Tenemos menos alumnado por aula que hace treinta años. El alumnado y el profesorado es igual de bueno o malo que antes. Los recursos tecnológicos se han multiplicado hasta el infinito. Cada vez hay más interesados en aportar productos educativos porque la educación se ha convertido en un negocio. La inversión en educación por alumno está, a pesar de haber bajado desde el 2008, en rangos jamás vistos cuando todavía existía la EGB. Además, cada vez son más las Facultades de Magisterio y más horas de formación, tanto a profesionales que van a impartir clase en los CEIP como en los IES. Antes no había ni tan solo CAP. Ahora ya hay un máster que dura tropocientas horas. Y ya no digamos la cantidad de personas que trabajan en la administración «más lóbrega», que se han multiplicado por mil. Entonces, ¿qué pasa?
Sí, me estoy preguntando por qué no mejora la educación en nuestro país. Me estoy preguntado por qué no se ha mejorado la competencia en inglés para el alumnado cuando se da inglés desde el destete y antes solo, de forma muy light, se empezaba a partir de sexto con muy pocas horas de la asignatura. ¿Por qué hemos introducido Tecnología o Informática y no ha mejorado la competencia digital del alumnado frente a la nada? ¿Por qué tampoco, con más horas de Educación Física y Música -sí, hay más horas en el currículo-, con profesionales mucho más preparados (INEF prepara fantásticamente bien a los profesionales que están dando clase en Secundaria y ya no digamos los Conservatorios), se ha mejorado la cultura musical y física del alumnado?
Todas las inversiones y datos que afectan a los centros educativos deberían dar como resultado una mejora espectacular en el aprendizaje de nuestro alumnado. Y, a pesar de ello, en lo único que ha mejorado ha sido en datos que no implican esa mejora. Tener más titulados de ESO, gente que abandona menos los estudios o, simplemente, menores tasas de «partes disciplinarios», no implican que ese alumnado aprenda más. Y no, no me vengáis con que la culpa de que no mejore la educación es la venta de ciertas metodologías homeopáticas porque, al final, de docentes que hacían cosas raras en sus aulas había antes y ahora. Lo mismo que en cuanto a las familias. El nivel socioeconómico de las familias, a nivel global, es el mismo. Otra cuestión es su capacitación cultural pero, sinceramente, tampoco hay variaciones. Hablo, como podéis entender, a nivel macro.
Entonces, ¿qué pasa? ¿Dónde estamos fallando? ¿En el currículo? ¿En que es demasiado extenso? Ya lo era antes y ahora tenemos más recursos en las aulas para que los datos arrojaran mejoras apreciables. ¿En las estrategias de gestión de aula? Tampoco vale porque, sinceramente, estamos haciendo lo mismo que se hacía antaño. ¿En una menor implicación de los actores del sistema? Pues va a ser que no. Hay el mismo porcentaje de docentes y familias implicadas en el aprendizaje del alumnado. Y el alumnado es el mismo. Ni son más inteligentes, ni son más tontos. Son los mismos que estudiábamos EGB. Con las mismas pocas ganas de aprender que antes y con las mismas capacidades.
Solo se me ocurren (y aquí ya estoy suponiendo porque no tengo datos más allá de intuiciones) algunos motivos por los que todo lo que se ha abocado (a nivel de recursos) en los centros educativos no haya tenido su repercusión en el aprendizaje del alumnado: la segregación cada vez más brutal en muchos centros, no solo públicos aunque en estos es más una segregación por «niveles» en algunas asignaturas, por estatus de las familias o, simplemente, la aparición de la tecnología y su irrupción descontrolada en la sociedad. Si a lo anterior añadimos la bazofia que ofrecen en la mayoría de televisiones (no doy nombres pero se intuye), la cantidad de horas que nos pasamos con los dispositivos y la, cada vez más brutal campaña mediática contra cualquier cosa que suponga esforzarse, amén de dar nombres raros a fracasos sociales (coliving,…) y pontenciar un falso mensaje de positivismo emocional extremo, quizás podríamos encontrar las causas de que no mejoren los resultados de nuestro alumnado.
Por cierto y añado para que nadie me malinterprete… no estoy diciendo que el alumnado globalmente aprenda menos ahora que antes. Estoy diciendo que con la cantidad de recursos invertidos, la repercusión de los mismos ha sido nula para mejorar ese aprendizaje. ¿Qué pasaría si alguien se pusiera a analizar realmente qué es lo que falla en nuestro sistema educativo? Quizás es que lo que falla no es nuestro sistema educativo, pero no tengo datos porque a nadie le interesa recogerlos. Un sistema educativo que, aunque algunos se crean que puede solucionarlo todo y son superhéroes cuando dan clase, tiene las limitaciones que tiene. Algo que no excluye mejorarlo. Y visto el estancamiento de las últimas décadas, creo que hay margen de mejora.
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Entiendo por tu comentario que hay un hecho incontestable: no mejora la educación y las causas parecen ser complejas por número e interaciones entre ellas, externas e internas al sistema, pero actuando sobre el mismo tipo de sociedad.
Falta decidir o consensuar qué es «mejora en educación». Puede ser que haya que empezar por ahí. Habrá quien piense que la educación buena y mejor consista en adquirir más conciencia social y sentido cooperativo o quien diga que formación de espíritu nacional patriótico es lo más, o adquirir valores cristianos o ser liberal o lo que la ideología y conciencia de cada cual piense. A fin de cuentas estamos en una sociedad diversa.
Sin embargo, durante la pandemia, uno de los temas más preocupantes parecía lo que denominan «conciliación de la vida laboral y familiar», esto es, que el centro educativo es donde dejar a los niños mientras trabajo o hago lo que me de la gana. Y poco más.
¿No será que para mejorar la educación en el sentido que sea hay que tener claro primero cúal es la función principal de la educación en un país?.
Toda la razón. Para mejorar la educación, primero debemos decidir cuál debe ser (en caso de que la hayan cambiado) la función de la escuela y entonces analizar si está cumpliendo la misma. Si se decide que la escuela es solo un lugar para permitir la conciliación de la vida familiar, pues sobran alforjas y podemos dedicarnos a otra cosa. Incluso podemos abaratar costes ya que podríamos poblarla de monitores de tiempo libre. Todo va a depender, como bien dices, de la respuesta a esa pregunta. Por ahora, sin respuesta, me quedo con la función de que «el alumnado aprenda». Un saludo.
Buenos días Jordi. El aprendizaje de nuestros estudiantes en el aula no mejora debido a que la mayor parte del profesorado no conoce cuáles son y cómo aplicar los factores clave que hacen que los estudiantes aprendan.
En este caso discrepo. No creo tanto en que la mayor parte del profesorado desconozca los factores clave que hacen que los estudiantes aprendan, como la existencia de un modelo educativo (demasiado politizado) que no entra a fondo en las necesidades reales que tiene el alumnado. Y ojo, no estoy tirando balones fuera pero creo que el contexto marca mucho. Un saludo.