Lo reconozco. Aunque me esconda bajo una capa de carcamal educativo, lo que realmente soy es un innovador poco reconocido. No es solo haber sido capaz de pasar de defender ciertas modas a cuestionarlas abiertamente. Es estar escribiendo el primer libro sobre educación para mayores de 18. Y eso es algo que mola. Especialmente cuando lo estoy escribiendo sin ningún tipo de pseudónimo. Así, en pelota picada.

Cada cierto tiempo os voy comentando novedades por aquí o por las redes sociales del libro que estoy escribiendo. Un libro que incluso tiene su propia página y que, cómo seguramente los que me seguís sabréis, se titula a priori, salvo un cambio de nombre de última hora “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Hubiera sido un puntazo crear una cuenta de Twitter específica para el libro pero ya se me han adelantado algunos en esa idea. Además, estoy pasándomelo tan bien escribiéndolo que, salvo en mi única cuenta del pajarito azul (no como otros, que tienen tropocientas), no me apetece tuitear desde otro sitio. No sé si me explico.

Los de Newtral me acaban de decir que han verificado, a diferencia de lo de Villarejo, que es el único libro educativo que se ha escrito con un carácter erótico-festivo. Bueno, ya veis lo fiables que son estos de Newtral. Ni tan solo saben que todavía no se ha acabado de escribir. Es lo que tiene ser un folletín pagado por ciertos personajes con monederos abultados.

En el día de ayer publiqué el sexto capítulo para suscriptores. El menos pornográfico de todos los capítulos. Salen pocos penes, pocas tetas y muy poco vocabulario sexual. Algo sale. Además empieza con la letra de una canción de Mecano. Qué podría salir mal. Bueno, yo sí sé qué va a salir mal cuando se publique el libro en su totalidad. Por suerte ya no queda ni un sanatorio público en toda España y la lista de espera para que te deriven a salud mental hace que, antes de que lo hayan hecho, o bien ya te hayas suicidado o muerto por vejez. Es lo que tiene vivir en un país donde los servicios sanitarios, salvo en publicidad, jamás han sido nada del otro mundo.

Supongo que, al ritmo que voy, y pendiente de la revisión final que voy a hacer a finales de agosto (que es cuando, si todo va bien, haya pasado todos los capítulos de borrador a publicados para suscriptores), podré adelantar la salida del libro en formato digital para septiembre. No van a ser solo los de siempre los que publiquen en esas fechas. Ni tampoco los que llevan una editorial detrás. La autopublicación mola. Especialmente por la falta de cortapisas que te pones al escribir. Lo cierto es que estoy pasando todos los límites de la coherencia, el sentido común y el ser políticamente correcto. Por la izquierda y por la derecha.

Esta semana pasada he llegado a los 200 suscriptores. Ya sabéis que las métricas me las traen al pairo pero, en este caso sí que me interesa saber cuánto interés hay para libros de pornografía educativa. Todo es abrir el mercado. Aquí todo se compra y se vende. Incluso me he planteado, al llegar a los 1000, hacer un cambio de la portada con el Satisfyer por una foto mía en bolas. A estos niveles de despelote intelectual estoy llegando. Y repito, como digo a todo el mundo que me lo pregunta, me lo estoy pasando muy bien escribiendo esto. Esto, por no saber muy bien cómo taxonomizarlo.

¿Queréis participar en el primer libro porno sobre educación? Pues podéis hacerlo de varias maneras. La primera es difundiéndolo en las redes sociales, aprovechando el correo que vais a mandar al Ministerio de Educación para pedir la bajada de ratios y hacerles un poco de publicidad, haceros una fotografía subida de tono (léase rodeados de cervezas o de una opípara comida -o un esmorzaret valenciano-) y decir que estáis esperando ansiosamente mi libro o, simplemente, para los más atrevidos, publicar un tuit con un objeto sexual de vuestro trabajo (vale una tiza, un rotu de pizarra blanco, una memoria final de curso o un libro de texto) con el hashtag #educacion69. Vale una publicación en Facebook o una imagen en Instagram, siempre que aparezca esa relación.

Y la segunda, mucho más sencilla, aunque a precio de litro de gasolina con descuento (bueno, hace días que no pongo y no me he fijado a cómo va) para el nivel más económico, suscribiros desde aquí al libro para ir leyendo los capítulos que estoy publicando. Por cierto, tenéis un nivel 3 de suscripción, a precio de diez cafés, que permitirá que vuestro nombre esté asociado por siempre, por aparecer en las páginas finales del libro, al primer libro porno sobre educación.

No sabía que existían tantas palabras en el ámbito pornográfico como las que estoy descubriendo. Ya lo dicen los de la RAE. Tenemos palabras para aburrir. Y si las mezclamos con anglicismos o “gabachismos” no reconocidos, el acabose.

Buscar coherencia en mi libro es como buscar verdades en titulares o noticias de prensa sobre educación. Imposible salvo, claro está, que uno tenga mucha imaginación. Bueno, muchísima.

Muchas gracias a los que estáis confiando en el proyecto. Muchas gracias a los que lo estáis viendo con cariño. Muchas gracias también a los que lo estáis criticando. Sin esas críticas tan fundamentadas, procedentes de personajes, normalmente anónimos, de nivel intelectual inferior al de cuarto de Primaria, este libro no sería posible. Bueno, y sin los gurús. Qué sería de este libro sin los gurús que pululan en el ámbito educativo. Ya os lo digo yo: ¡nada!


Descubre más desde XarxaTIC

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.