Se entiende como facineroso, más allá de la definición de «persona malvada o de perversa condición» que nos da como segunda acepción la RAE, como aquel individuo que, carente de vida propia y con una frustración acumulada digna de un villano de película de serie B, se dedica a sembrar el caos y la discordia en las redes sociales. Estos personajes, escondidos tras la seguridad de una pantalla, encuentran su razón de ser en intentar hacer la vida imposible a los demás.

Sí, algunos de estos personajes pueden intentar amargarte la vida pero, por suerte y antes de abandonar la actividad, como hice yo, desde septiembre del año pasado alguna red social (léase X, donde actualmente solo comparto lo que escribo aquí o respondo mensajes directos) hay formas de lidiar con ellos. Y son, a mi entender, bastante eficaces.

La primera es ignorarlos por lo irrelevantes que son. Ellos sin que les hagas casito no son nada. La indiferencia es el peor castigo para los que buscan atención desesperadamente para huir de su triste vida fuera de las pantallas. Haz como si no existieran. Con tipos y tipas con los que jamás te tomarías nada con ellos, no te aportan nada en tu profesión, no les necesitas para nada y no se han incorporado a tu vida por relaciones familiares (léase cuñados y demás), ¿qué sentido tiene actuar con ellos?

A veces te puede salir el responder pero, si decides hacerlo, usa memes. Nada desarma más a un facineroso que una buena dosis de humor, un gatito haciendo de tirador turco o, simplemente, una foto de la imagen que dan desde la pantalla. Es que no puedes responderles de otra forma. Eso sí, no es de lo más recomendable porque, por desgracia, son personajes que no entienden el humor y van a pensar que responderles ya es darles un valor que no tienen.

Bloquea o silencia sin piedad. El botón de bloquear es mejor amigo en algunas redes sociales que el de silenciar. Silenciando te llegan, por ejemplo en X, a veces algunas de sus gilipolleces o aberraciones intelectuales. Ya no digamos la posibilidad de que, por terceros, tengas curiosidad por saber, en una conversación que están teniendo con alguien a quien sigues, lo que están diciendo. Eso sí, por desgracia, estos personajes, al no tener vida, normalmente se crean varios perfiles para poder seguir dando la lata desde sus cuentas B, C y D. Es lo que tiene no tener vida. Es lo que tiene que ni tu familia te soporte. Es lo que tiene ser irrelevante en la vida real.

A veces esta gentuza se pasa de la raya. Si lo hacen, reporta su comportamiento. Las plataformas tienen tienen mecanismos para lidiar con estos personajes. Luego, sigue con tu vida como si nada. Y si, en ocasiones ves que están cruzando todos los límites habidos y por haber, dales un susto denunciándolos al juzgado más cercano. La pena es que va a tardar en resolverse el asunto pero, solo por el cague que van a tener algunos cuando les llegue la notificación judicial, ya vale la pena. Eso sí. Solo si es grave. Para discusiones del Chiquipark no vale la pena embarcarte en acudir a esas instancias.

No alimentes al troll. Lo sé, en castellano es trol, pero me sigue saliendo con elle al final. No me lo tengáis en cuenta. Más allá del inciso acerca de si es troll o trol, intenta no responder con argumentos serios a determinados personajes. Es como echarle gasolina al fuego. No les des el placer de una discusión. Recuerda que no puedes razonar con alguien que no quiere razonar. Es imposible. Y además, ellos y su grupo de amiguetes (sí, este tipo de personajes tiene otros facinerosos a su alrededor) son expertos en manipular y en, cuando se ven vendidos por no tener argumentos, echarte a sus hordas sobre ti para intentar hacerte todo el daño posible.

Usa la ironía a tu favor: Si decides entrar al trapo (algo que ya he dicho que no es lo más recomendable), hazlo con ironía. Nada desarma más a un facineroso que darse cuenta de que no lo tomas en serio. Eso siempre y cuando entiendan que te estás riendo de ellos. No siempre lo entienden. Bueno, en muchas ocasiones, al estar obsesionados con hacer el facineroso, no lo entienden.

Crea una lista negra de indeseables. Ten una lista de usuarios a los que no vale la pena prestar atención. Así, cuando veas sus nombres en alguna conversación, sabrás que es mejor pasar de largo. Se ahorra mucho tiempo y esfuerzo. Muchísimo.

Si esos tipejos te vienen por alguna red que permite los comentarios, desactívalos. No tienes por qué aguantar los improperios de nadie. Yo soy más partidario de moderar esos comentarios, tal y como hago, por ejemplo, en el blog. Pero mi blog tiene más recursos de administración por mi parte que los comentarios que algunos pueden hacer en las redes sociales. Eso sí, el otro día descubrí en Facebook (también me muevo por redes de viejunos) que puedo eliminar mensajes y bloquear a usuarios y a las futuras cuentas que puedan crearse.

Rodéate de gente positiva. Llena tus redes de personas que aporten cosas buenas. Así, los facinerosos quedarán relegados a un segundo plano. Y piensa que hay mucha más gente que aporta que gente que destruye, insulta o agrede. Por suerte la gente buena está, no solo en redes sociales, en una proporción mayor. Eso sí, los algoritmos de las redes sociales hacen que estos facinerosos tengan una mayor visibilidad porque, si os fijáis, siempre son más viralizados los mensajes de odio o polémicos en las mismas. Sin obviar que, gracias a hacer daño y decir boludeces, estos personajes consiguen cada vez más seguidores. Por cierto, lo de rodearte de gente positiva, también es para aplicarlo en tu vida personal.

Y, finalmente, recuerda que no es personal: La mayoría de las veces, los facinerosos proyectan sus propias inseguridades y frustraciones. No te lo tomes como algo personal. Ellos son los que tienen el problema, no tú.

Nada. Un decálogo, basado en mi experiencia previa, que comparto con vosotros por si os puede servir. A mí, sinceramente, ni tan mal.


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