Hoy he renovado el aspecto del blog, mediante un cambio de tema y una limpieza de ciertas cosas que van por dentro del mismo. He querido mantener el formato blog porque, sinceramente, no me veo tras una web, con una bonita portada en la que aparezca mi careto y, en el cual ofrezca una ristra de maravillas en cuanto a la formación que he dado y he recibido mientras me estoy vendiendo. No me apetece. Me apetece escribir sin más. Por ahora, gracias a los venusianos hermafroditas, vivo de mi profesión accidental y nada vocacional. Ahora, por cierto, fuera del aula como desertor de algunas cosas.
Soy un juntaletras aficionado de dudosa capacidad para hilvanar un discurso coherente. Leo todo lo que me cae en las manos, sea un libro que alguien me recomienda o una investigación sobre los efectos de las contaminación en la transmisión de enfermedades respiratorias. Eso sí, en ocasiones ni entiendo las novelas ni los artículos científicos. Ni leyéndome el resumen que alguno cuelga en internet ni las conclusiones de los estudios. Va, os confesaré un secreto, hasta leo el BOE a escondidas en lo que se refiere, no solo a articulados legislativos. Antes leía tres libros a la vez. Ahora, con suerte, tengo la capacidad para centrarme en uno. Y aún así a veces me pierdo. No, nada de poesía. Ni la entiendo, ni me llega adentro ni, por desgracia, me apetece. A ver, que tampoco me gusta Isabel Allende ni muchos que han conseguido premios de postín. Soy muy anárquico en esto de la lectura y, como siempre he dicho, para gustos… colores.
También me encantan las TIC. Pruebo todos los programas que salen para el ámbito educativo. Trasteo con software libre y uso indistintamente privativo. Me da igual arrancar en un equipo con Mac, con Windows o con Linux. Monto y desmonto los equipos que se estropean. A veces faltan o sobran tornillos e, incluso en una ocasión me desapareció (¡true history!) el disco duro entre el desmontaje y el montaje. Cada vez creo menos en el frikismo llevado a extremos y más en lo de ser friki con un nivel de tolerancia y adaptación más alto. La cerrazón tecnológica ha huido de mí. Y ello implica que, por desgracia, cada vez soporte menos a los talibanes tecnológicos. Bueno, a los ideológicos ya hace tiempo que dejé de soportarlos. Ni en persona, ni por las redes sociales. Me cansan y me cansan sus argumentos monolíticos y totalmente subjetivos.
La verdad es que hoy me apetecía trastear con el blog. Me apetecía, además, escribir juntando una letra tras otra. No leo el resultado de lo que escribo. Nunca lo hago. Salvo revisiones ortográficas, paso de remirar nada. Es lo que tiene escribir para uno, no tener necesidad de vender nada a terceros y tener “casa digital” propia.
Ya me diréis por aquí o por Twitter qué os parece el cambio. A mí, personalmente, me gusta. Si no fuera así no lo diría, pero como soy de los que, en ocasiones llevan pantalones de cuadros y jersey de rayas, dudo muchísimo de mi opinión en este caso 🙂
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La letra de los artículos un pelín más grande y un fondo no-tan-blanco, te diría con unos gustos y necesidades tan subjetivas como cualquier otra. Lo de los fondos negros es curioso porque se están poniendo de moda los temas oscuros en los SO, pero los fondos de las webs siguen siendo blancos como la nieve.
Respecto al contenido del artículo en sí, recuerdo descubrirte cuando empecé a trabajar, hace ya siete cursos. Por aquel entonces estabas volcado con las nuevas tecnologías y metodologías. Al tiempo volví a leerte y te vi mucho más crítico con esos temas. Como lector me encanta que escribas lo que te dé la gana, sobre todo desde el “reborn”. Este blog para mí ya no es un blog sobre educación, es el blog de Jordi, y a mí me interesa lo que cuentas.
Seguiré leyéndote en la sombra, acumulando 20 o 30 artículos en mi Instapaper hasta que el tiempo me dé para leerte.
Un saludo.
Para que veáis que os escucho a los que me comentáis, he añadido un plugin que permite poner el blog en modo “dark”. Y no queda nada mal. Otra cuestión es el contenido.
En referencia a la evolución del blog debo decirte que, más de una década después (aunque haya borrado muchos posts es cuando empecé en esta aventura) he ido cambiando mis planteamientos. La venda llega un momento en el que, por estar anudada o por sudores excesivos, acaba cayendo. Y entonces te planteas la dualidad: vender ciertas cosas o hablar sin tapujos de ellas. Creo que sabes cuál fue mi opción.
Siempre ha sido mi blog en el que estoy encantado de que os sintáis como en casa. Mejor en la sombra que en el baño.
Saludos.