Es muy complicado, salvo que ya tengas todos los créditos y dispongas de tiempo para ello (del poco o, en muchas ocasiones inexistente, que te deja tu quehacer diario como docente), que puedas ir a un curso de formación para mejorar tus saberes o competencias metodológicas. Es por ello que, si haces el esfuerzo, deberías distinguir entre dos tipos de cursos: los que voy a que me cuenten milongas, lo que está de moda o pseudociencias variadas o, simplemente un curso de formación en el que voy a mejorar como profesional. Y esa es la clave de todo el tinglado: saber seleccionar a qué curso ir porque, seamos sinceros, el tiempo de uno es limitado y cada vez, al menos a mí, me gusta menos perder el tiempo.

En primer lugar deberías ver si tienes suficiente con el autoaprendizaje o necesitas que alguien te explique ciertas cosas. Además, si te matriculas en un curso de formación te ves más forzado a asistir. Esa incomodidad es clave, tanto para no perder el tiempo como para estar predispuesto a aprender. Por tanto, si puedes ampliar tus saberes con vídeos que hay en YouTube, leyendo o viajando, ahórrate el matricularte a una formación en eso que puedes suplir. En caso contrario, ya tienes el primer motivo para apuntarte y entonces te interesa saber cómo hacer bien la selección. Una selección que, viendo la ingente cantidad de morralla que se ofrece, va a ser clave. Bueno, salvo, como he dicho antes, que quieras ir a pasártelo bien, a cantar, a que te hipnoticen o a ver alguien que te mola porque le sigues en Twitter o has visto sus vídeos motivadores.

Una vez ya tienes claro que vas a formarte con un formador externo, lo primero que deberías hacer es buscar el currículum del formador. Lo más importante no es la cantidad de charlas que haya dado. Lo más importante es si sabe de lo que quieres que te explique. A ver, por poner un ejemplo fácil… si quieres que alguien te forme en cómo explicar la Guerra Civil, debe ser, como mínimo Licenciado en Historia. Si ves que en su currículum pone filósofo, ingeniero o, magisterio en sus diferentes especialidades, huye. Huir en ocasiones es una victoria. Lo digo por experiencia. Ergo, también descarta al tipo que es capaz de hablarte de ABP, gamificación, flipped y magia educativa sin despeinarse. No, no existe el que sabe de todo. Existe el que vende que sabe de todo y el que se cisca en los que venden que saben de todo. Estos últimos, por cierto, mucho más recomendables como formadores.

También tienes que ver, más allá del currículum del formador, a quién va destinado el curso. Si es específico para ti o es para cualquiera. Cuando veas un curso que se destina independientemente a maestros como a profesorado de Secundaria, sea cual sea su especialidad, échate a temblar. Al igual que no es lo mismo dar clase en Primaria que en Secundaria. Ya no digamos en etapas postobligatorias. Las necesidades de los docentes son totalmente diferentes. Bueno, salvo que sea un curso de coaching y motivación pero, para eso ya he dicho que solo era recomendable en caso de tener tiempo para querer pasártelo bien.

Nada, es todo muy simple aunque podría enrollarme mucho más. Las dos claves para seleccionar un curso de formación son: currículum profesional (no mediático) del que lo imparte y adecuación de los contenidos a nuestras necesidades concretas. O sea, un curso específico de algo que necesitamos. Incluso a nivel de herramientas TIC, no es lo mismo lo que necesita un docente de Secundaria que uno de Primaria. Es pura cuestión de lógica y sentido común 😉


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