajes son los que pululan cada vez más por Twitter y que, además intentan echar a los que no comulgan con su pureza, yo me he salido del todo. Pero da igual. El culpable, como ha sabido vender muy bien (es experta en ello) soy yo. 🙁 Uno muy fuerte de vuelta.
Jo, cuántas palabras para decir que te han señalado que la proporción 3-19 igual refleja un sesgo. Yo creo que merece la pena fijarse en estas cosas, no se trata de buscar un 50% forzado sino en esforzarse en desentrañar por qué nos sale una lista tan despareja en un campo en el que precisamente hay muchas y muy buenas profesionales.
No. Se trata simplemente de un artículo que me apetecía escribir en mi blog, en el que te he permitido comentar (como hago con todo el mundo, con independencia de su opinión, sexo, raza u orientación sexual) y que, sinceramente, nada tiene que ver con la existencia o no de esas profesionales. A mí, sinceramente, me preocuparía bastante más el preguntarme por qué se realiza un ataque contra una lista inocua y no contra las personas que promueven ese desprecio a la mujer desde determinados púlpitos. Sé que es mucho más fácil poner un tuit o poner a caldo a alguien que, como gran delito, ha publicado una lista de cuentas educativas en la que, ¡oh!, aparecen más hombres que mujeres. Y eso, como mínimo, se merece que esa persona rectifique, le pongamos en una silla de pensar y le sometamos a escarnio público porque, en un mundo de corrección política, lo importante siempre es irse fijando en estas cosas y dar carnets de pureza. Especialmente si nos lo pide nuestro amigo canijo que, cuando va de fiesta, siempre la lía, acaba metiendo a sus amigos en un brete y se lo mira desde la barra. Un saludo.
Vaya tela, estás a tiempo de eliminar está vergüenza de texto. Lógicamente puedes hacer lo que te plazca pero resulta francamente lamentable.
¿Estoy a tiempo de eliminar esta vergüenza de texto? Es que lo de la imposición, por desgracia, a algunos se os empieza a ir de las manos…