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¿Se está acercando mi límite profesional?

Llevo más años trabajados en el aula, y unos pocos fuera de ella en tareas más “grises” (en sentido positivo del color), que los que me quedan antes de jubilarme. Llevo dando lo mejor que sé, aprendiendo hasta el infinito, negociando profesionalmente conmigo mismo y replanteándome mi manera de entender mi trabajo, muchísimos años. Ya empiezo a entrar en el club de los pata negra. Y no, no estoy diciendo que sea mejor ni peor docente que los que aterrizarán en el sistema educativo, ni sepa más ni menos de gestionar ciertas cosas que los que van a entrar este curso que viene a gestionarlas. Simplemente estoy diciendo que ya he atesorado errores, fracasos, experiencia y bagaje suficiente, debido a mis inquietudes personales, que hacen que pueda preguntarme si estoy llegando al límite profesional.

Sé más de TIC de las que pudiera nunca necesitar en mi profesión. Sé que aparecen nuevas herramientas a diario y, seguramente, habrá otras de uso obligatorio porque serán incorporadas por parte de la administración educativa. Pero no me preocupa, porque si he sabido aprender estos años sin apoyo de nadie, puedo seguir haciéndolo en los años que me queden. Pero el ir picoteando y probando de aquí y de allí ha dejado de tener su sentido. Estoy en un nivel de competencia digital suficiente para no tener que preocuparme. No estoy exagerando. Estoy diciendo la realidad.

En cuanto a mi asignatura, salvo reformular algunas cosas que he ido incorporando en los últimos años que di clase (robótica, impresión 3D, programación, etc.) no hay novedades en el currículo. Tampoco hay un cambio de dotaciones ni nadie que se plantee darle un vuelco a qué supone la Tecnología en la ESO. Creo que está muy mal formulada y que alguien debería meter mano para decir claramente cuál es el objetivo de mi asignatura. Y no creo que sea hacer tangrams ni cortar maderitas. Pero para eso se necesita reformular en profundidad, encontrarle el sentido y el encaje más adecuado. Todo ello con las nuevas dotaciones, asociada a una formación exigente y eficaz, para que los docentes de la misma podamos implantar esas “novedades” con nuestro alumnado. A diferencia de otras asignaturas, hay algunas que sí que debemos de innovar sí o sí. La tecnología (incluyendo en la misma la informática) no tiene sentido que se dé como cuando empezó con la LOGSE. Pero, por favor, nada de innovar a lo loco o solo sustituyendo un martillo por un programa informático que simule un martillo.

¿Formación? ¿En qué puedo formarme? ¿En neuromierdas? ¿En un ABP que no creo y que estoy convencido de que no sirve como método universal, además de ser absurdo en mi asignatura donde ya se trabaja con proyectos? ¿En flipped? ¿Realmente es necesario que haga vídeos caseros? Y ya no entro en el sinsentido en el que caía hace años de ponerme a redactar materiales para cada curso. No es mi función hacer materiales. A pesar de ello, creo que es algo en lo que volveré a caer este año pero, sinceramente, sabiendo que son infinitamente peores que materiales diseñados por personas que se dedican a ello. Otra cuestión es ir añadiendo cosas a esa base que se nos suministra o, simplemente, plantearse un rediseño en función del contexto con el que me encuentre. Pero, ¿para qué formarme salvo para los sexenios cuando me toque? Con la calidad de formación que ofrecen las administraciones, más del 90% de los cursos de formación que se ofrecen son morralla, con un material bastante deficiente, para que la impartan los amigos o conocidos. O esos que tienen seguidores en las redes sociales o se mantienen de perfil ante cualquier decisión de su administración.

Me encanta mi profesión. Seguramente si volviera a nacer me gustaría, salvo que tuviera dinero o me tocara la lotería, dedicarme a lo mismo. Otro tema es que me guste tanto mi profesión en la faceta de dar clase como en la de gestión. Me gustaría poder tener margen para gestionar y tomar decisiones. Me gustaría poder decidir (que no es plantear) el rumbo de determinadas cuestiones educativas. Eso sí, lamentablemente, reconozco que es un sueño porque, al final, mi situación personal es compleja y mi salud es la que es. Pero temporalmente…

Estoy de vacaciones. Pienso demasiado en el futuro. Me planteo qué voy a hacer los años que me quedan hasta que me jubile o me jubilen (no, no por ser mal profesional -o eso espero-). Me gusta pensar en qué podría mejorarse. También me gusta cuestionar ciertas cosas. E, incluso, abro ciertos proyectos porque necesito llevar un determinado ritmo. Quizás hasta me plantee colaborar en ciertos proyectos educativos que, desde el ámbito privado, me ofrecen cada cierto tiempo. Pero lo que sí que tengo claro es que mi límite profesional se está acercando. He ido muy rápido quemando etapas, pero he de decir que las he ido disfrutando como nadie.

No me hagáis mucho caso. Seguro que aún me queda cuerda para rato. Otra cuestión es que la cuerda que se me dé, cada vez se agote antes.

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