No tengo datos fiables. Nadie, por desgracia, se ha encargado de dotar de datos fiables al sistema educativo. No interesa saber qué funciona en educación porque, seguramente, acabaría funcionando lo que no se está vendiendo. Tengo más claro saber qué no funciona que extrapolar mis intuiciones a una realidad educativa tan compleja como variopinta. Pero bueno, como hemos venido a mojarnos, vamos a hacerlo. Eso sí, sabiendo que, aunque crea que mis intuiciones son correctas, son igual de válidas que otros amimefuncionismos o creencias más o menos populares.
Intuyo que una buena formación y amplio abanico de saberes de los docentes mejoraría la educación. A mayor especialización, especialmente en etapas superiores de la educación obligatoria, mayor capacidad/habilidad formativa. Si le sumamos capacidad de transmisión de esos saberes, un win win en toda regla. Por eso soy tan crítico con los ámbitos. Porque los mismos desprofesionalizan al docente. Seamos sinceros, si permitimos que un docente de Lengua de Geografía e Historia, ¿cómo nos vamos a quejar de alguien que jamás ha dado clase o no tiene preparación? Dar clase sin saber nada es posible. Además, viendo la gran cantidad de docentes que saben que acuden a charlas de personajes que no saben, tengo claro que saber decir cuatro frases y leer un PowerPoint (o memorizarlo) está al alcance de muchos. Lo jodido del tema de los ámbitos en la ESO es que hay docentes que los defienden. Supongo que si tienen hijos prefieren que sea un profesor de catalán el que dé clase de castellano, que uno experto en la lengua de Cervantes. Y así nos va.
También puedo intuir que las ratios pueden mejorar la educación. A menores ratios hay mayor aprendizaje. Y, además de ello, se diluyen los problemas conductuales en el aula. Efectos secundarios de una mejor atención personalizada. No es lo mismo dar clase con 15 que con 40. Es que es de cajón. Tampoco lo sería en grupos más reducidos pero, que yo tenga intuiciones, no obvia que no exista un límite económico para esa reducción de ratios. No se puede tener un docente para cada alumno. Al igual que tampoco podemos tener un médico, un taxista o una parcela agraria en la que, para cada persona, haya un agricultor encargado de suministrarle el alimento. La economía, nos guste más o menos, coarta la toma de ciertas medidas. Eso sí, una mejor inversión en recursos educativos es necesaria. Se gasta en demasiadas ocasiones en fuegos de artificio o, simplemente, boutades.
Estoy prácticamente convencido de que eliminar el agrupamiento por edades y establecer grupos internivel podría ser interesante. Hay alumnado al que le cuesta más aprender a leer, otro al que se le dan mejor las matemáticas y, otros a los que se les da muy bien la práctica artística o deportiva. ¿Por qué plantear un aprendizaje homogéneo para todos? Ojo, no estoy hablando de segregar por nivel. Estoy hablando de permitir que los itinerarios formativos se adapten al alumnado y que no sea obligatorio que, para aprender, deban estar encapsulados en clase según hayan nacido un año concreto. Además así nos cargaríamos de un plumazo las repeticiones. ¿No os parece interesante? A mí sí. Las repeticiones, aparte de ser un fracaso del sistema, también son un despilfarro económico. Ya, ojalá viviéramos en un contexto en el que el dinero no importara pero, nos guste o no, vivimos en un modelo capitalista. Y todo se mide en parámetros económicos. Tenerlo en cuenta no es ceder a presiones económicas. Tenerlo en cuenta es poseer sentido común y saber en qué contexto nos movemos.
Va, me voy a seguir mojando… me da la sensación que deberíamos eliminar las tutorías-grupo y convertirlas en mentorizaciones para un pequeño grupo de alumnos. Todos los docentes haciendo de mentores. Que hay 500 alumnos y 40 profesores. Pues quitando al equipo directivo, nos quedaría prácticamente 10 alumnos mentorizados por docente. Y si el mismo docente mentoriza a los mismos alumnos a lo largo de toda su etapa educativa, ya tenemos una mejor manera de ayudarles. Tutorías anuales masivas que, como mucho repiten alumnado dos cursos, es un simple ejercicio de “me ha tocado a mí pero yo no quería”. Las tutorías para los docentes son una mierda. No hay voluntarios para hacer de tutores. Hay voluntarios, al menos en Secundaria, para hacer de Jefes de Departamento. Más reducción horaria y menos curro. Que te toque una tutoría es un marrón. Por eso mejor mentorización obligatoria de pequeños grupos (no hace falta con alumnado del mismo curso) para todos los docentes dentro de su horario.
Mejorar la formación inicial y permanente es clave. Tener un sistema de inspección que funcione. Reducir tareas burocráticas. Eliminar determinados roles que hacen algunos en los centros (entre ellos el de Secretario, reparador de cacharros TIC, etc.) para contratar a personal especialista en ello. Y, lo que es clave sabiendo que gran parte del fracaso escolar se fragua en las casas de los chavales, es establecer un mecanismo de asistencia social potente para determinadas familias. Si las plantillas de los centros son deficitarias, ya os digo yo que los servicios sociales están desbordados.
Cosas que me he dejado, pero que antes de cerrar el post me gustaría plantear: establecimiento de un equipo de psicólogos para ayuda a la comunidad educativa, personal de enfermería en los centros educativos, revisión de las infraestructuras, reducción de asignaturas (sin tener en cuenta las presiones de unos u otros -léase chiringuitos- y pensando solo en el alumnado), reordenar el sistema educativo, plantear un modelo mixto entre especialistas y titulados superiores para la FP (recuperar los maestros de taller), trasladar los ciclos formativos de grado superior a la Universidad para prestigiarlos, eliminar el modelo universitario 3+2, establecer un sistema bien diseñado de pruebas externas, revolucionar las Facultades de Magisterio, potenciar los intercambios con el extranjero (tanto para la ESO, como para etapas postobligatorias), un potente sistema de becas, eliminar la segregación en los centros educativos, hacer una inclusión que no se convierta en la exclusión actual, dejar la política fuera de las aulas y las leyes educativas, tener un sistema de alerta temprana de pseudopedagogía, subvencionar investigaciones de calidad cuyos resultados sean transparentes a los centros educativos y a toda la comunidad educativa, potenciar la transparencia con las familias (obligando a participar en la toma de decisiones que les afecten), obligar a una sindicación profesional de los docentes,… y así hasta el infinito y más allá.
No gestiono la educación. No tengo poder para decidir nada de lo que he propuesto aquí. No pinto nada más allá de lo que puedo decir en este blog o en Twitter. Es por ello que puedo estar totalmente equivocado en mis planteamientos ya que, como dice el título del post, son solo intuiciones acerca de qué creo que puede mejorar la educación. Eso sí, siempre con una máxima… si funciona, no lo toques. 😉
Descubre más desde XarxaTIC
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.