Ayer me creé una cuenta en TikTok y subí mi primer vídeo. Un vídeo en el que dejé claro que, ni debería comprarse un móvil antes de los once años, ni debería usarse esta red social para comunicarnos o dar clase para nuestro alumnado. Sí, así de tajante. TikTok no es una red social, al igual que tampoco puede serlo OnlyFans, Grinder o Tinder, para nuestro alumnado de etapas obligatorias. Especialmente después de ver el uso habitual que están dando a la misma.

Seguro que algunos me diréis que el problema es el uso y que no se está educando en cómo usar la misma. A la mierda con el discurso. No cuela. Es el mismo argumento que usan los defensores de tener armas en Estados Unidos. Y ya sabéis todos la cantidad de “accidentes” e incremento de la violencia que se da entre alumnado con esas, supuestamente, armas de fuego que solo hacen “pupita” cuando se usan mal o cuando no toca. Repito, si os pasáis por TikTok veréis que no es una red social para vuestro alumnado. Y que plantearse usarla como docentes es un error. A veces debemos pensar no solo en qué puede ser útil para nuestro alumnado. También debemos pensar en qué inconvenientes puede tener usar tal o cual cosa en nuestras clases.

Hay redes sociales y herramientas que pueden ser útiles para el aprendizaje. Un canal de YouTube, una cuenta en determinadas redes sociales para publicar información interesante para el alumnado, imágenes y diseños, etc. puede ser algo fantástico. Usar herramientas de comunicación potentes, no para publicar qué hace el alumnado y sí para publicar videotutoriales, lecturas o noticias que creemos que son de interés para nuestro alumnado, es algo que puede ser considerado un complemento brutal a las clases presenciales. Nunca como sustitutivo. Nunca planteando que eso ahorra la explicación en el aula. Nunca planteándose que fuera del centro es donde debe darse el aprendizaje. Estoy hablando, claro está, de etapas obligatorias.

Claro que debemos poner puertas al campo. Al menos en el ámbito educativo. Yo no voy a permitir que se usen determinadas herramientas en mi aula que considere que no son adecuadas, o bien a la edad o bien al objetivo que quiero. Tampoco voy a poner en riesgo la privacidad de mi alumnado haciendo que dé sus datos a determinadas empresas tecnológicas. Es que para eso soy docente y debo gestionar bien qué y cómo usarlo.

TikTok no es para nuestro alumnado. Otra cuestión es que, en el uso que voy a darle como sustitutivo de las servilletas en las que iba anotando ideas, a mí me sirve. Eso sí, me sirve en el contexto en el que me he planteado su uso. Jamás voy a usar esta red social para temas educativos en los que deba interactuar con mi alumnado. Tengo muy claro como profesional la gestión que debo hacer de las redes sociales en el aula. E insisto, al igual que no usaré otras cosas con mi alumnado, tampoco voy a usar TikTok. Ni considero necesario que sepan que estoy publicando vídeos, tengo blog o cuenta en otras redes sociales porque, como siempre os he dicho, mi vida digital me la planteo desde la premisa de ser una bitácora personal compartida en la red sin ningún tipo de objetivo pedagógico ni de promoción personal.

Domingo. El día de la paella. Un día menos para vacaciones. Y eso es algo que, a un docente vacacional como yo, le anima.

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