Hace muchísimo tiempo que tengo claro que el agrupamiento por edades fisiológicas es un error. También tengo claro que, al menos en la ESO (me gustaría remarcar, etapa obligatoria), deberíamos facilitar el mismo aprendizaje a todo el alumnado. No deberíamos ni perjudicar al alumnado que más puede, ni al alumnado que más ayuda necesita. Y eso es algo que, como todos los que estamos a pie de aula sabemos, con la estructura actual de la ESO es imposible.
Por eso, si os parece, en este post voy a plantear algo, con algunas pequeñas diferencias y matices, que llevo mucho tiempo planteando: la posibilidad de realizar la ESO a la carta por parte de todo el alumnado. Y olvidarnos, de una vez, de la necesidad de tener una cierta edad para hacer ciertas cosas, eliminando el concepto de repetición global. Sí, yo también creo que una repetición al uso no sirve de nada. No lo digo yo. Lo dice mi experiencia y los datos.
¿Os imagináis plantear la ESO como ocho cuatrimestres (no me gusta lo de los trimestres, aunque sé que este planteamiento debería llevar a racionalizar los períodos vacacionales a lo largo del curso), con contenidos muy bien enlazados en cada una de las asignaturas, que se impartieran, y totalmente flexible en la realización de los diferentes módulos cuatrimestrales?
Lo anterior permitiría, por ejemplo, que el alumnado al que le cuesta más las Matemáticas, pudiera repetir módulos (pero no cursos completos). Y podría estar haciendo, si se dividen todas las asignaturas en ocho módulos, el módulo 2 de Matemáticas, el 4 de Lengua y el 6 de Educación Física. A lo mejor no todas las asignaturas deberían establecerse como modulares. Para eso deberíamos hacer un diseño a fondo de las posibilidades con las que nos podríamos encontrar. Por cierto, también podríamos realizar evaluaciones que permitieran, por ejemplo a mitad de cada uno de los módulos, que el alumnado pudiera moverse «hacia arriba» en medio de cualquier módulo. Algo que obligaría a tener una estructura de módulos flexible.
Lo anterior se puede hacer. Lo he simulado para mi centro educativo, con el profesorado que tenemos y la cantidad de grupos de ESO que existen (más de 25) y se puede hacer. Otro tema es que lo anterior debería llevar un diseño establecido por parte de la administración educativa. Y, en caso de optarse por lo anterior, en lugar de hacer como siempre… todos a la vez y vamos a ver qué nos podemos cargar… sería cuestión de establecer centros piloto para ello. Centros que deberían ser representativos (de grandes urbes, rurales, con alumnado de barrios complicados, de barrios pudientes, etc.). Es que la evaluación antes de aplicar alguna medida global debería existir siempre.
Tengo claro que todo el mundo debe sacarse la ESO. La escolarización hasta los 16 es algo imprescindible. Eso sí, también lo es que parte de ese alumnado, que acaba fracasando en los estudios (normalmente por temas de fuera del centro educativo), consiga reconducirse en los centros educativos. Algo que no es posible con el modelo actual donde, la estructura tan rígida de nuestro sistema educativo, acabe convirtiendo esa disrupción que plantean, en un perjuicio para el resto de sus compañeros. Y debemos velar por ellos y por sus compañeros. Algo que algunos siguen sin entender.
El objetivo de esta propuesta es que TODO el alumnado acabe la ESO. Que la tasa de los que no alcanzan los aprendizajes exigibles (los mismos para todos) sea irrelevante. Que, en definitiva, se pueda mejorar la calidad educativa porque, al final la calidad educativa no consiste solo en tener los mejores médicos. La calidad educativa consiste en tener los ciudadanos más preparados y formados se dediquen a lo que se dediquen en el futuro. Y la ESO es una etapa por la que todos están obligados a pasar. Así pues, hagamos que aprendan. Ya sabemos que con el modelo estanco actual de cursos-bloque no funciona. Pues hagamos otra cosa.
Como digo siempre, si algo funciona en educación, no lo toques o dale unos «pequeños toques» para que funcione mejor. Eso sí, si algo no funciona, cámbialo.
Se trata de una propuesta que debería llevar asociada una reformulación curricular y de asignaturas. Pero bueno, todo es cuestión de querer hacerlo. Y yo, dentro de mis limitadas posibilidades como docente de aula, tan solo puedo proponerlo en los foros que puedo. Uno de ellos, aquí.
Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉
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