Al igual que se innova en cuanto a praxis metodológica, se analizan sueños de barracudas para demostrar determinadas neurocosas, se usan aparatos edusatisfactorios que vienen avalados por la multinacional X, se saliva abundamentemente al acudir a jornadas donde los mismos de siempre te dicen lo mismo que ya querías creerte o, simplemente, se mezclan determinadas siglas para decidir que eres un innoeducador o evangelizador de la web 2.0, ha llegado el momento de hablar de los nichos de negocio emergentes en el ámbito educatibo. Sí, he escrito educatibo y no se trata de ningún error ortográfico. Si algunos se pueden pasar las evidencias por el forro e inventarse listas de los Reyes Godos, yo puedo hacer lo mismo con la ortografía. ¡Chúpate esa Reverte!
Va, vamos a ver cuáles son los negocios que se vislumbran en el futuro (aunque algunos ya son del presente o, simplemente revivals del pasado).
Pues en primer lugar, están apareciendo los traficantes de competencias. Esos que mezclan cosas, le dan al gintonic y emulan Breaking Bad, para traernos lo mejor de las competencias educativas. Básicas, líquidas y granizadas. Igual que la horchata. Acabáramos. Bueno, sustitúyase por traficantes de estándares, indicadores o cualquier otro concepto igual de surrealista.
Normalmente el traficante de competencias podría estar pluriempleado y duplicar el rol. Así podría convertirse también en buhonero de metodologías. Lo mismo que antaño el que iba con sus remedios maravillosos contra la calvicie y con afrodisiacos varios. En ese caso era calvo y no follaba, pero bueno, el ejemplo en un negocio emergente no lo es todo. Menos aún si toca arriesgar poco. El humo metodológico es muy barato. No te obliga ni tan siquiera a invertir en tarros de cristal. Eso sí, si lo quieres vender enlatado, usar botes de alubias, garbanzos o similares pasados por el Fairy, salvo que queráis cobrar un plus por el olor.
Otro negocio que también puede estar bien es el de adulador de la Alegría. Sí, he escrito Alegría en mayúsculas. Vale su alternativa, menos reconocida, de adulador del Consejero/a del ramo. En mi caso sería adulador del Marzà o del Soler. Sé que no es lo mismo porque mola más la adulación macro que la micro.
El contador de cuentos educativos de terceros también es un negocio en boga. Solo tienes que invertir en crearte un perfil en las redes sociales y empezar a reproducir todo lo que veas que hacen otros en sus aulas. Ni estás cerca de los mocos ni de los mocosos. Y ya no digamos el placer de tener lejanía de alumnado hormonado. Como bonus, también se puede complementar con padrino 2.0. Apadrinar proyectos es más fácil que hacerlos. El aire acondicionado importa. Y más en tiempos de cambio climático. Por cierto, el nicho Greta Thunberg educativa también tiene su futuro.
Veo mucho futuro también a los creadores de libros de autoayuda docente (que, como requisito, nunca deben haber pisado el aula o haberla dejado para vender libros). Ojo, nadie todavía se ha planteado un Tinder docente. Y ahí, viendo la cantidad de docentes desaparejados o aparejados con ganas de cacho exógeno, hay negocio. A ver, seamos sinceros, primero se prueba el producto y después se decide. Hacerlo a la inversa es siempre un error. Vale para cualquier producto. Incluyendo parejas. Es que no entiendo tantas ganas de amores rápidos cuando para comprar un coche estamos meses buscando por internet, probando cientos de vehículos y revisando hasta la coma de la letra pequeña del préstamo. Y una pareja es mucho más importante que un coche.
Lo de engrosar como guerrilleros de la OCDE, del Banco Mundial, de la Fundación Bofill y un largo etcétera de organizaciones edumilitares (en mi mente calenturienta, claro está), también tiene su futuro. Es que son capaces de sacar l’Escola Nova 22 y buscar a edumatones con doble grado en jiu jitsu y triple en asistencia a jornadas impartidas por cualquiera de los eduspeakers de moda. Toca prepararse con tiempo porque, habiendo metido el pie algunos en la administración educativa (la catalana en este caso), llegará el momento de desplegar sus hordas.
También existirá el tertuliano educativo (debe tener cuenta de Tik Tok), el mamporrero 2.0 (ávido de defender los ámbitos, las emociones o desinclusión educativa), el vendedor de churros TIC, el edugurú y el que da/dará clases en másters de corte de sandías.
Hay mucho negocio emergente en educación. Es hora de subirse al carro. No seas un pringado. El futuro empieza hoy. Prepárate, haz gestos con la boca para que no se te desencaje la mandíbula al hacer ciertas cosas y, como siempre, no muerdas nunca la mano del que te va a dar de comer. Haz o compra una web para venderte. Sigue en Twitter a todos los docentes guays (si no son guays, no los sigas). Retuitea todo lo que dicen. Métete en conversaciones de la que no tienes ni pajolera idea. Y, de ninguna de las maneras, se te ocurra decir que te has equivocado. Que de Rey solo hay uno. Bueno, había uno. Ahora tenemos el oficial y el emérito. Sí, igual que los Papas aunque, en este caso, no sé qué rango le han dado al que han metido con las monjas.
Será el calor…
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