La verdad es que estoy un poco harto de “aulas huevera” y personajes cuya máxima es culpabilizar siempre al docente o a su estancamiento profesional de todos los males de la educación (léase la entrevista al impulsor de la hiperaula o “aula huevera”). Me chirría el discurso de “metodologías activas para fomentar las competencias del siglo XXI” tal como dicen en el vídeo de merchandising de la nueva idea del Ministerio de Educación que os reproduzco a continuación.

En definitiva, me chirrían las aulas del pasado vendidas, por haberles metido con calzador las TIC y saneado las cuentas de determinadas empresas, tanto del sector tecnológico como del sector del mueble (ahora, a la misma empresa que suministra las sillas verdes y mesas, se les va a comprar las sillas de pala con ruedecitas que son, por lo visto, de lo más innovador).

Fuente: INTEF

No es por nada pero, sinceramente hay cosas más importantes que el despliegue de toda esta parafernalia. Bueno, debe ser que los que lo proponen no han pisado un centro en eones ni han leído nada de pedagogía porque el tema de esos espacios y su aprovechamiento que venden ya es algo que se hace desde que Montessori lo popularizó. Bueno, tampoco deben saber que en algunos centros hay talleres de radio (bueno, había, porque ahora se han quedado pequeños y se aprovechan hasta los baños para dar clase) o que, el invento de hace bien poco de los Jesuitas montando algo similar en sus centros, junto con la codocencia, ha llevado a unos resultados desastrosos en su alumnado.

Fuente: https://h2020.fje.edu/

Hay centros educativos cayéndose a trozos, personal de enfermería y de apoyo inexistente, espacios que no pueden asumir a todo el alumnado en condiciones dignas (tienen más espacio por ley los cerdos en una granja que nuestro alumnado), falta de formación al profesorado en cosas que le permitan mejorar sus saberes y praxis docente,… para dedicarnos a invertir cientos de millones de euros en estas chuminadas campestres. No, la solución no es el mobiliaring ni el cachivaching. La solución pasa por evaluar centro educativo a centro educativo y ver qué se necesita. Y trabajar conjuntamente con otros Ministerios o Consejerías. Es que, al final el merchandising educativo no sirve. Y esto queda muy bien pero no sirve de nada. Serviría dotar individualmente a cada centro (a nivel de recursos humanos y materiales) en función de sus necesidades. Serviría hacer pilotos y comprobar/evaluar/analizar si determinados cambios mejoran el aprendizaje del alumnado. Sin manipular el modelo de evaluación. Es que si debemos adaptar la evaluación a los resultados que debemos obtener para justificar ciertas cosas, apaga y vámonos.

Me voy a ahorrar decir qué me parece el “kit del aula del futuro“. Y ya no digamos lo siguiente…

Fuente: https://auladelfuturo.intef.es/kit-aula-del-futuro/

Me sobran relatos inspiradores, fábulas y fabuladores y me falta, por desgracia, conocimiento de aula. Es que a mí que pidan a los niños que “pinten el aula como les gustaría que fuera” me parece surrealista. Y que a eso, mientras se tocan sus partes con fruición, se dediquen cientos de liberados de aula, al coste que ello supone, me parece de vergüenza. No sé cómo nadie se opone a tirar tanto dinero público.

No se trata de coger un tren a velocidad máxima como si hubiéramos de escapar de una horda de zombis. Se trata de pensar si tenemos las vías, los vagones, los maquinistas y si los pasajeros van a llegar a su destino. Una vez hecho lo anterior, si queréis nos ponemos con el aula del futuro. Pero ir al futuro sin pensar en el pasado es estar abocado a cometer errores. Bueno, parece que el dinero sobre porque, sinceramente, todos los proyectos financiados por Europa acaban despilfarrándose en un gran porcentaje. Solo hace falta ver muchos proyectos de Erasmus en los centros educativos de Secundaria que se convierten en viajes pagados para los docentes, sin ningún tipo de control posterior, más allá que hagan una página web contando sus vacaciones. Es que no lo entiendo.

Como he dicho antes, hay cosas que van antes que otras. Y el que no quiera entenderlo que no lo entienda pero, con los datos en la mano, ¿alguien cree que la preocupación principal de la educación en nuestro país debe ser poner sillas con ruedas y realizar cursos de formación para docentes para saber gestionar su velocidad de giro? Yo creo que no, pero vista la gran cantidad de defensores de estas cosas (cosa que me sorprende porque algunos están en el aula y saben qué les falta -y no es esto-) a lo mejor estoy equivocado.

Finalmente una aclaración. Ya veis que últimamente matizo muchas cosas porque la gente lee o entiende lo que no he dicho en ningún momento. No estoy en contra de mejorar la digitalización de los centros educativos mediante proyectos serios. No estoy en contra del uso de las TIC. No estoy en contra de tener laboratorios “para experimentar” (no solo en digitalización). Lo que estoy en contra es de este tipo de proyectos sin planificar, centrados más en la herramienta que en el uso que va a darse de la misma, sin una formación bien diseñada, sin comunicación y personalización a los centros educativos y sin, por desgracia, atender primero a otras prioridades muchísimo más urgentes que tiene nuestro sistema educativo. Conviene recordar una máxima básica en economía (no solo) educativa: si destinamos un euro a A, estamos detrayendo ese euro de B.


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